¿Por qué los T-Rex tenían los brazos tan cortos?
- Los brazos cortos compensan el peso de su enorme cabeza
- Eran brazos fuertes comparados con los humanos
Podrían servir para incorporarse o agarrar hembras
El Tyrannosaurus rex es el dinosaurio depredador carnívoro por excelencia. Retratado en los libros y películas como feroz y despiadado, su silueta es muy característica por desproporcionada: una cabeza gigantesca de mandíbulas potentísimas, unas patas traseras musculadas en contraste con los brazos minúsculos hasta lo cómico.
Un dinosaurio T Rex adulto medía 12 metros y pesaba 6 toneladas. Sin embargo, sus brazos apenas medían un metro. A pesar de ser pequeños, los brazos de este dino eran fuertes y ganarían con holgura un pulso a un humano dedicado a la halterofilia. “Se estima que podrían levantar tres veces el peso que podemos levantar los humanos”, comenta a RTVE.es el paleontólogo José Luis Sanz, de la Universidad Autónoma de Madrid.
La explicación de tan pequeñas extremidades superiores tiene que ver, aunque parezca paradójico, con la armonía de proporciones para mantener el equilibrio. “La tendencia evolutiva por aquellas en los dinosaurios hipercarnívoros era aumentar el tamaño de la cabeza para alojar unas mandíbulas potentes para poder machacar las carcasas de los cadáveres y desgarrar la carne de sus presas”, ilustra Sanz.
Contaban con una gran masa muscular localizada en las caderas para mantener al animal de pie y la cola, pero no era suficiente para vencer el contrapeso de la enorme cabeza. “Para compensar la cabeza tan grande, los brazos del T rex se acortaron, perdieron masa. Así se reajustaron las proporciones para que el animal pudiera tener el centro de gravedad en un lugar que le permitiera tener una postura funcional”, asegura el experto.
Agarrar a las hembras durante la cópula
Otros científicos especulan con que los brazos del dinosaurio no eran simples vestigios sino que tenían utilidad. Apuntan que los usaban como punto de apoyo para incorporarse tras dormir o reposar boca abajo, para agarrar a las hembras durante la cópula o para inmovilizar a presas escurridizas que tuvieran en las fauces.
Los primeros restos fósiles de T rex se descubrieron a finales del siglo XIX en Norteamérica. En 1905, el paleontólogo Henry Fairfield Osborn hizo la primera descripción de uno de estos animales a partir de varios esqueletos. A pesar de que a los paleontólogos les costó mucho asimilar que sus brazos fueran tan ridículamente pequeños, la reconstrucción actual no dista casi de aquella.
Desde entonces no han parado de aparecer fósiles de estos grandes carnívoros que lograban la comida, veces cazando y otras buscando carroña. Algunos de los restos hallados están en un estado de conservación excelente, como una pata hallada en 2003 con tejidos blandos de hace 68 millones de años.
Hoy sabemos que la familia de los tiranosaurios era muy amplia y diversa. Se conocen más de 20 especies. Todas tenían un esqueleto parecido, pero en diferentes tamaños. Los había de tamaño de un perro. No por ello dejaban de ser terribles.