Nuria González se convierte en una bloguera superada por la vida en 'Taitantos'
- Un divertidísimo y agridulce monólogo intepretado magistralmente
- Olga Iglesias firma este texto que aborda la lucha contra el tiempo
- Funciones los sábados y domingos durante todo el verano
"No tengo prisa", "No tengo prisa" repite cada vez más pausadamente Susana Duarte al final del espectáculo. Por fin puede pronunciar esta frase después de una hora y media contándonos atropelladamente sus cuitas de mujer desesperada.
Pero ¿quien es Susana Duarte? Una mujer -aparentemente- de éxito. Dice que tiene cuarenta y tantos, es decir que debe tener algunos más... Presenta un videoblog de moda con miles de seguidores, de esos en los que se dan consejos (y listas) absurdas sobre qué tipo de bolso llevar, qué cosas hacer en Ibiza o qué es no es vintage. Está separada, tiene una hija adolescente y un nuevo compañero.
Todo va bien hasta que un día comienza a recibir comentarios críticos de un seguidor llamado "callateviejuna" (en realidad cayateviejuna (sic)). Y ahí comienza a desestabilizarse Susana, como nos cuenta ella misma, al principio de la obra ante una pantalla donde vamos viendo sus videoblogs, al mismo tiempo que ella misma nos cuenta su historia.
Bloguera busca amor
Durante un annus horribilis, el universo de Susana se ira desmoronando. Problemas con exmarido, novio, hija adolescente y el descubrimiento de lo díficil que es volver a ligar a su edad.
Hasta aquí nada nuevo. Todas estas desventuras de una mujer madura se han contado en numerosas ocasiones en teatro, cine y televisión.
La diferencia en este caso está en el desarrollo de las historias, la gracia con la que Susana, parodiando diálogos con hija, exmarido, madre y posible amantes, cuenta al público, como si hablara con una amiga, todos los detalles de lo ocurrido, tan sólo apoyada por su propio personaje de bloguera redicha (en pantalla).
El reto de Nuria González
Un trabajo complicado de hora y media sin salir de escena que Nuria González acomete con maestría. Y con el que consigue que el público sonría o ría a carcajadas con situaciones como aquella en la que acudió con un vestido de fiesta a cenar en un kebab con un motero y termino vomitando la cena a la puerta de una discoteca de salsa.
Para la intérprete ha sido un gran reto ya que como cuenta a RTVE.es nunca antes había estado sola en escena, y además con un texto "que no deja respirar al público ni a la actriz", explica. Un texto que le ha obligado a sacudirse el pudor y define como "ágil y certero" Lo ha preparado intensamente, concentrando todo su energía en el personaje y no pensando siquiera si había o no público (si había y mucho) durante las primeras funciones.
Después ocurrió algo que ella define como hermoso: "el público es quien me ha sacado de mi capsula y me ha ayudado mucho"
Un texto sólido
El director del montaje, Coté Soler pretendía hacer un trabajo en la línea de Peter Brook (un buen texto, un escenario desnudo y un actor, en este caso actriz, dispuesto a trabajar sus emociones).
Ahora así ve el resultado: "Cuando ahora me siento como un espectador más y veo un escenario casi vacío, una actriz que no cuenta con más que una silla y unos pocos trajes y observo al público entregado, enganchado, atentos a todo lo que pasa y riendo a carcajadas durante casi noventa minutos, no me puedo sentir más feliz. Creo que no puede haber mayor placer como director que hacer exactamente lo que quieres hacer y que después guste de esta manera"
No exagera. Es lo que ocurre cada noche de sábado y domingo en el Teatro Lara este verano, de momento, ya que las funciones se han prorrogado, hasta el 13 de octubre.