Malala, ante la ONU: "Creyeron que las balas iban a silenciarnos pero han fallado"
- La joven paquistaní ha dado su primer discurso en público en la ONU
- Ha defendido la educación universal para todos los niños
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En su primer discurso en público, Malala Yousafzai ha celebrado su 16º cumpleaños defendiendo el derecho universal a la educación. "Hoy no es mi día, no es el día de Malala. Es el día de cada mujer y cada hombre que arriesga su vida por los derechos humanos", ha reivindicado en la ONU.
Con su voz como única arma y vistiendo un chador rosa de Benazhir Bhutto, la exprimera ministra paquistaní asesinada en 2007, Malala ha agradecido a todo el mundo el extraordinario apoyo que le han ofrecido durante estos meses en los que ha estado al borde la muerte, y ha defendido que los talibanes no podrán acabar con su lucha porque "la educación es el único camino para cambiar el mundo".
"Los talibanes quisieron acallarnos a tiros pero fallaron", ha afirmado ante un auditorio de 1.000 jóvenes entregados, recordando aquel 9 de octubre de 2012 en el que unos hombres armados le dispararon en la cabeza y en el cuello cuando volvía de la escuela. Su defensa de la educación femenina era, para los talibanes, un ataque a la versión más rigorista del Islam y, por ello, dijeron, “debía morir”.
"Para mí es un honor hablar después de tanto tiempo (...) No sé qué espera la gente que diga, pero lo primero que quiero hacer es dar las gracias a las personas que han rezado por mi recuperación y por mi nueva vida", ha afirmado.
Malala ha afirmado que no está en contra de nadie, ni siquiera de los talibanes en su país, y ha asegurado que incluso si tuviera una pistola y estuviera frente a la persona que le atacó "no dispararía".
"Es algo que aprendí de Mahoma, el patrimonio que recibí de Martin Luther King y de Nelson Mandela, la filosofía de la no violencia que aprendí de Gandhi y la madre Teresa, el perdón que aprendí de mi padre y de mi madre", ha asegurado entre aplausos.
Un símbolo de la lucha por la educación y la igualdad
"Solo soy una chica entre muchas. No hablo por mí misma, sino por todos los que han arriesgado sus vidas y han resultado heridos, los que luchan por el derecho a vivir en paz, a ser tratados con dignidad y en igualdad de oportunidades, a tener derecho a la educación", ha asegurado.
Malala, un símbolo de la lucha por los derechos de las mujeres, ha advertido que aún queda mucho por hacer en materia de educación e igualdad. Aún hoy hay 57 millones de niños y niñas, casi la población total de Reino Unido, sin escolarizar, según datos de Unesco. Unos 28,5 millones se encuentran en zonas en conflicto. Casi el 80% viven en África Subsahariana y Asia Meridional, y más de la mitad son niñas.
La Unesco ha reconocido que a escala mundial el número de niños no escolarizados ha disminuido y ha pasado de 60 millones en 2008 a 57 millones en 2011, pero ha destacado que los "beneficios de ese lento avance no han llegado a los niños de países afectados por conflictos.
Tranquila, segura de sí misma, y emocionada por momentos, Malala ha recordado a las 14 chicas que fueron asesinadas en la ciudad paquistaní de Quetta el pasado 15 de junio por defender, como ella, el derecho de las niñas a ir a la escuela. También a los vacunadores contra la polio, que son blanco habitual de de los talibanes paquistaníes.
"Un profesor y un libro pueden cambiar el mundo"
"Cojamos nuestros libros y bolígrafos. Ellos son nuestras más poderas armas. Un niño, un profesor y un libro pueden cambiar el mundo. La educación es la única solución", ha afirmado, antes de terminar el discurso con un lema, que luego ha sido coreado como grito de guerra, por todos los asistentes: "¡La educación va primero!".
Malala se ha presentado ante el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, con una petición firmada por cuatro millones de personas en las que piden a los líderes mundiales que inviertan en educación y acaben con el trabajo infantil, los matrimonios forzosos y la trata de niños.
En Pakistán, cinco millones de niños no van a la escuela, una cifra solo superada por Nigeria, donde 10 millones de niños están sin escolarizar. La mayoría son niñas.
Malala empezó su cruzada a favor del derecho a la educación universal en 2009, cuando el control total de los talibanes sembraba el terror en el valle del Swat. El 70% de sus compañeras había dejado de acudir a la escuela por miedo o por indicación de sus familias. A través de un blog contaba al mundo las amenazas de muerte de los integristas. Las cumplieron pero no tuvieron éxito.
Hoy, Malala es una de 100 personalidades más influyentes del mundo, según la revista Time y un icono de la lucha por los derechos de las mujeres. Esa voz que los talibanes no pudieron silenciar se ha oído hoy con más fuerza que nunca.