La apertura de las cajas negras del tren Alvia, clave para la investigación del accidente
- Las cajas registran la velocidad del tren y las conversaciones en la cabina
- Se contrastará esta información con la de los testigos y el propio maquinista
- La Policía Judicial analizará la información y remitirá un informe al juez
Este martes está prevista la apertura en los juzgados de Santiago de las cajas negras del tren Alvia siniestrado en las cercanías de la capital gallega, lo que se espera que aporte información fundamental para esclarecer las causas del accidente que provocó el 24 de julio la muerte de 79 personas y dejó más de 140 heridos.
Las cajas negras fueron recogidas del lugar del accidente en la madrugada del pasado jueves, pocas horas después del descarrilamiento y acumulan, según fuentes de la investigación, numerosa información sobre cómo circulaba el convoy punto por punto desde que salió de Madrid y registran las conversaciones que tuvieron lugar en la cabina.
Dicha información se contrastará con el testimonio del propio maquinista, Francisco José Garzón, que este lunes declaró ante el juez que se despistó hasta el punto de no saber dónde estaba y, por lo tanto, no se percató de que tenía que reducir la velocidad del tren a 80 km/h antes de entrar en la fatídica curva de A Grandeira, en Angrois, a unos cuatro kilómetros de la estación de Santiago de Compostela, donde tuvo lugar el descarrilamiento.
La información de las cajas negras, la inspección de la locomotora y los vagones del tren -que permanecen bajo custodia policial en un depósito en Santiago-, junto a los testimonios del conductor y de los propios testigos del accidente permitirán reconstruir lo sucedido y que a finales de esta semana se sepa con más precisión qué pasó en el momento del accidente.
Reconstruir lo sucedido y posibles conversaciones
En concreto, los investigadores tratan de determinar la velocidad en todo momento del tren; el eventual uso del teléfono móvil por parte del maquinista con sus conversaciones en la cabina antes y después del accidente; la zona en la que se encontraba la totalidad de la tripulación del tren accidentado en el momento del suceso y por qué el conductor activó el freno de emergencias cuando el tren ya había descarrilado.
La información de las cajas negras se registra en unos discos duros que los investigadores volcarán en ordenadores para desentrañar su contenido, en sede judicial y bajo la supervisión de un perito electrónico, con la presencia también de expertos de Adif y Renfe, como el director de Seguridad de Circulación de Renfe.
Posteriormente, será analizada por la Policía Judicial, que remitirá un informe al juez instructor, el titular del Juzgado de Instrucción Número 3 de Santiago, Luis Aláez.
Este mismo lunes fuentes próximas al caso informaron a la agencia Efe de que la Policía había analizado el tráfico de llamadas y datos de los dos teléfonos móviles que portaba el maquinista, uno personal y otro corporativo. Este último se habría perdido tras descarrilar el tren, por lo que el juez ha pedido la información de llamadas y mensajes a la compañía telefónica, según han indicado fuentes cercanas a la investigación.
El maquinista no abandonó la cabina, según el atestado
El atestado elaborado por la Policía concluye que el maquinista no abandonó la cabina, sino que presionó todo el tiempo el pedal conocido como 'hombre muerto', un dispositivo de seguridad que detiene automáticamente el tren en caso de que el conductor se desvanezca o se ausente de la cabina durante un tiempo.
“El atestado concluye que el maquinista presionó todo el tiempo el pedal que frenaría el tren si se ausentase“
Si el conductor de un ferrocarril deja de presionar este dispositivo, a los 27,5 segundos el tren se hubiera frenado. Pero el atestado que ha sido entregado al titular del Juzgado número tres de Santiago, Luis Aláez, recoge que el maquinista fue presionando todo el tiempo este pedal, según han informado fuentes de la investigación a Europa Press.
El maquinista ha asumido en su declaración judicial que se "despistó", que cometió un fallo humano al entrar a 190 kilómetros por hora en una curva, A Grandeira, limitada a 80.
Está imputado por 79 delitos de homicidio, tantos como víctimas mortales ha provocado hasta ahora el siniestro, y una pluralidad de delitos de lesiones, todos ellos cometidos por imprudencia profesional.
El juez ha acordado su libertad provisional sin fianza, pero el maquinista tendrá que comparecer semanalmente en el juzgado que se designe. También se le ha prohibido salir del territorio nacional sin autorización judicial durante seis meses y se le ha intervenido de forma cautelar la licencia profesional para la conducción de ferrocarriles.
El homicidio por imprudencia profesional está castigado en el Código Penal con la pena de prisión de entre uno y cuatro años, además de la inhabilitación para la profesión por un período de entre tres y seis años.