El kirchnerismo cumple 10 años de claroscuros
- En esta década Argentina ha registrado grandes avances sociales
- El país salió del colapso pero las finanzas siguen preocupando
Relaciones internacionales
En el plano exterior, Argentina ha forjado sólidas alianzas en Latinoamérica. Se considera que fue Kirchner quien dio la puntilla al proyecto del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), impulsado por Estados Unidos. Tampoco se fue al otro extremo y no se ha integrado en el ALBA, el proyecto que lidera Venezuela, pero coincide con este en Mercado Común del Sur (Mercosur), donde el fiel de la balanza es Brasil, su vecino y principal socio comercial.
Los otros conflictos han sido económicos y le han enfrentado principalmente a empresas españolas: en 2008 nacionalizó Aerolíneas Argentinas (entonces en manos del hoy desaparecido grupo Marsans) y en 2012 expropió a Repsol el 51% de sus acciones en YPF. Aunque esta decisión se fundamentaba en buena parte por la debilidad de economía, Buenos Aires sacó pecho con una medida apoyada por casi todo el arco parlamentario y que pillaba a la UE en una grave crisis interna.
Y además servía para reanimar el orgullo nacional en coincidencia con el 30º aniversario de la derrota en la guerra de las Malvinas ante los británicos. Una reivindicación para nada olvidada y en la que ha conseguido un importante respaldo de los países latinoamericanos.
Además, Argentina se ha convertido en abanderado de la justicia internacional y ha creado una paradoja: cuando llegó Néstor Kirchner al poder, era el juez de la Audiencia Nacional española Baltasar Garzón el que estaba juzgando las desapariciones del Cono Sur; unos años después, es una jueza de Buenos Aires la que investiga los crímenes del franquismo, una causa que impulsó ese mismo magistrado en España hasta que el Tribunal Supremo la echó para atrás.
Hacer balance de un gobierno nunca es fácil y más cuando este despierta pasiones encontradas. Pero la cuestión alcanza una complejidad extrema cuando se trata del modelo kirchnerista, la fórmula del inclasificable movimiento peronista que este sábado cumple 10 años en el poder en Argentina.
Entre 2001 y 2002, el país sufrió una terrible crisis financiera que le llevó a decretar la suspensión de pagos y el corralito (restricción del movimiento de capitales). La población vio desfilar a tres presidentes por la Casa Rosada en solo unas semanas y sufrió un empobrecimiento masivo.
En ese contexto fue en el que el hasta entonces gobernador de Santa Cruz (Patagonia) Néstor Kirchner llegó al poder en las elecciones de 2003, como candidato de una de las facciones del peronismo y sin ser apenas conocido en Buenos Aires (en cuya provincia viven casi 4 de cada 10 argentinos).
En 2007 fue su mujer Cristina Fernández quien tomó el bastón de mando con él como principal asesor, hasta que murió repentinamente en 2010 y cientos de miles de argentinos lo despidieron desconsolados. En 2011, la mandataria fue reelegida con un 55% de los votos en primera vuelta. Y el próximo octubre afrontará unas elecciones parlamentarias de mitad de mandato que supondrán un balance de esta década del kirchnerismo.
Reconocimiento de derechos
Una de las primeras medidas y de mayor calado de esta era fue la de impulsar la reapertura de los juicios contra los represrores de la dictadura militar de los años 70. Ahora, la mayoría de los responsables de la desaparición de unas 30.000 personas, según las organizaciones de derechos humanos, han sido o están siendo juzgados y muchos ya fueron condenados, como el recién fallecido dictador Jorge Videla.
Algunas víctimas de los rebeldes argentinos reprochan que no se haya juzgado también a los líderes de ese bando, pero todos reconocen dentro y fuera de Argentina el gran avance en derechos humanos.
Pero como todo en la política argentina no podía ser tan sencillo... Si no, ¿cómo se explica que Néstor Kirchner nunca recibiera en sus 12 años como gobernador ni a las Madres ni a las Abuelas de Plaza de Mayo o que no nunca propiciara ni participara en los actos en recuerdo a las víctimas del golpe de 1976 en su feudo de Santa Cruz?, se preguntaba en la revista Viento Sur el experto en Latinoamérica Roberto Montoya.
En estos años, Argentina también se ha puesto a la cabeza en otra cuestión de derechos, en este caso a la diversidad sexual. En 2010 se convirtió en el primer país de América Latina que aprobó el matrimonio homosexual.
Y aunque la política de género no ha sido un elemento central en el discurso de Cristina, en los últimos tiempos sí ha adquirido protagonismo en su agenda política: en 2012 aprobó la Ley de Identidad de Género que obliga al Estado a efectuar las operaciones de cambio de sexo; agravó las penas para los delitos de violencia machista, una auténtica lacra en el país; y endureció las condenas para los crímenes de explotación y trata de personas.
No obstante, como “católica ferviente” declarada, no ha sido partidaria de despenalizar el aborto, que solo se permite en los casos de violación o riesgo para la salud de la mujer.
Pero en 2011 puso en marcha la Asignación Universal por Hijo, un subsidio mensual que el Estado da a condición de que cada niño esté escolarizado y vacunado y ahora busca regularizar la situación de más de un millón de empleadas domésticas que se estima trabajan de manera informal, medidas ambas que tendrán un importante impacto en la política de género.
También se han multiplicando los salarios mínimos y las pensiones, un sistema que fue estatalizado.
Recuperación económica
La otra gran medalla del kirchnerismo ha sido la recuperación económica del país, aunque hay que recordar que este ciclo comienza con las decisiones tomadas cuando el Estado declara el impago de la deuda externa y devalúa el peso, rompiendo la paridad con el dólar.
Como gobernador, Kirchner no se había distanciado de las políticas neoliberales que llevó a cabo Carlos Menem al dictado del Fondo Monetario Internacional. Sin embargo, cuando llega a la Casa Rosada ratifica esa ruptura del país con las instituciones financieras internacionales y logra la reestructuración de casi toda su deuda con una gran quita del 75%.
Beneficiadas por la devaluación, las exportaciones crecen rápidamente y el país empieza a crecer a buen ritmo. Si tras el colapso de 2001-2002 el 54% de la población vivía por debajo del umbral de la pobreza, en 2013 la cifra ha caído al 6%, según los datos oficiales recopilados por la BBC, aunque organismos privados aseguran que si se tiene en cuenta la inflación no reconocida por las autoridades la cifra supera el 20%.
La cuestión de la inflación es, en efecto, uno de los grandes problemas no resueltos por el Gobierno, que multiplica sus esfuerzos por contenerla sin demasiado éxito. Lo último ha sido la prohibición de que los supermecados suban los precios de determinados productos.
La población también se queja por las restricciones de divisas con las que el Ejecutivo intenta contener el tipo de cambio, aunque con ello ha conseguido el crecimiento del mercado paralelo.
Por su parte, el desempleo se ha reducido del 17% al 7%, impulsado principalmente por el Estado aunque en los últimos años las finanzas públicas vuelven a resentirse y la economía se ha ralentizado pasando de un crecimiento medio del 9% entre 2003 y 2007 a menos del 3% desde 2008, en coincidencia con la crisis internacional.
La crisis de la soja y la prensa
La bonanza llegó principalmente de la mano de la soja, un cultivo que ha pasado ha representar hasta el 60% del total de la agricultura del país y que ha mantenido un elevado precio en los mercados internacionales, que la demandan como alimento y como combustible.
Este floreciente negocio ha aportado un buen caudal de divisas al Banco Central, pero en 2008 Cristina Fernández quiso sacar más provecho directo para las arcas públicas elevando el arancel a los productores.
Clarín, el principal grupo de comunicación del país que con Néstor Kirchner se había fortalecido, dio apoyo a los hombres del campo, que llevaron a cabo grandes movilizaciones hasta que Fernández dio marcha atrás. Ahí comenzó el enfrentamiento entre los grandes medios privados y el Gobierno. Pero lo peor estaba por llegar.
El Parlamento aprobó en 2009 una ley que reducía el número máximo de cadenas para cada grupo y promocionaba los medios comunitarios. Cuatro años después, Clarín ha coseguido paralizar la medida que le obligaba a deshacerse de algunos canales y está pendiente la resolución definitiva de la justicia.
La importancia de este conflicto es tal que Cristina Fernández ha llegado a poner en duda la independencia de la Corte Suprema que había despotilizado Néstor.
Hay que tener también en cuenta las constantes sospechas de corrupción que destapa la prensa crítica en el entorno de los Kirchner, incluido su enriquecimiento personal, y que ahora vuelven a investigar los jueces.
En este clima se entieden las grandes manifestaciones que tuvieron lugar hace un mes contra el kirchnerismo y que organizaron los grupos más conservadores y los sindicatos que han roto con el poder. También salen a las calles los movimientos sociales no afines, que denuncian una endurecimiento de la represión en estos años.
Pero este sábado 25 de mayo será el turno para que los fieles celebren la “década ganada”, como han llamado a este periodo.