El Museo Picasso de Barcelona nos descubre las caras del Picasso autorretratista
- El artista se autorretrató desde su juventud hasta su muerte
- Eludió en la mayoría de las obras representar su imagen real
- Primera muestra monográfica sobre el autorretrato picassiano
- Desde este viernes hasta el 1 de septiembre
DATOS DE LA EXPOSICIÓN
La propuesta reúne un total de 90 obras:
- 17 óleos
- 37 dibujos
- 1 carnet
- 10 grabados
- 5 fotografías (originales)
- 12 fotografías (copias modernas)
- 1 cerámica
- 7 publicaciones
Entre las obras presentes en la muestra destacan: Autorretrato (Yo), 1901, de The Museum of Modern Art, Nueva York, o Autorretrato, 1901-1902, de la National Gallery of Art, Washington.
El Museo Picasso de Barcelona acoge, desde este viernes y hasta el 1 de septiembre, la primera gran exposición monográfica dedicada a autorretratos de Pablo Picasso, con 90 obras que abarcan 77 años de la vida del artista.
La muestra se ha titulado "Yo Picasso. Autorretratos" ya que, durante los primeros años de su carrera artística, el pintor malagueño firmó varias de sus obras con el contundente pronombre "yo", según ha explicado este jueves uno de los comisarios de la exposición, Eduard Vallès.
La exposición se ha diseñado de manera que se puede apreciar tanto la evolución artística de Picasso -desde sus inicios más académicos, la época azul, el cubismo o el surrealismo- como "la aventura humana detrás del artista", en palabras de Vallès.
El recorrido se inicia con un óleo que pintó el artista malagueño a los 13 años, una de las pocas obras en la que intentó reflejar su fisonomía, ya que a partir de este momento Picasso "eludió representar su imagen real" y se representaba con un rostro más enjuto o disfrazado, como en un autorretrato con peluca, entre otros ejemplos.
La exposición reúne un total de 90 obras, entre las que hay piezas cedidas por el MOMA de Nueva York, el Metropolitan Museum of Art de Nueva York y la Národní Galerie de Praga, así como cuadros cedidos por coleccionistas particulares y familiares del artista.
Eduard Vallès, ha agradecido especialmente la colaboración de la familia de Picasso, ya que el pintor malagueño no vendió muchos de los autorretratos, al ser obras más "íntimas" y no necesitar esos ingresos económicos, por lo que quedaron en manos de sus herederos
Autorretratos no imitiativos
Picasso afirmaba que «la pintura no es una cuestión de sensibilidad; es preciso usurpar el poder; hay que ocupar el lugar de la naturaleza y no depender de las informaciones que nos ofrece». Pronto adoptó un método muy personal para representarse a sí mismo, de forma que ya en los primeros autorretratos eludió el sentido imitativo propio del género, prescindiendo de su fisonomía real.
Recurrió al autorretrato con diversos objetivos en función de las necesidades que se le plantearon en las distintas fases artísticas y vitales que atravesó, revirtiendo con absoluta libertad coordenadas personales, espaciales y temporales.
En unos autorretratos dejó testimonio de hechos biográficos; en otros proyectó inquietudes, obsesiones o fantasías, y en la mayoría de ellos utilizó su propio cuerpo como laboratorio para acometer sus investigaciones artísticas.
La presencia de este género en la obra picassiana no tiene una estructura lineal, puesto que la mayor parte de los autorretratos fueron realizados antes que Les Demoiselles d'Avignon, de 1907, a las puertas del cubismo. A partir de entonces el autorretrato stricto sensu se convertirá en un género puntual que Picasso tan solo recuperará con cierto sistematismo durante la vejez, cerrando así un ciclo iniciado en su juventud.
El autorretrato fotográfico, con sus diversas derivaciones, será hegemónico durante la etapa cubista.
En los años siguientes, al margen de manifestaciones esporádicas, únicamente encontramos algunas secuencias destacadas de autorretratos: la producción neoclásica
del periodo 1917-1921, los grabados de vejez y la serie de autorretratos de muerte.
Alteración y ocultación de su imagen
A lo largo de su carrera Picasso desarrolló unos códigos de representación que tendían a la alteración y, más adelante, a la ocultación de su imagen.
El artista se representó en diversos autorretratos crípticos mediante sombras y perfiles vinculados a circunstancias domésticas. En otras ocasiones adoptó arquetipos iconográficos procedentes de la tradición artística, eludiendo su morfología pero incorporando a veces elementos autorreferenciales. Así sucede con el tema del pintor y la modelo o la imagen del artista, temas capitales de su trayectoria artística, en algunos casos vinculados a correlatos biográficos.
El discurso expositivo se estructura en varios ámbitos según criterios cronológicos y conceptuales, y comprende diversas técnicas y disciplinas artísticas, especialmente el óleo y el dibujo y, en los últimos años, la cerámica y el grabado.
Ámbitos de la exposición
La muestra se estructura en nueve secciones. La primera, 'Barcelona, fábrica de autorretratos' analiza el autorretrato centrado en el rostro y se centra en una parte importante de sus retratos de juventud, realizados en la ciudad condal adónde llegó con 13 años.
'Forjando la imagen del creador' hace referencia a la experimentación que, al modo de los grandes maestros, realizó con su propia imagen, con el objetivo de hacer hincapié en su condición de artista. Aquí podemos ver obras como Autorretrato con peluca o Picasso par lui-même (Picasso, por él mismo) donde se caracteriza como un simio.
La tercera sección es 'Eros, Tanatos y Vida, Paris, 1901' que hace referencia a autorretrato con mayor carga biográfica, como los autorretratos erótico-sexuales o la investigaciones formales centrada en el rostro que realizó en París, como Picasso con sombrero de copa o Autorretrato (yo) del Museo de Arte Moderno de Nueva York.
'El camino hacia la máscara' , cuarto ámbito de la exposición, nos habla de la produccion anterior a 1907. Años en los que el pintor se nos muestra como bohemio o arlequin, y en los que más adelante simplifica las formas y transforma los rostros en máscaras.
La quinta parte se titula 'Autorretrato fotográfico'. Entre los años 1907 y 1917, casi no hay pinturas o grabados que sean autorretratos del pintor malagueño, pero en cambio hay numerosas fotografías que podrían considerarse autorretratos porque, aunque Picasso no disparase el objetivo, fue quien pensó la composición y la escenografía.
'Monsieur Ingres, c'est moi' (Señor Ingres, soy yo) da título a la sexta sección y hacer referencia a épocas como 1906-1907 o 1917-1921 y a retratos en los que adoptó modelos ingresianos. El director de orquesta suizo Ernest Ansermet afirmó haber visto a Picasso afirmar ante un espejo: 'Monsieur Ingres, c'est moi'
La sexta parte es 'La imaginería de la presencia y la ausencia' y explica el influjo del surrealismo en el autorretrato picassiano. En ella podemos ver óleos de finales de los años veinte donde el perfil sombreado del artista se confronta con una figura monstruosa de naturaleza surrealista.
'El artista y la modelo' da nombre a un octavo ámbito que aborda lo que sería 'un género en si mismo' en la obra picassiana. El artista español rara vez se autorretrató con su propio rostro, sino que utilizó arquetipos procedentes de la iconografía artística.
'Pintura contra el tiempo' , cierra la exposicíon contándonos los últimos años de la vida del artista. En la etapa final de su vida, Picasso vuelve a retomar con más fuerza el autorretrato, que había perdido peso, especialmente a través de los grabados.
Por ejemplo, entre los 86 y los 90 años, el artista malagueño pintó dos series que en total suponen unos 500 grabados de esta época, en algunos de los cuales Picasso deja de ser el protagonista y se autorretrata como espectador o voyeur de escenas eróticas o circenses.