Enlaces accesibilidad

"Un niño se ahoga en un charco de agua, por eso cuanto antes aprendan a nadar, mejor"

  • Diez niños han muerto ahogados desde el inicio del mes de julio
  • Más del 70% de los menores fallecidos en 2009 y 2010 no sabía nadar
  • "Es básico que el niño aprenda a flotar cuando antes", dice un monitor
  • Los pediatras destacan la importancia de una rápida reanimación

Por
Cursos de natación infantiles

Desde el inicio del mes de julio han fallecido diez niños ahogados en las piscinas, playas o ríos de España. Un dura estadística que cada verano tratan de reducir tanto los socorristas como los monitores de natación, quienes destacan que aprender a nadar desde pequeños es vital para evitar este tipo de accidentes.

Y es que según un estudio realizado por profesionales del Hospital Sant Joan de Déu en Barcelona, más del 70% de los niños ahogados entre los años 2009 y 2010 no sabía nadar ni utilizaba flotador.

En el informe, publicado en la revista Anales de Pediatría, se ha analizado la incidencia de los ahogamientos en los servicios de Urgencias pediátricas de 21 hospitales de toda España.

Más del 70% de los niños ahogados no sabía nadar

Desde la Asociación Española de Socorrismo insisten en que es imprescindible que los niños aprendan a nadar desde pequeños para desenvolverse cuanto antes en el medio acuático.

Aprender a flotar, lo más importante

La relación con el agua empieza poco a poco. Lo primero que les enseñan es a flotar mediante la familarización con el medio acuático, después les enseñan la propulsión y por último aprenden las técnicas de respiración, la parte más complicada.

"La edad ideal para aprender a nadar es sobre los 6 años, antes no nadan, solo flotan. Intentamos que los bebés aprendan a mantenerse en el agua lo más rápido posible", explica a RTVE.es, Fernando Recacho, director de la Asociación Española de Socorristas y monitor de natación.

Recacho cree esencial que los niños sepan manejarse en el agua desde los pocos meses de vida con técnicas como la llamada matronatación, una actividad muy útil para familiarizarse con el medio y para aprender a desarrollar el sentido del equilibrio.

Si un bebé cae bocabajo es incapaz de darse la vuelta

Este monitor de natación destaca que "los niños se ahogan en un charco de agua". "Lo más peligroso son los bebés menores de 2 años que, si accidentalmente se quedan boca abajo, son incapaces de darse la vuelta por sí solos", explica Recacho. Es ahí cuando la rápidez del socorrista o la de los propios padres marca la diferencia entre un susto y una desgracia.

La importancia de los primeros auxilios

Los socorristas consideran básico y de mucha utilidad que los padres y la población en general aprendan nociones básicas de técnicas de auxilio por si ocurre un accidente.

"Un niño muy pequeño que se queda boca abajo en tan solo unos segundos entra en axfixia y es muy difícil recuperarle", explica Fernando. "A mí me ha tocado tirarme muchas veces detrás de un niño que tras resbalar queda bocabajo, hay que ser rapidísimo, en unos segundos puede acabar en lo peor", apunta este monitor y socorrista.

Los primeros minutos de reanimación son vitales

Y es que la aplicación precoz de las maniobras de reanimación es "fundamental" para el pronóstico y supervivencia de las víctimas, más cuando son niños. "Los primeros minutos son cruciales en una parada respiratoria, si haces la reanimación básica, puedes salvar la vida sin ninguna secuela para el menor. A partir de los 10 minutos, la situación suele ser irreversible", explica a RTVE. es el doctor Jordi Pou, coordinador del comité de prevención de lesiones infantiles de la Asociación Española de Pediatría.

Este especialista destaca que los ahogamientos tienen una mortalidad muy elevada y los que se salvan, sufren graves problemas. "Tienen secuelas neurológicas debido a la falta de oxígeno sufrido", explica Pou. "Lo peor de todo es que la mayoría son irreversibles", apunta el doctor.

El papel de los padres: una vigilancia eficaz

Para intentar evitar este tipos de accidentes es necesario extremar las precauciones y la vigilancia de los niños en la piscinas y playas, especialmente en el caso de los menores de seis años, uno de los grupos de más riesgo.

Por ello es importante resaltar que aunque haya socorristas en las piscinas los padres no deben quitar atención a sus hijos y si no saben nadar siempre deben utilizar los distintos sistemas de flotación como manguitos o flotadores.

Hay padres que cuando hay un socorrista se relajan

"Hay padres que cuando hay un socorrista se relajan y descuidan a sus hijos. Los socorristas están más para prevenir que para auxiliar", explica Recacho.

Según el estudio citado anteriormente realizado por el Hospital Sant Joan de Déu en Barcelona con respecto a la prevención de estas situaciones, los expertos confirman que una vigilancia eficaz podría haber evitado el 90% de las muertes.

La crisis y la falta de profesionales, también afecta

El director de la Asociación Española de Socorrismo cree que hay otros factores que inciden en este elevado balance como pueden ser la falta de recursos económicos y la ausencia de profesionales en este sector ya que, en su opinión, "cada vez hay menos socorristas profesionales".

Cada vez hay menos socorristas profesionales

Para él, la crisis económica también ha hecho mella en este asunto. Con la falta de recursos, algunas comunidades de vecinos y apartamentos de playa estivales prescinden de la contratación de socorristas profesionales y son los padres los que deben cuidar a los niños.

Son chavales que no son conscientes de la responsabilidad que tienen

"La mayoría de personas que se contrata en verano no son socorristas profesionales, son chavales que están estudiando, muchos están distraídos porque no son conscientes de la responsabilidad que tienen en sus manos", denuncia Recacho.

Otra de las causas, según este monitor, es que muchas piscinas abren fuera de su horario estipulado, lo que supone un peligro porque los pequeños bañistas están sin vigilancia y hay veces que los padres ni lo saben.

Aprender a nadar cuanto antes, ser prudente y vigilar constantemente a los niños menores de 6 años mientras se bañan, son algunas de las recomendaciones que pueden evitar que las vacaciones de verano se conviertan en tragedia.