'15 años y un día', el feliz encuentro entre Gracia Querejeta y Tito Valverde
- La directora estrena 15 años y un día, ganadora del Festival de Málaga
- Participada por TVE, se estena el 7 de junio en España
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Tal vez Gracia Querejeta y Tito Valverde no tenían más remedio que encontrarse. “Piensas en una actriz de 30 años y te salen a patadas, pero no hay muchos actores en el registro de Tito Valverde, con aspecto físico todavía interesante, de voz rotunda, con capacidad de dar al mismo tiempo ternura y una cierta rigidez. No me salen tantos”, analiza Gracia Querejeta que ya había trabajado con Valverde en su debut, Una estación de paso, en 1992.
La llamada de la directora ha sacado de un cierto retiro al popular actor, que regresa con un papel protagonista en la gran triunfadora del Festival de Málaga. En 15 años y un día, que se estrena el 7 de junio en España, interpreta a un militar retirado y separado que recibe a su díscolo nieto con la misión de encauzar su rebeldía.
“Yo siempre he ido donde ha mandado el cariño y últimamente quien más cariño me daba, y más beneficio, era televisión”, explica el actor. “En cine no me ofrecían nada, aunque puede ser también porque cuando uno está muy significado en una serie de televisión, se piensa que no tienes tiempo de hacerlo o que no te apetece”.
Tito Valverde, abuelo en la ficción
Con 62 años, Tito Valverde interpreta a su primer “abuelo”. Max, su personaje es un hombre de formas ásperas que antepone la moral y el honor a sus propios sentimientos. “Es cine de verdad, una historia muy bien contada”, avanza a modo de presentación. “Hay algún parecido entre Max y Tito. Como él, cuando llevo muchos años encima con algo, me aparto. Toda mi vida he estado con tres cosas a la vez, doblaje. Me ha faltado hacer circo”.
Encasillado por el público como El comisario de la serie de tv, reconoce que ha tenido algunos papeles autoritarios. “No sé el porqué, pero es mejor porque suelen ser papeles más importantes”, bromea. Su personaje interactúa sobre todo con el nieto que interpreta Aron Piper. “Ha sido fácil gracias a Gracia. Además, yo soy fácil de trato y Aron también. Los chicos han sacado mi lado infantil y he jugado con ellos”.
El choque generacional
El germen de 15 años y un día es la experiencia maternal de la propia directora: “La historia básica nació de un cruce de miradas entre mi hijo y un grupo de chavales. Me di cuenta de que se conocían, que no se llevaban precisamente bien, que saltaban chispa, que de pronto podía estar en peligro y me asusté”.
Siete mesas de billar francés, Héctor, Cuando vuelvas a mi lado… el cine de Gracia Querejeta parece que orbita en las relaciones familiares, especialmente en las ausencias y las herencias sentimentales. “En mis películas ha habido familia más tradicionales, menos tradicionales, lazos familiares entre homosexuales… Yo creo que lo he contado de mil maneras distintas porque en realidad lo que me interesa es que dentro de ese núcleo humano que está en estrechísima relación surgen todo tipo de sentimientos, de encontronazos, de amores, de odios, de celos; en fin: es un buen caldo de cultivo para contar historias”, apunta. “La sorpresa en la película es que al final no es tanto el adolescente el que aprende del abuelo como el abuelo el que aprende del adolescente, por muchas barrabasadas que haga”.
La directora ha dedicado la película a su padre, Elías Querejeta. Aunque desde Héctor no escriben a cuatro manos, en 15 años y un día, tampoco participa ya en la producción. “Mentiría si dijera que no le he echado de menos como productor. Elías es un productor que, en primer lugar, ejerce un pantalla fantástica en la que mirarse y, por otro lado, es un productor absolutamente duro y al mismo tiempo absolutamente protector y esa combinación no es fácil de encontrar, pero no estoy diciendo nada malo sobre Gerardo Herrero (productor de 15 años y un día), sino todo lo contrario: estoy muy agradecida también, pero son dos maneras de producir que no tienen nada que ver”.
Retrato de la generación Ni-Ni
“¿Quién te ha dicho a ti que la vida es siempre justa?”, pregunta el abuelo Max a su nieto. La adolescencia y sus tribulaciones encuentran para la directora una nueva manifestación en la crisis económica. “Creo que a eso de “¿Qué quieres hacer? Nada” es ahora más visible, se ha hecho más patente y tengo la sensación de que tiene que ver con el clima social que vivimos. Hay una crispación enorme por todos los lados: las familias están preocupadas por el trabajo o en que va a comer mañana”, explica. “Los adolescentes, que en general necesitan mucha vigilancia, no están teniendo probablemente en este momento toda la atención que sería bueno tener porque la gente está ocupada en otras cosas necesarias. Todo va por prioridades”.
El adolescente que no se entiende a sí mismo, la madre viuda que no puede meterlo en cintura, el abuelo que se niega a implicarse emocionalmente, la abuela incapaz de superar la ruptura…. “No creo que sea un película para adolescentes: es una película para aquellos que se han rodeado de adolescentes en algún momento de su vida. Y creo que suceden otras cosas en la película que abarcan otras edades, por ejemplo, la separación de los abuelos a una edad tan tardía, que es algo que normalmente no se cuenta. La gente en general va a encontrar algo con lo que identificarse en la película”.