Las dos Coreas se citan por tercera vez para tratar de reabrir el complejo industrial Kaesong
- Pyongyang quiere la reapertura inmediata y sin condiciones
- Seúl exige salvaguardas para evitar que se vuelva a producir otro cierre
Corea del Norte y Corea del Sur han iniciado este lunes el tercer encuentro en diez días para negociar la apertura del complejo industrial conjunto de Kaesong en territorio norcoreano, único proyecto vigente entre ambos países hasta su paralización el pasado abril.
Ya en el mes de junio, ambos ejecutivos cancelaron una reunión en la que, entre otros asuntos, se iba a tratar la reapertura de las fábricas de Kaesong. En lo que va de mes de julio, es la tercera reunión que se celebra.
De momento se desconoce el número de encuentros que ambas delegaciones llevarán a cabo durante el día y la hora a la que finalizarán, ya que tales factores dependerán del progreso en las conversaciones.
Una negociación complicada
En las dos últimas reuniones, que tuvieron lugar los pasados días 6 y 10 de julio, Norte y Sur no lograron superar sus diferencias, y ambas citas concluyeron sin avances tangibles.
Corea del Norte solicitó normalizar cuanto antes y sin condiciones la situación del complejo, mientras el Sur le exige activar mecanismos de salvaguarda que eviten que vuelva a cerrar unilateralmente Kaesong y que garanticen su funcionamiento al margen de la situación política y diplomática.
Además, en la última reunión Seúl pidió a Pyongyang que reconozca su responsabilidad por el cierre del polígono, mientras el régimen norcoreano, por su parte, culpa del incidente al Gobierno del Sur.
A la reunión de este lunes acudirá como nuevo jefe de la delegación surcoreana Kim Ki-woong, veterano director del Ministerio de Unificación, en un aparente intento de superar el estancamiento y motivar que fluya el diálogo.
Beneficios para ambos países
El complejo industrial de Kaesong había operado con normalidad durante ocho años hasta que el pasado 9 de abril, en plena etapa de tensión entre las dos Coreas, Pyongyang retiró a todos sus obreros del polígono y provocó con ello su cierre.
Hasta su clausura 123 empresas de Corea del Sur fabricaban productos con la mano de obra de unos 54.000 trabajadores norcoreanos, gracias a un acuerdo alcanzado durante la etapa de buenas relaciones que ambos vecinos vivieron a principios de la pasada década.
El complejo aportaba beneficios a las firmas sureñas al contar con mano de obra muy barata -sueldos medios de unos 130 dólares al mes- y suponía una importante fuente de divisas para el Norte, cuyo Gobierno se apodera de una parte importante de las remuneraciones de los empleados.