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La oposición de Baréin desafía al Gobierno con una jornada de protestas y desobediencia

  • Convocada por el movimiento Tamarrud (Rebelión)
  • Hay al menos 15 detenidos y una decena de heridos
  • La mayoría chií sigue exigiendo más participación a los gobernantes suníes

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Manifestantes y policías antidisturbios se enfrentan en Shajura, cerca de la capital de Baréin, Manama
Manifestantes y policías antidisturbios se enfrentan en Shajura, cerca de la capital de Baréin, Manama.

La oposición política de Baréin ha tomado las calles este jueves con el lema "Tamarrud Baréin" (Rebelión en Baréin), desafiando el imponente despliegue policial y las amenazas de represión de las autoridades.

La jornada de protestas para exigir reformas políticas ha comenzado con pequeñas concentraciones silenciosas que han ido creciendo en número al avanzar el día pese a los arrestos y severos controles de seguridad.

La Policía se ha enfrentado con los miles de manifestantes en varios puntos del país, lanzando gases lacrimógenos contra aquellos que intentaban acercarse a avenidas principales, según ha podido constatar Efe.

Las autoridades establecieron puestos de control, rodearon algunas aldeas de mayoría chií con alambradas de espino y reforzaron especialmente las medidas de seguridad en el distrito comercial Seef de Manama, cercano a la emblemática plaza de la Perla, epicentro de las protestas de 2011. Los organizadores que forman parte de Tamarrud Baréin han hecho un llamamiento inesperado a sus seguidores para que se dirigieran a esta zona.

15 detenidos y una decena de heridos

El responsable del Centro de Baréin de Derechos Humanos, Seyed Yusef al Mahfdah, ha informado a Efe de que su grupo ha documentado una quincena de arrestos y una decena de heridos.

Entre los detenidos hay cinco mujeres y un menor de edad, mientras que algunas víctimas presentan impactos de disparos de perdigones y otras síntomas de asfixia, ha agregado Al Mahfdah.

De acuerdo a los activistas, en el último mes han sido detenidas unas 600 personas en un intento de las autoridades de silenciar a la disidencia y evitar las protestas.

Las manifestaciones fueron convocadas el pasado 4 de julio inspirándose en las multitudinarias protestas de Egipto que un día antes acabaron con la destitución en un golpe militar del entonces presidente Mohamed Mursi.

El principal partido de la oposición, el chií Al Wefaq, ha asegurado en un comunicado que antes del mediodía había contabilizado al menos setenta manifestaciones en cuarenta zonas distintas del país.

Fuera de la capital, los opositores se han congregado frente a sus viviendas en señal de desobediencia civil, pero en algunas ocasiones han sido atacados por las fuerzas de seguridad. La mayoría de los comercios han permanecido cerrados durante la jornada, pero apenas se han cerrado avenidas para evitar choques con la Policía.

El gobierno no cede

Hace dos días, el primer ministro bareiní, Jalifa bin Salamn al Jalifa, que lleva cuatro décadas en el puesto, ya advirtió de que el Gobierno responderá con la fuerza a nuevas protestas.

Por su parte, el ministro de Estado de Comunicación, Fawaz al Jalifa, ha pedido a las empresas de telecomunicaciones que refuercen su bloqueo a las páginas de internet que "alienten al terrorismo" y que cooperen con las autoridades para evitar "el uso indebido de las redes sociales".

Ante estas amenazas, Amnistía Internacional (AI) instó el miércoles a las fuerzas bareiníes a que no repriman las manifestaciones y criticó las medidas adoptadas recientemente por el Gobierno a este efecto.

El Parlamento de Baréin aprobó a finales de julio una serie de recomendaciones que dan a las autoridades mayores prerrogativas, como declarar leyes de emergencia, retirar la nacionalidad a los condenados y perseguir a los activistas en las redes sociales.

"Estas nuevas medidas draconianas son una vergüenza. La seguridad nacional no debe utilizarse como una excusa para reprimir las protestas pacíficas", afirmó el director regional de AI, Philip Luther.

Baréin es escenario desde febrero de 2011 de protestas antigubernamentales de la mayoría chií contra la minoría suní gobernante, que hasta el momento no han logrado el impacto de otros levantamientos de la llamada "primavera árabe", que derribaron a los dictadores de Egipto, Túnez, Libia y Yemen.