James Gray rinde homenaje en Cannes a la inmigración y a la esperanza del sueño americano
- Marion Cotillard y Joaquin Phoenix encabezan el reparto de The Inmigrant
- La película supone una mirada nostálgica al origen de los Estados Unidos
- Mads Mikkelsen, mejor intérprete de 2012, presenta Michael Kohlhaas
The Inmigrant es un evidente homenaje a los millones de inmigrantes que entraron en EE.UU. a través de Ellis Island, y que mantienen "habitable, flexible y brillante" su país, en palabras de su realizador, James Gray, que ha presentado este viernes el filme en la competición de Cannes.
Marion Cotillard y Joaquin Phoenix encabezan el reparto de esta película, tan bien rodada como poco original en su historia.
"La verdadera América es una mezcla cultural" que proporciona una "increíble riqueza y profundidad" a la sociedad, ha afirmado Gray en la presentación ante la prensa de su película.
Con unas preciosas imágenes, The Inmigrant es, sobre todo, una mirada nostálgica al origen de Estados Unidos, a la fuerza de unos inmigrantes de los que proceden el 40% de la población actual del país, resalta Gray.
Por eso ahora, cuando se debate sobre la inmigración latina, a Gray le gusta recordar que los adjetivos que se les dedica -"perezosos, sucios y estúpidos"- son los mismos que se decían de los irlandeses, los italianos o los judíos.
"Es el mismo argumento de los últimos cien años en Estados Unidos", afirma Gray, que considera que después de tanto tiempo hay que "aceptar que son parte de la riqueza de la sociedad".
"Me encantaría que no existiera ese racismo, esos prejuicios", agrega el director, que lo que ha tratado de hacer con su película es mostrar el duro tránsito de esos inmigrantes hasta que finalmente podían establecerse en la prometida tierra americana.
Pero hacerlo con la distancia que proporciona el paso del tiempo sobre una situación por la que pasaron más de 12 millones de personas, el número de inmigrantes que llegó a Ellis Island mientras estuvo abierta de 1892 a 1954.
La esperanza del sueño americano
La historia que cuenta la película es tan dramática como conocida y tratada mil veces en el cine. Una joven polaca, Ewa (Cotillard), llega a Ellis Island con su hermana huyendo de las consecuencias de la Primera Guerra Mundial y con la esperanza de lograr el sueño americano.
En el camino se cruzan un hombre sin escrúpulos (Phoenix) que controla a un grupo de chicas que actúan en espectáculos y ejercen la prostitución, con el único elemento positivo del buen trato que les proporciona.
Nada nuevo en una película sólida y con una estética muy cuidada, inspirada en la pintura y en la ópera, ya que el director pretende que los espectadores sientan las grandes emociones propias de la ópera.
Y para la que Cotillard tuvo que aprender a hablar polaco sin acento, el "gran desafío" de este trabajo para la actriz.
La intérprete, radiante de blanco y con un moño alto, ha señalado este viernes que el lenguaje es parte de un todo y le gusta "crear un personaje con su propio lenguaje físico, su propia voz y su manera de hablar".
Y cuando "tienes que aprender un lenguaje extranjero, eso te ayuda a crear el personaje", por la forma de situar la voz, que es completamente diferente de un idioma a otro.
Aunque también consideró "bastante desestabilizante" el no saber si estaba hablando el polaco tan perfectamente como requería el papel. "Yo era capaz de darme cuenta cuando cometía grandes errores, pero no si era perfecto o no" el acento y eso era "frustrante".
La "inteligencia emocional" de Cotillard
Una actriz que el director apenas conocía -ha reconocido que ni siquiera había visto La vie en rose, el filme por el que Cotillard ganó el Óscar a la mejor actriz- pero sintió al conocerla que tenía la "inteligencia emocional" necesaria para el papel.
"En cuanto sientes esa inteligencia en un actor, sabes que es fantástico", ha dicho Gray, que considera esa sensación "suficiente" para escribir el papel para la actriz francesa.
Además ha destacado su "increíble cara", similar a las de Lillian Gish o Louise Brooks, un "rostros de cine mudo".
Junto a Cotillard, Joaquín Phoenix, tan solvente como suele, que no estuvo presente en Cannes por encontrarse en medio de un rodaje, y Jeremy Renner, el 'bueno' de la película.
De Phoenix, el realizador ha explicado que buscaba un actor que tuviera un profundo conocimiento del cine pero también sobre el comportamiento humano.
"Es tremendamente inteligente y sensible. Vive por el proceso de creación, por el momento en el que pueda discutir sobre su personaje", ha indicado Gray.
Mientras, de Renner señaló haber visto todas sus películas y adorar a este actor que le presentó la directora Kathryn Bigelow.
Un trío de actores para una película que en parte fue rodada en Ellis Island, un lugar convertido en museo de la inmigración y uno de los más visitados por los turistas que viajan a Nueva York.
"Está abierto 364 días al año y no lo cerraron para nosotros, así que rodamos por la noche", algo que hoy no podrían haber hecho porque el huracán Sandy destrozó todo el sistema eléctrico de la isla.
Michael Kohlhaas, una historia "radical y extrema"
Otro de los protagonistas del día ha sido el actor danés Mads Mikkelsen, que el pasado año ganó el premio de interpretación masculina por La caza y que este viernes ha presentado Michael Kohlhaas, una historia "radical y extrema" en un estado alemán del siglo XVI y que no ha entusiasmado en el festival.
Michael Kohlhaas es el filme con el que el francés Arnaud Des Pallières compite por la Palma de Oro en Cannes, rodado en plena naturaleza, austera en su concepción y con una intencionada imagen "ruda", que permitiera entender un filme "complejo", en palabras del director.
Des Pallières cuenta la historia de un comerciante en una provincia alemana que quiere llevar al señor de su región ante la justicia por el robo de dos caballos. Su sentido de la moral y de la justicia le lleva a iniciar una guerra.
Una "historia con la que la gente de hoy en día pueda identificarse" porque hay personas que "luchan por la justicia de formas diferentes", ha explicado Mikkelsen en rueda de prensa. El intérprete ha querido defender a su personaje de quienes lo consideran un criminal o un revolucionario.
"Creo que es un ser extremista pero creo que no es ni héroe ni criminal, es un hombre radical que cree en la justicia y que quiere recuperar sus caballos. Es alguien extremo que está dispuesto a perder todo".
Un personaje que busca la Justicia, como también lo hacía el protagonista de La caza.
"Parece que es mi destino luchar contra las injusticias pero la diferencia está en que en 'La caza' es inocente y aquí el hombre es una especie de héroe, un tipo sucio, pero sea lo que sea, lo que cuenta es su viaje interior", ha precisado el actor danés.
Un papel que Mikkelsen interpreta con "sutileza, finura e intensidad", según ha explicado Des Pallières, que considera que cada espectador, al juzgar a Koolhas, "llamándole terrorista, justiciero o revolucionario, toma posición en el mundo. Y esa -añadió- es la base" de su proyecto.
Para preparar este papel, Mikkelsen tuvo que aprender a hablar francés, un elemento añadido al trabajo de un actor que se sorprende a sí mismo con las elecciones que toma.
"Tengo la suerte de trabajar en mi país, en Estados Unidos y en otras partes pero no planifico las cosas, voy etapa por etapa y eso me lleva donde me lleva. La planificación de mi carrera no ha sido nunca una gran preocupación para mí", ha explicado.
Y así, protagoniza la serie Hannibal mientras presenta en Cannes un filme basado en una novela del alemán Heinrich Von Kleist, muy compleja y que estaba en la mente del realizador desde hace décadas.
Durante años, ha explicado en la rueda de prensa, "pensé que no tenía ni la fuerza ni la madurez necesaria para hacer algo con ese texto en el cine, porque se trataba de transformarlo y hacer algo que tuviera interés en el cine. Pero en un momento pensé que era el momento adecuado".
Para poner en marcha el proyecto, Des Pallères decidió "no perder mucho tiempo ni energía sobre la cuestión de la reconstrucción histórica". Tan solo dar algunos elementos al espectador para que tuviera una relación con la época.
Lo que le interesaba era "la historia desde el punto de vista humano", ha señalado el realizador, quien considera que es "transhistórica y contemporánea con la actualidad como lo era en el momento en que se escribió".
Porque lo que a él le interesan son los seres humanos y, en este caso, la "más bella historia política que se pueda contar, la de un hombre que puede tomar el poder y que renuncia por honor".