Hizbulá respalda al régimen sirio porque dice que esa guerra es crucial para el Líbano
- Creen que una derrota de Al Asad sería el final de la resistencia en Palestina
- "No podemos permanecer con los brazos cruzados", dicen
El jefe del grupo chií libanés Hizbulá, jeque Hasan Nasralá, declaró hoy que no se debe abandonar al régimen sirio ante la amenaza de los extremistas suníes, porque esa guerra es también crucial para el Líbano.
"No podemos permanecer con los brazos cruzados cuando atacan a Siria. Si el régimen (sirio) cae, la resistencia se debilitará, lo que permitirá a Israel controlar el Líbano", aseguró Nasralá en un discurso televisado con motivo del decimotercer aniversario de la liberación del sur del Líbano de la ocupación israelí.
Las declaraciones del líder chií coinciden con una cruenta ofensiva contra la ciudad siria de Al Quseir por parte de las tropas del régimen, apoyadas por milicianos de Hizbulá, según denuncia la oposición siria.
"Digo a las personas honorables, a los muyahidin y a los héroes: como siempre os he prometido la victoria, vuelvo a hacerlo", señaló el dirigente chií.
Nasralá explicó que hace algunas semanas comenzó "una nueva fase tendente a fortificar la resistencia y a proteger su columna vertebral", como calificó al presidente sirio, Bachar al Asad.
"Lo que suceda en Siria será importante para el Líbano, nuestro presente y nuestro futuro", dijo el jeque, aludiendo a una eventual victoria en ese país de los "takfiries" (extremistas suníes).
"El fin en Palestina"
Para Nasralá, la caída del régimen de Al Asad supondría también "el fin de la resistencia en Palestina" y en otros países de la región, así como "la destrucción de Siria".
"Han lanzado una guerra contra Siria. Todos intervienen en ella, pero la comunidad internacional solo acusa a Hizbulá por su implicación en el conflicto", denunció.
El jefe del grupo chií aseguró que "una parte de la oposición desea el diálogo, pero la otra no, ya que trabaja para la inteligencia estadounidense e israelí".
En cuanto a los "takfiries", advirtió de que vienen "del extranjero" y están financiados por "algunos países", en referencia a Catar y Turquía, a quienes el régimen sirio acusa de armar a los rebeldes.
"La ascensión de estos grupos radicales constituye una amenaza no solo para los chiíes sino para todos los libaneses, cristianos o musulmanes", subrayó.
Nasralá también indicó que su milicia no puede ser desarmada porque el Estado libanés es débil para hacer frente a Israel, rechazando así las peticiones de la oposición libanesa de que entregue las armas.
Mientras el discurso de Nasralá era seguido por miles de sus partidarios en todo el país, los activistas sirios informaron de la muerte de unos 45 milicianos de Hizbulá en combates con los rebeldes en Al Quseir.