La fiscalía acusa a Manning de filtrar secretos a Bin Laden al inicio de juicio de Wikileaks
- La Fiscalía le acusa de una filtración sistemática de documentos
- La defensa dice que era "ingenuo, joven y con buenas intenciones"
- Los testigos comparecerán bajo secreto
El juicio contra el soldado Bradley Manning, acusado de la mayor filtración de documentos clasificados de EE.UU. a WikiLeaks, ha comenzado este lunes, tras mil cien días de arresto y una larga fase preparatoria en la cual se ha intentado extremar el celo para no afectar a la seguridad nacional. La defensa y la fiscalía militar han comenzado sus alegatos en un juicio en el que el tribunal militar podría sentenciarle a prisión perpetua si le condena por haber "ayudado al enemigo".
Después de 18 meses de audiencias, el juicio castrense ha comenzado en Fort Meade (Maryland), 43 kilómetros al nordeste de Washington, una amplia instalación en Maryland del Ejército de Estados Unidos donde tiene su sede la Agencia de Seguridad Nacional.
La fiscalía militar ha sostenido en el comienzo del juicio contra el soldado estadounidense Bradley Manning que filtró información clasificada de manera sistemática y consciente de que podría ser usada por el enemigo. "No es un caso sobre la filtración de unos pocos documentos, es un caso sobre un soldado que sistemáticamente obtuvo centenares de miles de documentos clasificados y los puso en internet, arriesgando la vida de soldados", dijo el capitán Joe Morrow, del equipo fiscal durante la exposición de sus argumentos.
A su juicio, el acusado puso "información de gran valor" a disposición de "adversarios y particularmente enemigos" para ganar "una notoriedad que ansiaba".
En la primera jornada del juicio formal la fiscalía llamará a testificar a dos investigadores y al compañero de habitación de Manning durante su estancia en Irak, donde fue detenido en mayo de 2010 tras supuestamente poner a disposición de Wikileaks centenares de miles de cables del Departamento de Estado y datos de las guerras de Irak y Afganistán.
"Ingenuo y con buenas intenciones", según la defensa
Manning fue un analista de inteligencia en Irak hasta su detención en mayo de 2010, y ya se ha declarado culpable de 10 de los 22 cargos que se le imputan, los menos graves, algo que en el mejor de los casos le obligaría a pasar 20 años entre rejas.
En la vista, el abogado defensor del soldado ha destacado este lunes la ingenuidad, la juventud y "la buena intención" del acusado a la hora de hacer pública información clasificada. David Coombs, abogado de Manning, ha dicho que el joven de 25 años, sufría una gran presión durante su estancia en Irak, mantenía "luchas internas" por su homosexualidad y su única intención era "hacer del mundo un lugar mejor" y "salvar vidas".
Asimismo, ha señalado en su primera declaración al inicio de la corte marcial, frente a la juez Denise Lind, que Manning "era ingenuo, joven, pero con buenas intenciones" y solo quería hacer ver a la opinión pública estadounidense los horrores de la guerra.
El defensor ha negado que Manning tuviera intención de ayudar al enemigo, el cargo más grave al que se enfrenta y que le podría suponer una condena de por vida, y aseguró que eligió la información que podría ser menos lesiva para la seguridad nacional.
Se ha declarado culpable
Varias decenas de manifestantes se han concentrado a las puertas de la base de Fort Meade, donde las medidas de seguridad se han extremado, para pedir que se exculpe a Manning y se le premie por haber dado a conocer la realidad de la guerra. El soldado está acusado de transferir a Wikileaks unos 700.000 documentos confidenciales o secretos, en la mayor revelación de papeles del gobierno en la historia de Estados Unidos. El sábado, cientos de simpatizantes desfilaron frente a una de las entradas de Fort Mead reclamando la libertad del soldado.
Entre los manifestantes estuvo Daniel Ellsberg, el analista militar que en 1970 entregó al diario The New York Times y otros medios documentos reservados o secretos del Pentágono relacionados con la guerra de Vietnam.
Manning dijo a la juez militar Denise Lind, que preside el proceso, que su intención fue incitar el debate público sobre la política exterior y las campañas militares de Estados Unidos.
Después de que WikiLeaks y medios de prensa empezaran a publicar en 2010 los documentos, funcionarios del Gobierno de EEUU argumentaron que las evaluaciones directas y la información de acciones militares divulgadas ponían en peligro la vida de estadounidenses y de aliados, y perjudicaban a la diplomacia de Washington.
Uno de los materiales divulgados fue un vídeo captado desde un helicóptero militar de EEUU durante una operación en Bagdad en la que fueron atacados civiles.
Testigos protegidos bajo secreto
Los fiscales, que representan al Gobierno estadounidense, llamarán al estrado a 24 testigos cuyas declaraciones deberán ser protegidas bajo secreto, entre ellos diplomáticos, responsables de inteligencia, militares y otros funcionarios estadounidenses de alto nivel.
La acusación intentará probar que Manning hizo conscientemente uso inapropiado de información clasificada y la puso a disposición de WikiLeaks sabiendo que ponía en riesgo la seguridad nacional y podría ser utilizada por enemigos como Al Qaeda.
Uno de los platos fuertes del juicio, el testimonio tras una mampara de uno de los participantes en la misión que dio muerte al caudillo de Al Qaeda, Osama bin Laden, en mayo de 2011 en Pakistán, podría no ser necesario para probar la acusación de "ayuda al enemigo" contra Manning.
La fiscalía intentará probar el cargo más grave de todos, el de ayuda al enemigo, mostrando que Bin Laden tenía información filtrada por Wikileaks en su escondite de Pakistán, donde un equipo de fuerzas especiales le dio muerte en mayo de 2011. Según el capitán Joe Morrow, del equipo de la fiscalía, "Manning sabía la diferencia entre una información abierta y otra que daña la seguridad nacional" y sabía "el peligro de filtrar información no autorizada a una organización como Wikileaks".
El proceso pondrá a prueba la capacidad de las instituciones estadounidenses para garantizar el derecho a la libertad de prensa, en un momento en que se cuestiona públicamente el celo de la administración de Barack Obama por proteger su operaciones encubiertas en la guerra contra el terrorismo internacional.
Se espera que el juicio dure unos 4 meses, algo que podría complicarse por la complejidad de la pruebas, las transcripciones de las vistas a puerta cerrada y hasta por los recortes presupuestarios que obligarían a reducir las jornadas laborales de los empleados civiles de la base militar de Fort Meade.