Más de un millón de jóvenes dan la bienvenida al papa a la JMJ de Río de Janeiro
- El papamóvil ha recorrido el paseo marítimo de Copacabana
- El papa recuerda a la peregrina que murió en la Guayana francesa
- Las lluvias en Guaratiba obligan a trasladar los eventos a Copacabana
Más de un millón de personas, según fuentes de la organización de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Río de Janeiro, han seguido en la playa de Copacabana la jornada de bienvenida oficial al papa Francisco en esta JMJ, que arrancó el pasado martes y se prolongará hasta el domingo.
En un ambiente festivo y desafiando al mal tiempo reinante (la lluvia no da tregua en los últimos días), los jóvenes han acogido al papa como a una estrella del pop, entre cánticos, vivas y con miles de banderas de sus países de origen.
"Esta es la juventud del Papa" ha sido uno de los lemas más entonados por los muchachos en esta fiesta de acogida al pontífice de los miles de jóvenes procedentes de 190 países.
El papa Bergoglio ha llegado al encuentro con los jóvenes en el papamóvil, en el que ha recorrido toda el paseo marítimo de Copacabana, de cuatro kilómetros de largo, hasta el lugar donde se ha levantado el palco, en un costado de la playa.
Cientos de miles de jóvenes, algunos tras esperar más de doce horas bajo la lluvia, le han acompañado en el trayecto, mientras Francisco, en su línea, sonriente y feliz, ha besado a niños, saludado a jóvenes y no ha dudado en quitarse el solideo y cambiarlo por otro que le había entregado un joven sacerdote.
Copacabana es ya el punto único de esta JMJ. Además de la misa de bienvenida y la recepción a los participantes, en el mismo paseo marítimo se celebrará la vigilia del sábado y misa dominical con la que termina el encuentro y a la que acudirán al menos tres jefes de Estado sudamericanos (los presidentes de Argentina, Bolivia y Surinam ya han confirmado su asistencia).
La explanada de Guaratiba es un inmenso barrizal tras 4 días continuados de lluvia. Así que las autoridades han decidido suspender los actos previstos en aquel enclave, informa Iñaki Díez, enviado especial de RNE.
Recuerdo a la peregrina que falleció en la Guayana francesa
El arzobispo de Río de Janeiro, Orani Joao Tempesta, le ha dado la bienvenida y ha resaltado que, después de 26 años la JMJ ha vuelto a America Latina (la anterior fue en 1978 en Buenos Aires).
El prelado ha subrayado que la presencia de Francisco fortalece a los jóvenes, muchos de ellos entristecidos "en un mundo de consumismo, egoísmo, desigualdades y falsas alegrías".
Ha recordado, además, que el papa ya ha dicho en diferentes ocasiones -la última hoy ante jóvenes argentinos- que la Iglesia no es una ong y que por ello la presencia de Bergoglio les ayuda a testimoniar a Cristo por todo el mundo.
Francisco ha saludado a todos los asistentes y ha recordado a la joven Sophie Moriniere, que falleció en un accidente de tráfico en la Guayana francesa cuando se dirigía con otros jóvenes a Río para la JMJ. Francisco ha pedido un minuto de silencio en memoria de Moriniere y solidaridad con los heridos.
"Veo en ustedes la belleza del rostro joven de Cristo, y mi corazón se llena de alegría. Recuerdo la primera Jornada Mundial de la Juventud a nivel internacional. Se celebró en 1987 en mi ciudad de Buenos Aires. Guardo vivas en la memoria estas palabras de Juan Pablo II a los jóvenes: "¡Tengo tanta esperanza en vosotros! Espero sobre todo que renovéis vuestra fidelidad a Jesucristo y a su cruz redentora", ha dicho el papa.
Palabras para Benedicto XVI
Francisco también ha querido destacar que la JMJ vuelve por segunda vez a América Latina y ha recordado que la convocó Benedicto XVI, al que ha enviado un saludo en medio de un fuerte aplauso y los gritos de Benedicto, Benedicto.
El papa ha contado que antes de ir a Río le había pedido a Benedicto XVI que le acompañara con la oración. El papa emérito se lo garantizó y le dijo que seguiría la JMJ por televisión. "Así que ahora nos está viendo", ha dicho Francisco.
El papa ha destacado el gran número de jóvenes allí presentes: ¡Son ustedes tantos! Llegados de todos los continentes, distantes, a veces no sólo geográficamente, sino también desde el punto de vista existencial, cultural, social, humano. Pero hoy están aquí, o más bien, hoy estamos aquí, juntos, unidos para compartir la fe y la alegría del encuentro con Cristo, de ser sus discípulos".
El Obispo de Romaha señalado que en estos días Río se ha convertido en el centro de la Iglesia, "en su corazón vivo y joven, porque ustedes han respondido con generosidad y entusiasmo a la invitación que Jesús les ha hecho a estar con él, a ser sus amigos".
Francisco ha dicho que viendo el mar, la playa y a todos los jóvenes, le recordó el momento en que Jesús llamó a sus primeros discípulos a orillas del lago de Tiberíades.
"Hoy Jesús nos sigue preguntando: ¿Quieres ser mi discípulo? ¿Quieres ser mi amigo? ¿Quieres ser testigo del Evangelio? En el corazón del Año de la fe, estas preguntas nos invitan a renovar nuestro compromiso cristiano" ha añadido el papa, que subayo que ha venido a Río a confirmar a los muchachos en la fe.
Durante la ceremonia un grupo de 150 jóvenes han realizado una representación de la fe del pueblo brasileño, titulada "Río de fe" y después cinco jóvenes, uno por cada continente han dado la bienvenida al papa.
Las banderas de todos los países de donde proceden los asistentes se han llevado al palco.
El dinero y el poder no dan la felicidad
El papa Francisco ha pedido a los jóvenes católicos que "pongan a Cristo en sus vidas" y les ha puesto en guardia ante la tentación de ponerse en el centro y de creer que solos construyen sus vidas. El pontífice ha destacado que el tener, el dinero y el poder no es lo que da la felicidad.
"El tener, el dinero, el poder pueden ofrecer un momento de embriaguez, la ilusión de ser felices, pero, al final, nos dominan y nos llevan a querer tener cada vez más, a no estar nunca satisfechos. ¡Pon a Cristo en tu vida, pon tu confianza en él y no quedarás defraudado!", ha dicho Francisco a los jóvenes.