Erdogan calienta su regreso a Turquía y advierte a los manifestantes de que no cederá
- Afirma que seguirá con su plan de destruir el parque Gezi
- Acusa a extremistas y terroristas de manipular las protestas
- El partido de Erdogan ha pedido a sus seguidores que no vayan a recibirle
Antes de montar en el avión, el primer ministro Recep Tayyip Erdogan ha calentado su regreso a Turquía y ha advertido a los manifestantes que piden su dimisión que seguirá con sus planes de arrasar el parque Gezi de Estambul, el detonante de las multitudinarias protestas.
En Túnez, donde ha terminado su gira de tres días por el norte de África, Erdogan ha afirmado ante los reporteros que sus planes de construir un complejo comercial en el último pulmón verde de Estambul permanecen intactos, pese al clamor en las calles. Además, ha vuelto a acusar a grupos extremistas de manipular una protesta inicialmente medioambiental. Prueba de ello, ha dicho, es la detención de extranjeros en las manifestaciones.
"Entre los manifestantes, hay extremistas, algunos están involucrados en terrorismo (...) y partidarios de la organización terrorista estaban presentes en la plaza" Taksim, ha afirmdo, en referencia el atentado contra la embajada de EE.UU. en Ankara en febrero, reivindicado por un grupo de izquierda.
La Bolsa de Estambul ha llegado a caer un 8% tras estas declaraciones, y ha perdido un 4.7% al cierre. El bono a dos años se ha encarecido a su máximo en seis meses.
Los manifestantes, que llevan ya una semana acampados en la plaza Taksim de Estambul, el epicentro de las protestas, esperaban que Erdogan hubiera entendido el mensaje de una sociedad, cansada de las últimas restricciones a las libertades individuales e indignada por la violenta represión policial de las protestas. En definitiva, que la mayoría absoluta que cosechó en las urnas hace dos años en las urnas no es un cheque en blanco, y que debe acercarse a la Turquía moderna, republicana, laica, que no le ha votado.
Pero Erdogan parece enrocarse en su posición y no ha querido oir el estallido social, como sí lo han hecho miembros de su partido. El propio presidente de la República, Abdullah Güll, dijo hace unos días haber aprendido la "lección", y el viceprimer ministro se disculpó con los heridos en las protestas y recibió a una representación de los manifestantes.
El AKP pide contención a sus seguidores
Tras estas declaraciones, habrá que esperar cuál es la reacción de los opositores. Para evitar enfrentamientos entre partidarios y detractores de Erdogan, altos cargos del partido gobernante de Turquía, el islamista moderado Justicia y Desarrollo (AKP), han pedido a sus seguidores que no vayan esta noche al aeropuerto de Estambul a recibir al primer ministro.
Sin embargo, en rechazo a las manifestaciones antigubernamentales que cientos de miles de personas están celebrando desde hace diez días en toda Turquía, algunos simpatizantes del AKP planean organizar una masiva marcha de bienvenida a Erdogan cuando llegue a Estambul. Aziz Babuçcu, presidente del AKP en Estambul, negó que el partido estuviera haciendo preparativos para una bienvenida, aunque los militantes de base quizá podían tener esa intención.
El vicepresidente del AKP, Hüseyin Çelik, ha hecho un llamamiento para pedir que nadie vaya al aeropuerto. "Llamo a la gente que aman al partido AKP. Nadie debe ir a darle la bienvenida al primer ministro; él no necesita estas cosas. ¿Qué pasaría si se encontrasen y enfrentasen dos grupos? La vida humana es demasiado preciosa", ha dicho Çelik, en alusión a un posible choque entre detractores y simpatizantes de Erdogan.
Primera noche sin disturbios
Los principales núcleos de oposición a Erdogan, Estambul y Ankara, han amanecido en calma tras la primera noche en una semana sin grandes disturbios. Solo en la capital y en en Tunceli, en el este de Anatolia, hubo algunos choques entre manifestantes y policías.
Por primera vez desde el viernes la policía no cargó contra los manifestantes en Estambul, y el céntrico parque Gezi, donde arrancaron las primeras protestas ciudadanas para evitar su conversión en un centro comercial, era anoche una fiesta popular.
Cientos de ciudadanos repartían comida gratuita y dulces con motivo de la fiesta musulmana del Miraç. Los jóvenes habían dado consigna de no consumir alcohol esta noche, en señal de respeto a la fiesta, aunque finalmente no se observó una importante presencia de musulmanes practicantes.
Desde que comenzó la revuelta tres personas han muerto y más de 4.000 han resultado heridas, según los manifestantes, mientras que fuentes oficiales solo reconocen 300 heridos. Un agente de la policía turca falleció anoche a causa de las heridas sufridas tras caerse anoche en una zanja de construcción cuando corría detrás de unos manifestantes durante una violenta protesta en la ciudad de Adana, en el sur de Turquía, según ha informado la agencia de noticias Anadolu.