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Una segunda entrada de aire amenaza la conservación de la cueva de Altamira

  • La conexión favorece la circulación de microorganismos en la cueva
  • Así lo revela un estudio realizado por el Museo Nacional de Ciencias Naturales
  • La dirección de la cueva asegura que no le parece una cuestión grave

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Una segunda entrada en la cueva de Altamira podría poner en peligro el conjunto pictórico.
Una segunda entrada en la cueva de Altamira podría poner en peligro el conjunto pictórico.

Una segunda entrada de aire en Altamira amenaza la conservación del conjunto pictórico de la cavidad, según un estudio sobre la dinámica atmosférica de la cueva de Altamira liderado por Investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC).

Para localizar la entrada, el MNCN, en colaboración con la Universidad de Alicante, el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología (IRNAS-CSIC) y el Instituto Superior Técnico de Lisboa, ha muestreado la distribución espacial de los gases atmosféricos (CO2, CH4, y la señal isotópica del CO2), y por otro, ha estudiado la concentración y diversidad de los microorganismos aéreos y su distribución dentro de la cueva. Los análisis se han realizado el pasado verano (en 2012), cuando la tasa de intercambio entre la cueva y la atmósfera exterior es máxima.

Los datos de este trabajo, que ha sido publicado en Environmental Science and Pollution Research, ha verificado que existe una segunda conexión con el exterior que favorece la entrada y transporte de microorganismos aéreos a la parte más interna y profunda de la cueva. La mayor concentración de microorganismos aéreos se produce en la conocida como Sala del Pozo, una galería alejada de la entrada original.

Por otra parte, la distribución espacial de los gases atmosféricos también apoya esta asunción y sugiere una ligera pero directa conexión con la atmósfera exterior en este lugar de la cueva.

Lan experta del MNCN, Elena García-Antón, ha explicado que este descubrimiento supone "una amenaza para la conservación de las pinturas rupestres y requiere evaluar su impacto para tenerlo en cuenta en las directrices de conservación".

Además, ha indicado que "los gestores de la cueva también han de considerar los riesgos potenciales para la salud humana que existen debido a la abundancia de microorganismos en el interior de la cueva".

El aire, una fuerte amenaza

La joya cultural y científica que constituye el enclave paleolítico de la cueva de Altamira ha podido conservarse por las particulares condiciones ambientales que se dan en su interior, como son unas tasa muy baja de infiltración de agua y el mantenimiento de un microclima muy estable debido a que el intercambio de aire con la atmosfera del exterior de la cueva es muy limitado.

Así, la mayor amenaza para la conservación del conjunto pictórico es la apertura de la puerta de entrada, ya que refuerza el papel del aire como vehículo de transporte y dispersión de los microorganismos (bacterias y hongos) y nutrientes dentro de la cueva. Se ha podido comprobar que los microorganismos más frecuentes dentro y fuera de la cueva son los mismos.

Hasta ahora, el modelo de ventilación propuesto en la cueva asumía que sólo había una entrada de aire. Los expertos han señalado que el hallazgo de una segunda entada resulta esencial para poder tomar las medidas más eficaces para la conservación de las pinturas rupestres.

Uno de muchos informes

Según ha indicado María del Egido,coordinadora del Programa de Investigación para la conservación preventiva y régimen de acceso de la cueva, Altamira presenta en estos momentos su "estado de equilibrio habitual" y no ha registrado "cambios significativos en los últimos años".

La experta asegura que el estudio, es uno de los muchos informes que están realizando los equipos de investigadores que colaboran con el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes para "mejor conservar la cueva".

Son unos datos que ya se conocía, obtenidos en julio del año pasado, ha afirmado Del Egido, tras participar este jueves en Santander en una reunión de seguimiento de la situación de Altamira.

"Todos los datos obtenidos en el pasado y relevantes para el proyecto de conservación preventiva se están teniendo en cuenta y se considerarán en las conclusiones" que estarán lista en 2014.

Cinco líneas de conservación

En este momento, y a la luz de los datos disponibles, "al actual equipo de investigación no nos parece que sea una cuestión grave ni relevante desde el punto de vista de la seguridad de la cueva" ha asegurado.

El programa para la conservación de Altamira cuenta con más de 40 colaboradores de alto nivel, que incluye a instituciones como el CSIC, la Universidad de Cantabria, el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, la Universidad de Alcalá de Henares o el propio Museo de Altamira.

Desde septiembre de 2012, se trabaja en cinco líneas de estudio -biodeterioro; parametros ambientales; soporte y policromía; accesibilidad y valor social- que darán como resultado un plan de conservación que incluirá la valoración sobre la reapertura de la cueva al público.

Incluso la representante del Ministerio ante la Unesco forma parte del grupo investigador y no hay ninguna noticia de que vaya a cambiar el estatuto de Altamira, declarado patrimonio de la Humanidad por este organismo de la ONU desde 1985, ha señalado.

"Estamos trabajando sin prejuicios y teniendo muy en cuenta todos los estudios" que se han realizado, como los del CSIC, que lleva 20 años trabajando en la conservación de la cueva, ha agregado Del Egido.