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Rousseff propone un "proceso constituyente" para atender las demandas de reforma política

  • La presidenta brasileña plantea un plebiscito más allá del pacto que propuso
  • Varias organizaciones habían presentado un proyecto de reforma política

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Dilma Rousseff propone un referéndum para reformar la constitución de Brasil

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, ha propuesto la celebración de un plebiscito para emprender una profunda reforma política, en respuesta a la ola de protestas sociales que han sacudido Brasil, informa Efe.

La mandataria anunció la propuesta de organizar un plebiscito "que autorice un proceso constituyente específico para la reforma política", en una reunión con gobernadores y alcaldes en el Palacio do Planalto, la sede presidencial, convocada para responder a las demandas de los ciudadanos, en relación al sistema político, la salud, la educación y el transporte.

Previamente, Roussef se había reunido con activistas del Movimiento Pase Libre, que lideró las protestas que han sacudido al país en estas dos últimas semanas. Varias organizaciones sociales, como el colegio de los  abogados o el episcopado, habían presentado este lunes el borrador de un proyecto de  ley de iniciativa popular  para reformar el sistema político, y en particular para prohibir a los políticos presentarse a unas elecciones si han sido condenados.

Además, este lunes se ha conocido que otras dos personas murieron atropelladas la noche anterior durante las manifestaciones de un estado próximo a Brasilia, por lo que ya son cuatro los fallecidos en la mayor revuelta social contra el Gobierno brasileño en 20 años.

La declaración de Rousseff supera la propuesta de pacto nacional por la mejora de los servicios públicos que hizo el viernes pasado cuando las protestas ya habían obligado a los alcaldes de las principales ciudades a revocar los decretos con los que habían subido las tarifas del transporte público, origen de las manifestaciones.

Cinco grandes pactos

Rousseff ha propuesto cinco grandes "pactos" a los 27 gobernadores y 26 alcaldes que asistieron al encuentro. Uno referido a la necesidad de mantener la "responsabilidad fiscal para garantizar la estabilidad económica y el control de la inflación", a lo que atribuyó una "dimensión especialmente importante en el momento actual, en que la prologada crisis castiga a todas las naciones".

El segundo pacto lo centró en la "construcción de una amplia reforma política que amplíe los horizontes de la ciudadanía", una propuesta que, admitió, en las últimas décadas "entró y salió más de una vez de la agenda política nacional". Para superar esa parálisis, propuso un plebiscito "que autorice un proceso constituyente específico para la reforma política", pues "Brasil está maduro para avanzar" en esa dirección.

En ese marco, aseguró que debe ser dada una prioridad especial al combate a la corrupción y propuso establecer penas más severas para los delitos cometidos por la malversación de dinero público.

El tercer "pacto" se refiere a la salud, un área en la que pidió "acelerar las inversiones" previstas y reafirmó su intención de contratar médicos extranjeros para que trabajen en las ciudades y regiones "que más precisan mejorar la atención". Rousseff admitió que enfrentará "un debate democrático" con esa propuesta, en alusión a la resistencia de los colegios profesionales del país a esa iniciativa.

Respecto al transporte público, que fue el detonante de las protestas debido a un alza en el precio del billete en Sao Paulo, también reconoció que pese a fuertes inversiones hechas en últimos años aún carece de la calidad que exige la ciudadanía.

"Se debe escuchar la voz democrática"

Por eso, en el cuarto punto del "gran pacto nacional", propuso "avanzar más rápido" en la construcción de metros, trenes y otros medios de transporte público e invitó a alcaldes y gobernadores a estudiar nuevas desgravaciones de impuestos, similares a las que ya ha establecido el Gobierno federal en esa área. También anunció su disposición a eliminar los tributos federales al diesel utilizado por autobuses y a la electricidad que consumen trenes y metros.

El quinto punto del "pacto" lo centró en la educación, un área en la que reiteró que su Gobierno pretende mejorar los presupuestos mediante una propuesta que tramita el Parlamento.

Esa propuesta plantea que el 100 por ciento de los beneficios que generen las riquezas petroleras atesoradas en aguas profundas del Atlántico se destinen a la educación. En ese sentido, dijo confiar en que "los señores congresistas aprobarán eso con la debida urgencia constitucional".

Como hizo la semana pasada en las otras dos ocasiones en que se pronunció sobre las manifestaciones que recorren el país, Rousseff volvió a condenar los episodios de violencia que hubo en algunas de ellas.

En ese sentido, subrayó su compromiso con "la ley y el orden" y ofreció ayuda a alcaldes y gobernadores para "garantizar la paz", pero enfatizó que se debe escuchar "la voz democrática que viene de las calles".

Según Rousseff, las protestas dicen que "el pueblo quiere más ciudadanía, quiere ciudadanía plena" y exige "servicios públicos de calidad", "mecanismos más eficientes contra la corrupción" y "una representación política más permeable" a sus demandas.

Extensión y reducción de las protestas

Además de extenderse por todo Brasil, los manifestantes fueron agregando nuevas reivindicaciones, como mayores inversiones en la salud y la educación públicas, y críticas a la corrupción y a los elevados gasto del Gobierno con la organización del Mundial de Fútbol de 2014.

El éxito de las multitudinarias protesta llevó al Movimiento Pase Libre a asumir nuevas banderas y a expresar su apoyo a otros grupos, como el que lucha contra la violencia policial en la periferia de Sao Paulo y el que defiende una reforma urbana que garantice vivienda para quienes viven en la calle o en habitaciones precarias.

Pese a que los brasileños continúan saliendo a las calles para protestar y a que las manifestaciones son apoyadas por el 75 % de la población, las movilizaciones perdieron vigor desde el jueves, cuando movilizaron a casi 1,2 millones de personas en un centenar de ciudades. El domingo las protestas se limitaron a una veintena de ciudades y la mayor tan sólo congregó a unas 4.000 personas en Río de Janeiro.

Ese día murieron dos mujeres atropelladas cuando participaban en una protesta   en una carretera en Luiziana, municipio del estado de Goiás. Al  parecer el conductor de un vehículo las embistió  para intentar huir del  bloqueo montado en la vía por los manifestantes  con neumáticos. Las dos mujeres murieron en el acto,  mientras huía el responsable del  atropellamiento, que abandonó el  vehículo a unos kilómetros, según un  boletín de la Policía Federal de  Carreteras. Poco después el coche fue  incendiado por otros  manifestantes.

Cerca de 400 personas participaban en la protesta de Luiziana, cuyo  objetivo era reivindicar la legalización de viviendas construidas en un  terreno invadido y mejores servicios públicos para los barrios de la  periferia