La ALBA aspira a convertirse en una "poderosa zona económica" alternativa en Latinoamérica
- Maduro propone aglutinar las fuerzas de Mercosur, Caricom y Petrocaribe
- La Alianza celebra su XII cumbre, la primera tras la muerte de Hugo Chávez
- La isla de Santa Lucía se suma como noveno miembro de pleno derecho
Qué es la ALBA
La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) es una iniciativa promovida por Venezuela para la integración de los países de América Latina y el Caribe, y basada en la solidaridad y en la complementariedad de las economías nacionales. Está compuesta por ocho países: Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Cuba, Antigua y Barbuda, Dominica, y San Vicente y Granadinas.
La creación de la ALBA fue propuesta por primera vez en diciembre de 2001 por el presidente venezolano Hugo Chávez como una alternativa a la fallida Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA) impulsada en su momento por EE.UU..
Se creó el 14 de diciembre de 2004, por un acuerdo suscrito en La Habana por Venezuela y Cuba. Su nombre inicial fue Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América. Sucesivamente se fueron añadiendo sus miembros, incluido Honduras en 2008, aunque abandonó el bloque en 2010.
Los países de la ALBA suman un PIB de 600.000 millones de dólares y más de 80 millones de habitantes.
La Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA) ha concluido su XII cumbre con la propuesta de constituirse en una "poderosa zona económica" junto con otros bloques latinoamericanos como Mercosur, Caricom y Petrocaribe.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, lo anunció al término de la reunión y señaló que el objetivo es crear "una zona económica común de desarrollo compartido, respetando las asimetrías" para articularse "en condición ventajosa" en el mundo actual.
Los mandatarios, reunidos en la ciudad ecuatoriana de Guayaquil, tienen clara la necesidad de unirse y ya en febrero del año pasado, en la cumbre anterior, acordaron también la creación de una zona económica a la que bautizaron con el nombre de Ecoalba y de la que en esta cumbre nada se ha mencionado.
La cumbre de la ALBA reunió a presidentes y delegaciones de Antigua y Barbuda, Bolivia, Cuba, Dominica, Ecuador, Nicaragua, San Vicente y Granadinas y Venezuela, países a los que en esta cumbre se sumó como miembro de pleno derecho un noveno miembro: Santa Lucía.
Los mandatarios y representantes gubernamentales, dijo Maduro, suscriben el "objetivo gigante" de "declarar la región zona libre de pobreza" y de otros males, como el atraso, el analfabetismo y "las penurias de los viejos 'coloniajes' y los viejos imperios".
"Al final son los pueblos los que toman el rumbo que tienen que tomar, nosotros ratificamos la necesidad de un rumbo autónomo" frente a los problemas del desarrollo, la industrialización, la seguridad energética y otros, ante los que la ALBA "dice: podemos hacerlo y vamos a hacerlo", aseveró Maduro.
La ALBA frente a la 'neoliberal' Alianza del Pacífico
También el presidente de Ecuador, Rafael Correa, anfitrión del encuentro, apostó por la continuidad de las acciones de este bloque, del que dijo que "se consolida día a día" y destacó "la coincidencia ideológica" de los Gobiernos que lo integran, frente a la cercanía física de otros, como la Unasur.
Sobre la Alianza del Pacífico, grupo del que forman parte Perú, Colombia, Chile y México, consideró que estos países son muy queridos para la ALBA, pero tienen una visión diferente a la del neoliberalismo y el libre comercio, basada en crear zonas libres, pero "de hambre y de pobreza".
El presidente de Bolivia, Evo Morales, destacó el valor del bloque como instrumento de acompañamiento de los Gobiernos a sus pueblos y a sus movimientos sociales y como modo de hacer frente por medio de la integración a las "políticas de saqueo, de intervención y de dominación".
Correa, Maduro, Morales y el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, comparecieron en rueda de prensa junto a los representantes gubernamentales de los otros países miembros para dar a conocer las conclusiones de la cumbre, que transcurrió a puerta cerrada, con excepción del acto inaugural.
El presidente Correa arremetió contra el "neocolonialismo" y pidió la unidad de los Gobiernos latinoamericanos para combatir un orden mundial que tachó de "injusto" e "inmoral". Es necesario "evitar que nuestras democracias sean restringidas" y "mantener nuestras soberanías, que están en peligro con ese orden mundial inmoral", señaló el gobernante.
Criticó el espionaje internacional, los tratados de protección recíproca de inversiones, las trasnacionales, los centros internacionales de arbitraje y la prensa "mala", que calificó de "letal" para las democracias, al tiempo que cuestionó el papel de la Organización de Estados Americanos (OEA) y reclamó reformas en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos (SIDH).
El fallecido presidente venezolano Hugo Chávez, a quien Correa recordó al inicio de esta cumbre, la primera de la ALBA desde su muerte, en marzo pasado, estuvo presente también al final, recordado de nuevo tanto por el mandatario ecuatoriano como por el actual gobernante venezolano.