Madrid se rinde ante el arte japonés
- El arte de los biombos japoneses llega por primera vez al Museo del Prado
- El Museo de Artes Decorativas expone la fascinación española por Japón en el s.XVII
La celebración del Año Dual España-Japón intenta revitalizar la relación entre dos países geográfica e históricamente alejados. La visita del príncipe heredero de Japón, Naruhito, en viaje oficial a España, sirve además para inaugurar dos exposiciones en Madrid. El Museo del Prado abre sus puertas el martes a los singulares biombos del país asiático. Y el miércoles arranca una muestra en Madrid expone la fascinación española por Japón en el s.XVII.
Los visitantes del Museo del Prado serán testigos por primera vez del colorido de los biombos japoneses. En la apertura del martes 11, Naruhito presentará dos relevantes piezas de la historia artística de su país, Grulla y ciervoy Plantas y flores de las cuatro estaciones junto a un arroyo, que pertenecen al período Edo (1603-1868), en el que el país nipón vivió completamente aislado de las influencias exteriores.
Se trata de préstamos del Museo de Arte Seikado Bunko de Tokio y el Museo Nacional de Tokio, respectivamente, a los que el Museo del Prado ha querido acompañar de 26 estampas de sus fondos, nunca antes exhibidas, para componer un recorrido por las diversas técnicas y tipos del arte japonés de los siglos XVIII y XIX.
Dos biombos excepcionales
La Galería Central del Prado acogerá la muestra, que es parte del programa La obra invitada y estará abierta al público hasta el 6 de octubre, aunque sus principales protagonistas, los dos citados biombos, estarán en Madrid solo hasta el 7 de julio.
Grulla y ciervo es obra de Ogata Korin (1658-1716), que trabajó ajeno a toda influencia china o de otras culturas, destacando por su colorismo excepcional, especialmente apreciable en su dominio de las distintas tonalidades de blanco, y su técnica casi impresionista, con formas simples e idealizadas, tendiendo a la abstracción.
Admirador de su arte fue Sakai Hoitsu, autor de Plantas y flores de las cuatro estaciones junto a un arroyo, que se caracteriza por su realismo y "un sentido muy refinado de la belleza utilizando colores vivos sin sombreado".
Ambos artistas se inscriben dentro de la Escuela Rimpa, una de las más importantes de la pintura japonesa, que se caracteriza por las representaciones de la naturaleza sobre fondos dorados.
Junto a ellas se mostrarán ejemplos de las diversas técnicas de estampación japonesa, con nombres tan llamativos como "sumizuri-e" (un solo taco de madera estampado con tinta negra) o "nishiki-e" (varios tacos de madera estampados cada uno con una tinta diferente). A través de ellas, los visitantes podrán disfrutar de los diversos géneros de la estampa, con guías urbanas y vistas de lugares famosos, retratos de cortesanas y retratos de teatro kabuki.
Con motivo de esta exposición, se presenta asimismo la primera aplicación oficial del Museo del Prado en japonés, que permitirá a sus hablantes el acceso al "corazón" de la colección: 400 obras con imágenes de altísima calidad y textos redactados por un equipo de especialistas.
La fascinación española por Japón en el s.XVII
La exposición Lacas Namban. Huellas de Japón en España muestra el deslumbramiento del reino español por la cultura japonesa en la etapa conocida como periodo Namban (1543-1639). Organizada en el Museo de Artes Decorativas en colaboración con la Fundación Japón, en el recorrido de la exposición se podrá contemplar por primera vez un considerable número de obras de laca Namban celosamente guardadas en España.
Con "Lacas Namban" se conmemora el cuarto centenario de la Embajada Keichô, reviviendo uno de los acontecimientos más singulares del reinado de Felipe III, el viaje del samurai Hasekura Tsunenaga a España (1613-1620). Tras el descubrimiento de las rutas hacia Asia Oriental por portugueses y españoles, grandes barcos comenzaron a atracar en los puertos de Japón a mediados del siglo XVI. Durante el periodo llamado Namban (1543-1639) viajaron en ambos sentidos hombres, mercancías e ideas, promoviéndose un intenso diálogo cultural.
Europa abría así sus ojos hacia otros territorios y se empezaba a vivir la primera globalización. Dentro de este contexto, se desarrolló la delegación japonesa llamada Embajada Keichô (1613-1620), encabezada por el samurai Hasekura Tsunenaga, que viajó a España y la Santa Sede en Roma. Entre las mercancías más apreciadas y admiradas en Europa, la laca japonesa urushi fue el género de mayor atracción. Su intenso brillo y atractiva textura así como sus motivos decorativos dorados (makie) causaron fascinación entre los primeros europeos que llegaron a Japón.
Los artífices japoneses detectaron pronto la posibilidad de negocio y, en las últimas décadas del siglo XVI, se perfiló ya un género específico destinado a la exportación, la laca Namban, claramente diferenciada de la laca destinada al mercado japonés. Piezas de uso civil como arcas, arquetas y bargueños elaborados con laca Namban, experimentaron una transformación a su llegada a España. La singular belleza de la laca japonesa hizo que estos objetos se cristianizaran, destinándose, como contenedores de excepción para las reliquias, Sagradas Formas y utensilios sagrados.
El recorrido de la exposición se inicia con una explicación sobre la finalidad de la Embajada Keichô (1613-1620), su trasfondo histórico y la relación diplomática entre ambos países mediante documentos y objetos asociados, acompañados de paneles y proyecciones audiovisuales.
La segunda parte se dedica a las obras de laca japonesa de estilo Namban conservadas en España, una mercancía de lujo que viajaba de Japón a España en los siglos XVI y XVII. Estas piezas son fruto del encuentro entre la Península Ibérica y Japón en el ámbito de una de las artes tradicionales niponas. La exposición cuenta también con obras de arte producidas durante los siglos XVII y XVIII en tierras mexicanas bajo influencias japonesas, como biombos, enconchados o maques. De esta manera se recordará la importancia de la ruta entre España y Japón a través de Nueva España (México).