Bruselas quiere limitar las comisiones de tarjetas y reducir su impacto en los consumidores
- La Comisión Europea propone prohibir los recargos por el uso de tarjetas
- Calcula que los consumidores pueden ahorrar 730 millones anuales
- Los comerciantes evitarían desembolsar hasta 6.000 millones al año
- También pretende regular los sistemas de pago por internet y móviles
- La nueva norma debe obtener la aprobación de los Estados y la Eurocámara
La Comisión Europea quiere evitar que las comisiones que cobran sistemas de pago como Visa y Mastercard sobrecarguen a comerciantes y consumidores, por lo que ha presentado un paquete de medidas en el que prohíbe la aplicación de recargos por el uso de las tarjetas de crédito y débito, y fija un tope a las comisiones interbancarias en los pagos realizados con esas tarjetas.
Los recargos son cargas adicionales impuestas por algunos comerciantes al pago con tarjeta y, según el Ejecutivo comunitario, "están muy extendidos, en particular, en las compras de billetes de avión".
En cuanto a la comisión interbancaria es una tasa que los bancos que participan en sistemas de pago -como Visa y MasterCard- se pagan unos a otros por cada pago con tarjeta. Esta comisión repercute en los costes de los comerciantes, que lo acaban reflejando en los precios que pagan los consumidores.
Los sistemas de pago aseguran que esta tasa sirve para que todas las entidades financieras participantes en el proceso de pago contribuyan al coste del mantenimiento. Sin embargo, esas tasas varían mucho de un país a otro de la UE -en algunos, como Dinamarca, ni siquiera existen-, "lo que indica que no tienen una justificación clara", concluye el Ejecutivo comunitario.
Por eso, se pretende limitar esa comisión a un 0,2% del valor de cada transacción con tarjeta de débito y a un 0,3%, con la de crédito. Estos topes se han fijado, según Bruselas, en función de los datos sobre el coste real del proceso de pago elaborados por los bancos centrales de Bélgica, Holanda y Suecia.
Hasta 730 millones de ahorro anual para los consumidores
"Estas comisiones suelen ser muy elevadas, diferentes, establecidas por las redes de tarjetas, unas comisiones ocultas que cuestan muy caras al consumidor y al comerciante", ha afirmado el comisario europeo de Mercado Interior, Michael Barnier, durante una rueda de prensa este miércoles en Bruselas.
Barnier ha estimado que la limitación de las comisiones interbancarias y la prohibición de los recargos podrían suponer un ahorro anual de hasta 730 millones de euros para los consumidores. El ahorro para los comerciantes lo cifran en hasta 6.000 millones de euros con la aplicación de la nueva normativa.
"Los comercios pasan los costes [de las comisiones] a los consumidores a través de un aumento de los precios", por lo que, al final, ese cobro de tasas "afecta a todos los consumidores y no solo a los que pagan con tarjeta", ha señalado por su parte el vicepresidente de la Comisión y responsable de Competencia, Joaquín Almunia.
El nuevo reglamento debe ahora negociarse con los veintiocho Estados miembros y el Parlamento Europeo, unos trabajos que la Comisión quiere iniciar después del verano para que pueda aprobarse el año que viene y entrar en vigor en 2015. Sin embargo, Bruselas confía en que las iniciativas presentadas lleven al sector a anticiparse a su puesta en marcha.
"Campaña absurda" de Mastercard contra la medida
Además, Barnier ha denunciado la "campaña inédita", "absurda" y "contraproducente" realizada por la estadounidense Mastercard contra él y el Ejecutivo comunitario con el uso, "incluso, de información falsa".
El comisario francés ha negado que -tal y como aseguran esta compañía y su principal rival, Visa- las medidas de Bruselas puedan suponer un aumento de los cargos a los consumidores.
Respecto a ese punto -y preguntado por los periodistas sobre si Bruselas ha previsto mecanismos para evitar que se compense la reducción de esas comisiones con la subida de otras, como la que se paga un usuario por disponer de tarjetas-, el comisario de Competencia, Joaquín Almunia, ha replicado que la UE es un espacio de libremercado en el que las empresas compiten entre ellas con diferentes ofertas al consumidor o usuario y que la Comisión debe vigilar para que esa competencia se desarrolle en igualdad de condiciones para todas las partes implicadas.
Con la reducción de las comisiones interbancarias, "los minoristas tendrán que ofrecer costes transparentes y los bancos deberán competir con ofertas en los costes de las transferencias de pago", ha añadido Almunia.
Más seguridad en pagos por internet
Además, ambos comisarios han presentado también una nueva directiva de servicios de pagos, bautizada como DSP2, que pretende "promover el desarrolllo del mercado único digital haciendo que los pagos por Internet sean más baratos y seguros".
Así, se incluyen nuevos servicios denominados de iniciación del pago, que "operan entre el comerciante y el banco del comprador y permiten pagos electrónicos baratos y eficaces sin recurrir al uso de una tarjeta de crédito", explica el comunicado del Ejecutivo comunitario, que define así sistemas de pago electrónico como Paypal.
"Estos proveedores de servicios estarán sujetos a partir de ahora a niveles de regulación y supervisión igual de rigurosos que las demás entidades de pago. Al mismo tiempo, los bancos y los demás proveedores de servicios de pago deberán intensificar la seguridad de las transacciones en línea mediante una estricta autenticación de los clientes en los pagos", advierte el texto.
Además, se tratará de aumentar la protección de los consumidores contra el fraude, los posibles abusos y los incidentes de pago. "En los casos de operaciones de pago con tarjetas no autorizadas, las pérdidas para los consumidores serían muy limitadas", añade la Comisión Europea, que quiere reducir esas pérdidas a un máximo de 50 euros frente al límite actual de 150 euros.
Se trata así de regular un mercado hasta ahora alegal y en el que ya realizan compras un 34% de los ciudadanos de la UE, según datos de la propia Comisión Europea. A ellos se han sumado ahora parte del 50% de europeos que tienen un telefóno inteligente o smartphone, que ya permiten pagar por telefonía móvil.