Kevin Rudd arrebata a Julia Gillard la jefatura del Laborismo y del Gobierno de Australia
- Se ha impuesto por 57 votos frente a los 45 de Guillard
- El cambio se produce a tres meses de las elecciones parlamentarias
- Las elecciones australianas están previstas para Septiembre
El ex primer ministro australiano Kevin Rudd se ha hecho hoy con el liderazgo del Partido Laborista y con la jefatura del Gobierno del país, al derrotar en unas elecciones internas de su formación a su principal rival, Julia Gillard.
Un portavoz del Partido Laborista anunció que Rudd se impuso sobre Gillard por 57 a 45 votos. Según el responsable del recuento de votos, Chris Hayes, "El estado de ánimo durante la votación era sombrío"
El regreso de Kevin Rudd podría suponer el adelanto de las elecciones parlamentarias australianas para el mes de agosto, en lugar de Septiembre, según estaba previsto.
Este movimiento del Partido Laborista podría haberse producido para evitar una derrota catastrófica en las próximas elecciones, colocando a la cabeza de las mismas a Kevin Rudd, de 55 años, por su mayor popularidad entre los votantes en este momento.
Según las últimas encuestas de opinión, el gobierno minoritario de Gillard podría haber perdido hasta 35 escaños en las próximas elecciones, dando a la oposición conservadora una mayoría abrumadora en el parlamento de 150 miembros.
Por su parte, Julia Gillard, la primera mujer en convertirse en primer ministro en la historia de Australia, ya había anunciado su intención de retirarse de la política si perdía estas elecciones internas.
Kevin Rudd, que fue primer ministro entre 2007 y 2010 y duramente criticado por su gestión autoritaria, fue despedido después de una votación de la ejecutiva del trabajo que designó a Julia Gillard como primera ministra. Ahora la candidatura de Rudd podría frenar el tamaño de la derrota electoral de los laboristas.
Un candidato con numerosos detractores
A pesar de ello, Rudd cuenta con numerosos detractores dentro de su partido. Varios ministros claves como el tesorero Wayne Swan y el ministro de Comunicaciones, Stephen Conroy, han anunciado su intención de no continuar su labor bajo el liderazgo de Rudd.
Según ha explicado en la television ABC el ex líder laborista Latham Marcos, que ha dejado el parlamento, la lucha interna entre Rudd y Gillard es "un programa de venganza como nunca antes hemos visto en la historia de Australia"
A las críticas internas, Kevin Rudd ha respondido que mantendrá sin rencores a quienes le han criticado abiertamente por su anterior etapa como primer ministro, y que no castigaría a los ministros fieles a Gillard.
"Si gano esta votación, todos mis esfuerzos se dirigirán a unir al Partido Laborista Australiano. Sin retribuciones ni devoluciones importantes, ninguna de esas cosas. No tiene sentido, esa es la vieja política ", dijo Rudd antes de la votación.
De cara a las relaciones internacionales, el cambio de Gillard a Rudd no supondrá probablemente implicaciones políticas ni grandes cambios, ya que ambos son firmes partidarios de la alianza militar de Australia con Estados Unidos, así como de favorecer los crecientes vínculos de Australia con su principal socio comercial, China.
Las encuenstas de opinión juzgaron duramente la gestión de Gillard, a pesar de sus esfuerzos por impulsar nuevas reformas sociales y educativas con el objetivo de ofrecer ayudas y servicios gratuitos a los ciudadanos. Tampoco el crecimiento económico y la baja tasa de desempleo en el país, en un momento en que otros países desarollados luchan para mantenerse fuera de la recesión, parecen haber sido suficientes para que la gestión de Gillard lograra el apoyo de los australianos en las encuestas.
La introduccion de un impuesto al carbono en 2011, que supuso la ruptura de una promesa electoral de Gillard en 2010, provocó una gran polémica social y aumentó el descontento de la población con su gestión.