Detienen a 74 personas en Madrid e incautan casi 600 kilos de cocaína
- Formaban parte de una red dedicada al tráfico de drogas
- Blanqueaban el dinero con la compra de gasolineras
La Guardia Civil, en colaboración con la DEA estadounidense y las policías brasileña y francesa, ha detenido a 74 personas en la Comunidad de Madrid y se ha incautado de 575 kilos de cocaína, en una acción denominada 'operación Gallego', ha informado la comandancia de este cuerpo.
La operación ha supuesto la desarticulación de una importante red internacional dedicada al tráfico de cocaína, cuyos beneficios blanqueaba el cabecilla de la trama con la compra de gasolineras, fundamentalmente en Brasil, según las mismas fuentes.
La delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, y el jefe de Policía Judicial de la Guardia Civil en la comunidad, Javier Rojero, han dado cuenta de esta operación, desarrollada en varias fases desde su inicio a finales de 2010.
Además, en la "operación Gallego" se han desmantelado cinco laboratorios para adulterar la droga, ubicados en Benalmádena (Málaga), Boadilla del Monte (Madrid), Córdoba y los barrios madrileños de Las Rosas y Entrevías, además de haberse intervenido armas de fuego, casi 600.000 euros en efectivo y propiedades del cabecilla valoradas en más de 15 millones de dólares.
Las Policías de varios países aúnan esfuerzos
Tras las primeras averiguaciones por parte de los agentes españoles, comprobaron que la organización estaba siendo investigada, a su vez, por personal destacado en la DEA, por lo que se aunaron esfuerzos para conseguir desmantelar al grupo delictivo que se mantenía muy activo en la introducción de cocaína en España.
Tras meses de investigación se llegó hasta una red, perfectamente organizada y jerarquizada, cuyo cabecilla, un conocido narcotraficante colombiano asentado en Brasil, dirigía un complejo entramado dedicado al transito de droga y de dinero entre Sudamérica y Europa.
El cabecilla, Álex P.G, alias "El turco", dirigía la organización con ayuda de dos lugartenientes, uno de ellos su cuñado Henry Alejandro R.G, alias "El negro", quien constantemente viajaba a Panamá, Colombia y Uruguay y que falleció tiroteado por un ajuste de cuentas en el país centroamericano.
Para facilitar la distribución de la droga, el cabecilla contaba con dos personas de confianza que residían en España, un hombre y una mujer, que ocupaban un alto escalón en la organización y que aseguraban la adulteración, transporte y venta de la droga a Italia y España.
Su segundo lugarteniente era la española Sonia R.M. , casada con un importante cabecilla de la mafia napolitana, en prisión en Italia. Precisamente, su dominio del italiano le permitía contar con una importante red de clientes en Italia. Este país era el destino final del 60 por ciento de la cocaína que introducía la red en España desde Colombia.
Otro de los miembros relevantes de la organización era el español Antonio R.M., hermano de Sonia, un hombre muy agresivo, según los investigadores, encargado de mantener la disciplina interna de la red y de realizar los cobros, para lo que no dudaba en utilizar la violencia.
Cómo funcionaba la organización
La organización estaba dividida en células independientes unas de otras, con capacidad de autogestión, pero que rendían cuentas al cabecilla, al que remitían los beneficios, que éste blanqueaba con la adquisición de estaciones de servicio, sobre todo en Brasil.
Eran mujeres las que, en general, hacían la labor de "mulas" y sacaban el dinero de España en planchas adosadas a sus cuerpos. Alguna de ellas fue interceptada en el aeropuerto madrileño de Barajas con 100.000 euros en efectivo.
La cocaína llegaba a puertos españoles en contenedores, bien oculta en grandes piezas de maquinaria industrial o bien con el método del llamado "gancho perdido". Este método consiste en que la organización "marca" el contenedor que lleva la droga y ya en el puerto un miembro de la banda fuerza el cierre, recoge las mochilas con la cocaína droga y lo vuelve a cerrar con una de las copias de la argolla que han dejado dentro para ello.
Según los investigadores, los miembros de la red adoptaban enormes medidas de seguridad, ponían los coches a nombre de terceros, cambiaban habitualmente de domicilios y de laboratorios y circulaban a gran velocidad. Tanto es así, que uno de ellos fue detectado por el radar cinco veces en un solo día.
La cocaína tenía un grado de pureza del 85 por ciento, pero la rebajan hasta un 60 por ciento con su adulteración en los laboratorios. Incluso, en la que mandaban a Italia se rebajaba aún más su pureza.
Tal y como se desprende de las pesquisas, la droga, procedente de Colombia, llegaba en partidas de unos 100 kilos y luego se fraccionaba en lotes de entre 2 y 30 kilos.
De los 74 detenidos -70 hombres y 4 mujeres de nacionalidad española, colombiana, portuguesa, iraní y boliviano y de entre 26 y 59 años-, 57 fueron arrestados en España. La mayoría contaba con antecedentes delictivos.