"Cuando corres en San Fermín debes mantener la cabeza fría y luchar contra tu propio miedo"
- El año pasado 20.700 personas participaron en los encierros de San Fermín
- Más del 50% corría por primera vez en la gran fiesta pamplonesa
- RTVE.es ha recogido la experiencia de varios corredores veteranos
- Nos han contado cómo se preparan y sus motivaciones antes de la cita
“Detrás de ellos quedaba un reducido espacio vacío y luego venían los toros, galopando y agitando la cabeza arriba y abajo. Un hombre cayó, rodó hasta el borde de la acera y se quedó quieto. Los toros pasaron de largo sin reparar en él; corrían todos juntos. Los perdimos de vista…" (Ernest Hemingway, Fiesta, 1926)
San Fermín embrujó a Hemingway. En su novela Fiesta (The sun also rises) plasmó el influjo que él vivió en primera persona como si una suerte de ritual se tratase, y retrató parte del aura de emoción y muerte que rodeaba a los mozos al encarar los encierros.
En todo este tiempo, las sensaciones de los corredores sanfermineros poco o nada distan de las que dibujó el escritor de Illinois aunque quizás han perdido por el camino parte del romanticismo y han ganado en "profesionalidad".
“Adrenalina”,“miedo”, “calma”, “satisfacción”, “concentración”. Son algunas de las palabras que más repiten muchos de los participantes sobre su experiencia. Los datos puros y duros también se encargan de desmontar mitos.
Según las últimas encuestas realizadas por el ayuntamiento de Pamplona, solo el 15% de los corredores de los 20.700 que participaron en los encierros el año pasado eran habituales.
Los mismos informes arrojan que un alto porcentaje, el 98%, sabía que podía morir, y pese a ello, se arriesgó a ponerse delante del toro. Y un 76% declaró haber descansado las horas suficientes antes de correr.
De rituales, descanso, preparación y sensaciones hemos hablado con algunos corredores que forman parte este porcentaje de veteranos de las Fiestas de San Fermín. Estas son algunas de sus vivencias:
“Los encierros son tan masivos que haces carreras más cortas”
Oscar Saso echa la vista atrás con cierta nostalgia. “Antes había menos gente y el que se metía a correr era porque realmente quería; ahora hay mucha más y te encuentras a muchos grabando o sacando fotos. Eso te obliga a hacer carreras más cortas porque no te puedes ni mover”.
Saso es una voz autorizada con más de 20 años a la espalda en San Fermín y no baja la guardia.“Para prepararme físicamente corro encierros de la corrida durante el verano en diferentes pueblos de Navarra”, dice, y avisa a navegantes: “un toro te puede matar, hay que ser consciente”.
A pesar de los grados que da la experiencia, no puede evitar emocionarse-“tengo la carne de gallina”- al rememorar el poso físico y psicológico que deja tras de sí el encierro. “No me salen las palabras, en un segundo sientes emoción, riesgo y adrenalina…”
“Mente en blanco y concentración” son sus ‘trucos’ para enfrentarse al reto. Y algo más. Siempre intenta salir de casa con el pie de derecho. Por si acaso.
“Lo más importante es dormir, tenemos todo el año para salir”
Rafa Muiño pone el acento en la puesta a punto necesaria para los corredores ya que los encierros de Pamplona son “muy peligrosos y exigentes” y además cada vez están más “profesionalizados”.
“Es muy importante el descanso adecuado. Yo si algún año no me he encontrado bien físicamente no he corrido. Es esencial no convertirse en un estorbo”.
Después de tres lustros en la carrera frente a los astados, este pamplonés confiesa que es imposible sacudirse del cuerpo el pegajoso e inevitable miedo: “antes de empezar sientes frío, soledad e indefensión”.
El aprendizaje, no obstante, prosigue a través del tiempo y lanza un guiño. “Con los años tienes peor físico pero ganas en experiencia y te colocas mejor”.
“Cuando coges una buena carrera la sensación es indescriptible”
“Veía por televisión los encierros y la calle Estafeta y yo decía tengo que probar eso”.
Y desde entonces no ha parado. Cada año, desde hace 34, el madrileño Paco Sánchez reserva parte de sus vacaciones para desplazarse a Pamplona y consagrarse a los sanfermines.
La exigencia y la excelencia en su preparación física y mental son sus “líneas rojas” para la carrera. “A mí lo que me gusta es la sensación de luchar contra tu propio miedo y controlar tus emociones. Mantener la cabeza fría”
Casi una experiencia mística en una liturgia que le acompaña sin descanso. “Entrenamos a diario y además nos gusta ir vestidos impecables. Nos lo tomamos muy en serio”, añade.
Este corredor es natural de San Sebastián de los Reyes, localidad madrileña conocida por sus encierros como la “Pamplona chica”. Allí se fogueó al ver participar a su padre. Una tradición familiar que continúa hasta el momento porque a sus 53 años, Paco confiesa que seguirá hasta que el “cuerpo aguante”.
“Todos los días ves cornadas fuertes a tan solo unos metros”
“Hace cinco años un toro me aplastó contra la valla de Telefónica y me di un fuerte golpe en la cabeza”.
Humberto Zubiría, de 39 años, rememora uno de sus peores momentos en San Fermín. Es pastor en los encierros desde hace once años y se encarga de evitar que la manada retroceda. Su misión es vital para sortear situaciones de peligro que pueden desencadenarse en décimas de segundo.
“Ahora los toros vienen muy corridos de las fincas. Vienen muy fuertes. Nosotros siempre decimos que cada año somos un poco más viejos pero que los toros siempre tienen cuatro años”, señala, aunque son gajes del oficio para este curtido pastor.