Enlaces accesibilidad

La crisis del socialismo europeo zarpa a Alemania

  • La travesía en el desierto para los socialistas comenzó en 2009
  • Ahora donde gobiernan lo hacen sobre todo en Ejecutivos de coalición
  • El resultado electoral del SPD alemán definirá, en parte, su futuro

Por

"Tengo el deber de no reconocer, ni siquiera mediante el silencio diplomático, un programa que es, en mi convicción, absolutamente inadmisible y desmoralizador para el partido". Era el enfado de Karl Marx expresado en un carta a Engels en 1875, cuando la Asociación General de Trabajadores alemanes se unió al marxista Partido Obrero Socialista de Alemania. De esa fusión nació el Partido Socialdemócrata alemán (SPD) y el intelectual comunista no pudo soportar que el principal partido representante de la clase obrera en Europa en esos momentos hubiera abandonado la idea original del marxismo.

Este jueves el SPD celebró su 150º aniversario, tomando como referencia el nacimiento de la Asociación General de Trabajadores Alemanes, no su fusión con el partido marxista, y dando la espalda a la Internacional Socialista. Todo un símbolo para el partido en el que la socialdemocracia europea ha puesto sus esperanzas, el único, creen, que puede dar un golpe de timón al barco de austeridad con el que Angela Merkel navega a sus anchas por Europa.

Las encuestas vaticinan una demolición controlada. Peer Steinbruck, del ala más conservadora del SPD y ministro de Economía en el primer gobierno de Merkel, obtendría hoy un 24% de los votos, solo un punto por encima del peor resultado de la historia del partido, pero suficiente para formar parte de un Ejecutivo de coalición.

A falta de cuatro meses para las elecciones alemanas, solo les cabe esperar que los sondeos no empeoren. Un repunte de la Unión Cristianodemócrata (CDU) que le permita buscarse a otro socio de gobierno daría la puntilla a una socialdemocracia moribunda.

Un bipartidismo desacreditado

La última travesia en el desierto para los socialistas comenzó en 2009, cuando la crisis económica los barrió del mapa político europeo. Primero en las elecciones a la Eurocámara. De los nueve Gobiernos progresistas, ocho sufrieron una derrota en las urnas, un 88,9%, mientras que entre los 18 conservadores solo cinco fueron superados por la oposición, un 27,7%, señala Ignacio Urquizu, autor de La crisis de la socialdemocracia en Europa, ¿qué crisis?. Y después, vino el varapalo en sus elecciones nacionales.

"Los partidos socialistas estaban en la primera línea de batalla en países como Grecia, Portugal y España y su margen de actuación era más limitado entonces porque desconocíamos a qué tipo de crisis nos enfrentábamos. Pagaron los platos rotos en aquel momento, y salieron del gobierno rápidamente”, recuerda Carlos Carnero, director de la Fundación Alternativas. También lo hicieron conservadores como Nicolás Sarkozy en Francia y Silvio Berlusconi en Italia.

"Hay una crisis del sistema capitalista mundial que arrastra a partidos, gobiernos y países enteros. Aquellos partidos que aparecen más próximos a la gestión de la crisis sufren las consecuencias de una sociedad que se vuelve contra ellos”, sostiene a RTVE.es Joan Garcés, doctor en Ciencias políticas por la Universidad Complutense de Madrid y por La Sorbona.

No es la socialdemocracia la que está en crisis, sino la propia democracia. En toda Europa, no solo en España, la confianza en las instituciones ha bajado mucho”, coincide Urquizu.

Bajo el disfraz de Henry Ford

Sin embargo, la socialdemocracia sufre una fractura añadida de la que el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla Juan Torres López responsabiliza directamente a los partidos socialistas por haberse dejado impregnar de un ideario neoliberal que ha transformado a su base electoral y ha traicionado su programa político.

“Han asumido las ideas neoliberales, han desempoderado a las clases trabajadoras y han desmantelado a los movimientos sociales. Cuando ha llegado el momento de echar un pulso a poderes financieros muy importantes, se han encontrado que no tenían respaldo detrás, porque ellos mismo se lo habían cargado”, señala Torres a RTVE.es

Y, además, su base electoral original, las clases trabajadoras, “han visto como una traición que gobiernos que habían conseguido mejoras sociales renuncien a derechos básicos”, añade.

No es fácil situar cuándo los partidos socialdemócratas se disfrazaron de Henry Ford, el artífice de transformar obreros en consumidores. Para Garcés, la gran escisión dentro del socialismo se produce en 1917 con el abandono de los rusos de la Internacional Socialista. Urquizu, que ha analizado los programas electorales de 30 países en los últimos 60 años, sostiene que la historia del socialismo esta íntimamente unida a las crisis económicas. “Cuando hay una muy profunda, como en el año 29 o en los 70 se produce un cambio de paradigma para adaptarse a la nueva realidad”.

Más recientemente, en los 90, cita, por ejemplo, la Tercera vía del Laborismo de Tony Blair o el Nuevo Centro de Gerard Schröder. Dos proyectos políticos que, paradójicamente, devolvieron el poder a los socialistas virando hacia el conservadurismo.

El oasis de los gobiernos de coalición

Hoy, esa travesía en el desierto ha encontrado oasis, más o menos caudalosos, en ejecutivos de coalición –Italia, Austria, Bélgica, Grecia, Irlanda, Holanda o Dinamarca-. Solo en Francia, Eslovaquia y Rumanía los socialistas gobiernan en solitario, y el espejismo amenaza con evaporarse.

François Hollande ha sido el presidente que más rápido ha dinamitado su popularidad, por debajo del 30% en solo un año. Ocho de cada diez franceses desaprueban su gestión.

En la oposición, las cosas no están mejor. Solo en Reino Unido y Portugal, laboristas y socialistas mejoran sus perspectivas. El caso más desalentador es el del PSOE, con un 28,2%, en intención de voto –cinco décimas menos que en las elecciones de 2011- según la última encuesta del CIS. No remonta pese a la caída libre de 11 puntos del Partido Popular.

Los ciudadanos de los países europeos más golpeados por la crisis económica dudan de la capacidad y las intenciones de la socialdemocracia para cambiar el rumbo de una Europa dominada por mercados y los bancos, y presa de los pecados de la construcción del euro.

Si Joan Garcés, asesor político del chileno Salvador Allende y del francés François Miterrand en los años 70, tuviera que dar un consejo a los socialistas europeos para salir del atolladero, sería que “no sacrifiquen a millones de ciudadanos, a toda una generación, por salvar una moneda”.

“Tienen que encontrar una alternativa que pase porque los gobiernos recuperen el control sobre sus políticas económicas, crear una moneda complementaria al euro que atienda las necesidades concretas de cada país. Ahora mismo están maniatados”, afirma uno de los fundadores de la Izquierda Socialista a RTVE.es. “Y esa alternativa al capitalismo no está en el nombre del partido, ni siquiera en la ideología".

Para Urquizu, la clave está en combinar políticas de demanda propiamente keynesianas con políticas de oferta para atraer capital extranjero y revisar el estado del bienestar para hacer un gasto público más eficiente. Eso en lo económico. “No solo hay que explicar cómo salir del túnel sino volver a dar valor a las instituciones mediante reformas democráticas y más transparencia”, añade.

Hasta ahora, el socialismo europeo se ha pronunciado en contra del ‘austericidio’ pero ha sido incapaz de formular una política conjunta. “Probablemente los socialdemócratas todavía no son una alternativa real a una Europa gobernada por conservadores”, reconoce con franqueza Carnero, eurodiputado del PSOE entre 1994 y 2009. “Pero son la única que hay”, subraya.

El político español advierte de que los gobiernos de coalición podrían convertirse en una tendencia en alza dado la crisis del bipartidismo. “También en España, aunque nos cueste imaginarlo”, asegura. Cree que lo deseable es que en Alemania los resultados de las elecciones de septiembre lleven a una gran coalición. “Cuando Europa ha funcionado mejor es cuando en Berlín ha gobernado una gran coalición. Veríamos un cambio de política. Una austeridad moderada por el discurso de los socialdemócratas”, señala.

¿Crisis pasajera o cambio de época?

Juan Torres no lo ve así y va mucho más allá. “Los partidos socialdemócratas no se dan cuenta de que esto no es una pérdida momentánea de confianza sino un verdadero cambio de época. La socialdemocracia solo ha tenido éxito en momentos de expansión económica y ese capitalismo industrial que defendió ha muerto y ha sido sustituido por un capitalismo financiero. La socialdemocracia, como resultado de un pacto social similar al que se dio en los años 40 y 50, no va a volver porque el planeta no admite este tipo de políticas”.

El economista, coautor del libro Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar en España, defiende una política basada en un consumo responsable, un desarrollo sostenible y ecológico, una fiscalidad justa, un control de capitales, y una producción que tenga en cuenta los daños ecológicos, proteja la vida y no destroce el empleo.

"La gente ha dicho basta a las políticas de los dos grandes partidos. Cada día las iniciativas de carácter ciudadano van a ser más importantes. Está naciendo un sujeto político que no sabemos cómo va a cuajar pero que va a ser muy diferente a todo lo que hemos visto", enfatiza.