'Renoir', el artista, la modelo y el cineasta
- Gilles Bourdos retrata al pintor impresionista y a su hijo director de cine
- La cinta se centra en la musa que compartieron, la actriz Catherine Hessling
- Estreno en España el 9 de agosto
FICHA TÉCNICA
Título: Renoir
Título original: Renoir
Año: 2012
Duración: 115 minutos
País: Francia
Director: Gilles Bourdos
Guion: Gilles Bourdos y Jérôme Tonnerre (basado en la novela Le tableaux amoureux de Jacques Renoir)
Intérpretes: Michel Bouquet, Christa Theret, Vincent Rottiers, Thomas Doret
Durante la segunda y la tercera década del siglo XX, cuando la pintura se instalaba en el reino de lo abstracto, el arte cinematográfico tomó el relevo como arte figurativo más influyente, descubriendo a cada paso la potencia de su lenguaje.
En esa vorágine estética, teórica y técnica (y con el mundo en guerra) dos hombres simbolizaron de alguna manera ese traspaso. Eran padre e hijo; Pierre-Auguste, uno de los pintores claves del impresionismo, y Jean, uno de los cineastas más influyentes de la historia.
En 1915, el pintor, con 74 años y en silla de ruedas a causa de la artritis, agonizaba apenado tras el fallecimiento de su mujer. Jean, 21 años, regresaba herido de la Gran Guerra, sin ninguna vocación ni oficio.
El director francés Gilles Bourdos (Inquietudes, Premonición) ha encontrado en los últimos días que pasaron juntos en la residencia familiar de Niza el momento perfecto para reflejar sus personalidades, rendirles admiración y recrearse en el universo de desnudos y mistral de los últimos cuadros.
Renoir, basada en una novela de Jacques Renoir, bisnieto del pintor, se estrenó en la sección 'Una cierta mirada' de Cannes en 2012. El renombre del apellido ha despejado el camino de la cinta en los mercados europeos y el 9 de agosto llega a España.
El peligro para Bourdos era inclinarse ante los dos gigantes, pero no todo es Renoir en Renoir. Dedée, última modelo del pintor, y futura mujer y actriz del director bajo el seudónimo de Catherine Hessling, es la bisagra que conecta a los dos artistas y Bourdos está tan interesado en su retrato como en la fascinación que provocó en los dos.
Gloria al padre y al hijo
Al final de su vida, Jean afirmaba desconocer exactamente las influencias de su padre en él. La exploración de ese vacío, razón de ser de Renoir, se aleja de la tendencia a la complacencia de demasiados biopics. Renoir tiene conflicto. Y a tres bandas
En su vida ambulante en busca de la luz, el pintor se rodeaba de una tropa de mujeres y sus tres hijos. La muerte de su esposa, el despido de Gabrielle (la niñera-modelo-amante) y la marcha de los dos hijos mayores al frente, habían agotado la sustancia esencial de su paleta: la alegría. La aparición de la modelo y el regreso de su hijo devolverán la pasión y el movimiento a su entorno.
La composición del crepuscular pintor a cargo del veterano actor Michel Bouquet es uno de los atractivos, aunque paradójicamente Auguste-Pierre despreciaba la actuación, el cine y todo lo que no implicara un trabajo manual. El empeño de Jean en combatir en la Primera Guerra Mundial es otra de las fricciones paterno-filiales. La cojera que arrastró toda su vida tras recibir un balazo alemán fue para el cineasta una gran ventaja (“un cojo no ve la vida desde el mismo ángulo que los que no cojean”, decía), pese a que a su padre le horrorizaba perder a otro ser querido.
Pero es en las junturas, en la comunión entre los dos, cuando Renoir vuela más alto. La celebración de la alegría de la vida, el gusto por lo lúdico, el desprecio por la intelectualidad, por la tragedia, por la misma definición de arte, toda la filosofía Renoir que más tarde aparecerían en obras maestras como Partie de campagne o French Cancan.
Y, sobre todo, la pasión de un anciano por aprender y mejorar. Un destino que su hijo reviviría cuando a los 66 años dejó de realizar películas pero consideraba que su carrera no acababa más que comenzar.
Dedée, la musa heredada
¿Qué poseía Andrée Heuschling (Dedée) para avivar los cuadros dormidos del padre y convencer al hijo para que se dedicara al cine? Chrisa Theret pone rostro a la doble musa, una joven pizpireta, apasionada y ambiciosa.
Pierre-Auguste diseñó para la joven pareja el futuro soñado (para él): residir en el campo fabricando cerámicas. Ellos prefirieron dilapidar la fortuna en forma de cuadros heredados de Jean para experimentar en el cine en películas como Nana. El rastro de Dedée se pierde tras su separación con Jean Renoir, que coincidió con la llegada del sonoro. Su estilo de interpretación no tenía hueco en el nuevo arte.
Con su director de fotografía, el taiwanés Mark Ping Bing Lee (Deseando amar), Bourdos no ha podido resistir la tentación de ‘renoirizar’ la luz de los exteriores e interiores, con un resultado entre el preciosismo y el naturalismo.
No hay mejor resumen que esta secuencia impregnada de lo que padre e hijo persiguieron toda su vida, atrapar lo espontáneo en la naturaleza, ejemplificada en una ráfaga de mistral. El viento. Esa ventana abierta a lo imprevisible que Jean siempre quería dejar abierta en sus rodajes, ese viento del que 40 años después nacerían las nuevas olas cinematográficas en Francia y en todo el mundo.
Los protagonistas según Jean Renoir
(Extractos de su biografía Mi vida y mi cine, Ediciones Akal)
Michel Bouquet es Pierre-Auguste Renoir
"Me he pasado la vida intentando determinar la influencia de mi padre en mí, saltando períodos en los que hacía todo por escaparme de esa influencia".
"Solo recuerdo de un caso en el que Renoir nos dijo lo que podría parecer un consejo de maestro a discípulo. «Hay que completar», decía. «Los buenos cuadros, las buenas novelas, las buenas óperas hacen estallar los límites asignados por el tema»".
"Consideraba que el mundo es un todo, compuesto por piezas que encajan unas en otras. El equilibrio del mundo depende de cada pieza. (...) Cuando paseaba por el campo, a veces hacía bailes extraños con la única finalidad de pisar una mata de dientes de león".
"Como la base de mi fortuna consistía en cuadros que había dejado mi padre, los intentos cinematográficos se saldaban con la desaparición de telas en las que se marchaba algo de mí mismo. Parecía como si una conversación se interrumpiera para siempre. Cada paso de Catherine o mío en la carrera cinematográfica estaba marcado por un sacrificio que me desgarraba el corazón. (...) Cada venta me parecía una traición".
Christa Theret es Catherine Hessling
"Su aparición era como un toque de varita mágica (...) Dedée adoraba a mi padre y él sabía agradecérselo. Ella le parecía a Renoir muy capaz y deseaba vernos juntos trabajar modelando y decorando objetos útiles".
"La pasión común que teníamos por el cine tuvo una gran importancia en la decisión de unir nuestras dos existencias. (...) Solo puse los pies en el cine con la esperanza de hacer de mi muer una vedette. Una vez conseguido, tenía la intención de volver a la cerámica".
"Dedée era muy guapa, de una belleza insólita. Se lo decían por todas partes y le resultaba difícil ignorarlo (...) Su éxito hubiese sido asombroso de no haber venido envuelto en un nuevo cine".
Vincent Rottiers es Jean Renoir
"Es cine todo lo que se mueve en una pantalla. A menudo oigo la crítica siguiente: está película es tal vez muy interesante. En mi opinión el cine no es más que una nueva manera de imprimir".
"¿Es el cine un arte? Y yo contesto: qué más da. (...) El arte no es el oficio, sino la manera de ejercerlo. También es la manera de ejercer cualquier actividad humana. Les propongo una definición de arte: el arte es el «hacer». (...) Mi padre nunca me habló de arte. No soportaba esa palabra".
"Yo creo en la improvisación en el plató o en el lugar de rodaje y todavía creo en ello. La imaginación humana está peligrosamente limitada y tiende a utilizar los clichés".
"La influencia de mi padre en mí es innegable, pero se manifiesta sobre todo en los pequeños detalles de la vida corriente. Creo que las influencias de un ser sobre otro no se definen. Están relacionadas con el olor del cuerpo, el color del cabello, la manera de andar".
"Si tuviese que comenzar de nuevo, haría cine"