¿Bañarse en la piscina provoca un corte de digestión?
- El fenómeno se produce cuando entramos en el agua fría abruptamente
- Es muy importante salir del agua ante el mínimo síntoma para no morir ahogado
- En realidad la digestión sigue su curso, corte de digestión es el nombre popular
El tiempo estival ha llegado para quedarse. Arranca así la temporada de piscina y con los chapuzones se multiplican los cortes de digestión. Casi todos los veranos alguien muere como consecuencia. Evitar estas desgracias es sencillo.
Corte de digestión es el nombre popular del fenómeno pero poco tiene que ver con la realidad, puesto que la digestión sigue su curso mientras sucede. “Se produce cuando entramos en el agua fría abruptamente”, explica a RTVE.es Salvador Tranche, de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (SEMFYC).
Zambullirse en la piscina o en el mar de forma súbita supone una agresión para el cuerpo. El cuerpo pasa de 40ºC a 20ºC en segundos. “Este cambio brusco de temperatura produce un reflejo de supervivencia en nuestro organismo, que trata de conservar el calor con una serie de medidas, como la vasoconstricción periférica, la disminución la frecuencia cardiaca y la inhibición del sistema respiratorio”, explica.
Como consecuencia entramos en un estado de obnubilación, somnolencia, dolor de cabeza, visión borrosa, zumbidos en los oídos y algunas personas pierden incluso el conocimiento. Por eso es muy importante salir del agua ante el mínimo síntoma. La mayoría de las muertes por cortes de digestión son por ahogamiento tras el síncope. Los efectos son más severos en algunas personas, sobre todo ancianos, que entran en parada cardiorrespiratoria.
Es más habitual que se produzca un corte de digestión al entrar al agua tras realizar un ejercicio intenso, después de pasar mucho tiempo al sol o tras una comida copiosa. En esas circunstancias el calor corporal es mayor, el contraste con el del agua fría es más acusado y la reacción de nuestro cuerpo más exagerada.
Para evitar sufrir un corte de digestión los expertos recomiendan esperar 2 horas tras la comida antes de sumergirse en el agua, refrescarse un poco antes del baño si hemos hecho deporte o tomado el sol. En cualquier caso, aconsejan entrar en el agua poco a poco para que el cuerpo se vaya adaptando al cambio de temperatura de manera gradual y hacerlo con especial cuidado en ríos y pozas, cuyas aguas están más frías.