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Bruce Springsteen hace vibrar a Gijón

  • "El jefe" ha tocado tres horas y cuarto en el estadio El Molinón
  • 30.000 seguidores han cantado clásicos y temas de su último trabajo

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Bruce Springsteen toma Gijón

Más de 30.000 seguidores de Bruce Springsteen llenaron esta noche el estadio de El Molinón en Gijón. Bailaron, cantaron y disfrutaron al ritmo de clásicos del Boss, como The River o Better Days y también corearon temas de su último trabajo como Jack of all trades.

Vestido con chaleco negro, camisa gris, pantalón vaquero y su  emblemática Fender Telecaster apareció sobre el escenario aún de día y,  como es costumbre, sin aparentar prisa. Era evidente que no la tenía: el  concierto se prolongó durante más de tres horas y cuarto a lo largo de  32 canciones en su tercera visita a Gijón, una cada diez años.

Para abrir boca de sus incondicionales arrancó con My love will not let you down,  con la que ya puso a botar a su casi inseparable guitarrista Steve Van Zandt al grito de "Buenas noches Gijón", para acercarse luego al público mientras su banda seguía con Out of the street.

Estuvo cercano con el público y tan vibrante como siempre. Sus visitas a las primeras filas le permitieron hacerse con un cartel de uno de sus incondicionales que le reclamaba Better days.  La tocó, y lo mismo hizo con Ant good enough for you, tras lo que entró luego en el terreno de las versiones haciendo comparecer a la Credence Clearwater Revival y su Travellin band.

"Ojalá vengan tiempos mejores"

Luego le tocó el turno a su último trabajo, el que da título a la gira Wrecking Balls y en el que Springsteen más social ha vuelto a poner el foco en las devastadoras consecuencias de la crisis económica y al que incorpora soul y arreglos folk tomados de la música celta apreciables en Death to my hometown o Shackle and down.

Spirit of the night, tras una larguísima introducción a plena potencia vocal, dio paso a otro de sus últimos temas, Jack of all trades tras advertir al público en español: "Corren malos tiempos en América, en España y en Gijón. Ojalá vengan tiempos mejores".

Y convocó a esos tiempos mejores con una armónica para anunciar un paseo junto al río y a una chica que tenía diecisiete años. Una melodía y una canción, The rivercoreada con emoción por un público que parece no cansarse desde 1980 de oír contar la historia de un joven recién salido del instituto en unos tiempos en los que también había "poco trabajo por culpa de la economía".

Atlantic CityYou can look (but you better not touch) Darlington county, y su inevitable sha la, la, con Springsteen tocado con sombrero de cowboy recogido del público, precedió a un Because the night hecho a medida para el lucimiento de Nils Lofgren en un interminable solo de guitarra.

A la espera de que, como viene siendo habitual en esta gira, se escuchara uno de sus discos al completo Springsteen optó por otra vía que pasaba por incluir temas como She's the one o Rosalita -recibiendo del público un muñeco de ventrílocuo que se asemejaba a su imagen- o convocar al verano con Waitin' on a sunny day con la ayuda de un niño acompañándolo en el estribillo.

Recta final y homenaje a Clarence Clemons

Y de ahí a relajar con Drive all night y a recuperar las palmas con Badlands antes de embarcarse en una Light of the day trufada del estribillo de Ted Nuggent y su Tierra de las mil danzas antes de intentar despedirse, por primera vez, del público.

Radio nowhere precedió a dos incontestables, Born in the USA y Born to run, y, por si alguien pensaba que estaba cansado con apenas tres horas de concierto, Seven nights to rock y Dancing in the dark -baile con fans incluido- despejaron las dudas antes de un Tenth Avenue Freeze-Out como homenaje a Clarence Clemons y baño de agua de otro niño invitado al escenario.

Luego llegó esa mezcla que, a veces, generan Twist and shout y La Bamba para ir cerrando y presentar a la banda y más guitarras con Shout, por si alguien no se había enterado de que la noche iba de rock.

"Os quiero" dijo Springsteen en castellano recién cogida, por fin, su guitarra acústica para entonar Thunder road y proclamar que, a pesar de lo mucho que le había gustado volver a Gijón, "ésta es una ciudad llena de perdedores y yo me largo de aquí para ganar". Palabra de Boss.