Una misión de la ONU entra en Siria para investigar el posible uso de armas químicas
- Su llegada se ha retrasado varias veces por problemas logísticos
- El régimen y los rebeldes se acusan mutuamente de usar estas armas
Siria no ha firmado la Convención sobre Armas Químicas de 1997
La misión de la ONU encargada de investigar el uso de armas químicas en Siria ha entrado este domingo finalmente en el país tras haber retrasado varias veces su visita por problemas logísticos, según ha asegurado una fuente de Naciones Unidas.
El equipo ha cruzado la frontera con el Líbano y se dirige a un hotel de la capital siria antes de comenzar sus investigaciones sobre el terreno, según la fuente.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, anunció el pasado miércoles un acuerdo con el Gobierno sirio para que una misión independiente investigue tres posibles casos de armas químicas.
El equipo de Ake Sellström, antiguo inspector de armas químicas en Irak para la ONU, estaba listo desde el pasado mes de abril para entrar en Siria, pero no había podido hacerlo por desacuerdos entre la organización internacional y el Gobierno sirio.
Para desbloquear la situación, la alta representante para Asuntos de Desarme de la ONU, Angela Kane, y Sellström visitaron Damasco el pasado 24 de julio para analizar con las autoridades sirias los detalles del despliegue de la misión.
Los expertos proceden de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) y de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Tanto el régimen de Damasco como los rebeldes sirios se han acusado recíprocamente de emplear armas químicas.
Uno de los lugares al que los investigadores accederán será la localidad de Jan al Asal, en la provincia septentrional de Alepo, donde, según el régimen, 26 personas murieron en marzo pasado en un supuesto ataque rebelde con sustancias químicas.
Siria es uno de los siete países que no ha firmado la Convención sobre Armas Químicas de 1997.
Desde que comenzó la guerra civil en el país árabe, en marzo de 2011, han muerto más de 100.000 personas y casi 7 millones necesitan ayuda humanitaria de emergencia, según las últimas cifras de Naciones Unidas.