Danny Boyle: "Quería hacer un thriller oscuro y caótico para escapar de la espiral del éxito"
- El británico estrena su nueva película, Trance, este viernes en España
- La película recuerda a sus primeros títulos, como Trainspotting y Tumba abierta
- Un cuadro de Goya del Museo del Prado, protagonista de la película
FICHA TÉCNICA
Título original: Trance
Año: 2013
Duración: 95 min.
País: Reino Unido
Director: Danny Boyle
Guion: Joe Ahearne, John Hodge
Reparto: James McAvoy, Vincent Cassel, Rosario Dawson, Tuppence Middleton, Danny Sapani, Wahab Sheikh, Lee Nicholas Harris, Ben Cura, Gioacchino Jim Cuffaro, Hamza Jeetooa
Música: Rick Smith
Fotografía: Anthony Dod Mantle
Con el éxito de sus dos anteriores películas, los ocho Oscar, incluido mejor director, de Slumdog Millonarie (2008) y de 127 horas (2010), seis nominaciones y de su celebrada ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres, el británico Danny Boyle vuelve a los cines con Trance, un thriller muy diferente que recuerda a sus primeras películas.
"Cuando haces cosas con tanto éxito, tienes que intentar escapar de esa espiral porque sino te sientes tentado a quedarte en ella porque es algo delicioso. Pero no debes. Yo lo que realmente quería hacer era una película deliciosamente oscura, caótica, un thriller desconcertante, sexy, violento...", cuenta Boyle en una entrevista con RTVE.es en Madrid este miércoles.
Cercano y amable en el cara a cara, el director inglés contagia la pasión que pone en su trabajo y con la que vive incluso las, para muchos otros, tediosas entrevistas de promoción. Ahora toca promoción en España, donde su nueva película se estrena este viernes 14 de junio.
Y, aunque reconoce que superficialmente la película parece muy diferente, "siempre hay vínculos" que unen sus películas y Trance también tiene conexión con sus dos filmes anteriores "porque todas tratan de los recuerdos, de la memoria. En Slumdog es el karma y la buena fortuna que pueden traer los recuerdos; en 127, el poder que tienen los recuerdos de redimirte, de salvarte de alguna forma; y esta trata del caos que se desata si interfieres en los recuerdos".
En Trance, protagonizada por James McAvoy (X-Men, El último rey de Escocia, Expiación), Vincent Cassel (Cisne negro) y Rosario Dawson (Sin City), nos cuenta la historia de un subastador de arte (al que da vida McAvoy) que se compincha con una banda criminal para robar un cuadro que vale millones de dólares. Pero, durante el atraco, recibe un golpe en la cabeza y al despertarse no recuerda dónde ha escondido el cuadro y debe someterse a sesiones de hipnosis para intentar hacerle recordar.
Reinventar el cine negro
Pero con un tema tan recurrente en el cine negro como el robo de obras de arte -Cómo robar un millón (1966), El caso de Thomas Crown (1968) y su remake El secreto de Thomas Crown (1999), La trampa (1999)-, Boyle consigue hacer una película distinta que revitaliza y moderniza el género, además de mezclarlo con muchos otros.
"Con cada película siempre tratan de encasillarte y buscarle una etiqueta: es una comedia romántica, es un thriller psicológico..., es algo que hay que aceptar. Pero luego hay que reinventar las cosas, mezclar géneros", explica el director británico.
Así, reconoce que Trance recuerda al cine negro porque también hay "una mujer fatal que usa su belleza para aprovecharse de las debilidades de los hombres", pero advierte de que "no es la historia de una rubia platino sin sentimientos, sino que en el fondo su historia tiene mucho dolor".
La nueva película de Boyle, en la que la mente juega un papel fundamental, recuerda mucho a sus primeras películas de hace ya casi 20 años: "Sí que se nos ocurrió volver un poco al territorio de las primeras películas, a ese delicioso sentido del humor, también al tema de la delincuencia, de la violencia… es importante el papel que juega el crimen", cuenta el director británico, que añade que los personajes de Trance también están "atrapados en una especie de burbuja, como los de Tumba abierta o Trainspotting, y se destruyen unos a otros e intentan engañarse".
El protagonismo de Goya y el Museo del Prado
En el film, España tiene su cupo de protagonismo, pues el cuadro robado en cuestión es el inquietante Vuelo de brujas (1797), de Francisco de Goya, perteneciente al Museo del Prado, aunque estos días está en préstamo en el Museo de Orsay de París en la exposición "El ángel de lo extraño. El romanticismo negro de Goya a Max Ernst".
Boyle, que confiesa ser un apasionado del Prado y que siempre visita cuando viene a Madrid "porque es un museo fantástico", solo tiene palabras de agradecimiento por la colaboración brindada por la pinacoteca madrileña para realizar esta película.
"Se portaron maravillosamente con nosotros cuando les dijimos que íbamos a utilizar el cuadro en nuestra película y nos abrieron todas las puertas. Permitieron que nuestro pintor, un profesional, viniera a Madrid, y estudiara el cuadro en detalle, y le explicaron cómo fue pintado, con qué materiales y él usó los materiales originales", cuenta apasionadamente Boyle, muy expresivo en todos sus gestos.
Los títulos de crédito que cierran la película, de hecho, incluye las distintas fases de la pintura de esa copia que representan a cómo creen que pintó Goya el cuadro.
Trance, unas "vacaciones" de los Juegos Olímpicos
El proyecto de Trance corrió paralelo a la organización de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres, espectacularmente dirigida por Boyle, aunque señala que es "radicalmente diferente" el trabajo de dirección de una y otra cosa.
"De hecho, Trance fue como las vacaciones de los Juegos Olímpicos, porque estuvimos dos años y medio con ello y queríamos alejarnos un poco de esa temática familiar, optimista, positiva, de celebración… El tono cambia mucho y por eso fue genial hacerlo a la misma vez porque la película es algo más oscuro, como el familiar oscuro y malvado de los Juegos Olímpicos".
En la realización de la ceremonia olímpica, Boyle contó con su colaborador habitual en la música de las películas, Rick Smith, del grupo Underworld, que también se encarga de la banda sonora de Trance, una música que "siempre tiene un papel muy importante" en las películas del británico.
"A mí lo que más me gusta hacer en el mundo es escuchar música y me he criado con ella. Y la cultura pop especialmente es una fuerza evolutiva, es parte fundamental de nuestras vidas y me gusta representar eso en mis películas", asegura Boyle, que no se irá de Madrid sin dejar de visitar a Goya esta tarde en el Museo del Prado.