Las inciertas opciones de Obama en la guerra siria
- Dice que se sobrevalora la capacidad de EE.UU. de solucionar el conflicto
- Pide "cautela" y reconoce que no quiere cometer los errores de Irak y Afganistán
- Desde filas republicanas y medios de comunicación le presionan para intervenir
- Su "línea roja" era el uso de armas químicas y sopesa ahora qué medidas tomar
Cuando la guerra en Siria se acerca a la línea roja que trazó, Barack Obama pide "cautela". El uso de armas químicas era el punto de inflexión que, según dijo el presidente EE.UU., determinaría una intervención militar en Siria. Ahora, la denuncia de un masivo ataque con gases tóxicos cerca de Damasco le obligan a actuar, pero ¿hasta dónde está dispuesto a llegar?
En una entrevista en la CNN, Obama ha rebajado las expectativas de quiénes creen que tomará una decisión rápida y rotunda.
"Tienen la noción, un tanto exagerada, de que, de alguna manera, Estados Unidos puede resolver problemas que son muy complejos", ha afirmado. "Hay quienes demandan una acción inmediata pero eso puede resultar en situaciones en las que nos empantanamos en intervenciones muy costosas", ha añadido, pensado seguramente en las guerras de Afganistán e Irak.
Pero no ha pasado por alto que si se confirma que el régimen está usando armas químicas, sería algo tan grave para la seguridad nacional y sus aliados en la región que tendría que escoger entre alguna de estas opciones:
Sanciones de la ONU y Conferencia de Paz
La vía diplomática es la única empleada hasta ahora y, de momento, no ha dado resultados. Ni las sanciones impuestas al Gobierno y a sus colaboradores, ni los esfuerzos negociadores han tenido éxito. El presidente del comité de Asuntos Exteriores del Senado, Robert Menéndez, ha instado a Obama a que fuerce sanciones contundentes en el seno del Consejo de Seguridad pero, como ha ocurrido en otras ocasiones, Rusia podría bloquear esta opción.
La cita diplomática más importante a la vista es la Conferencia de Paz llamada 'Ginebra 2', que busca una solución política al conflicto y que aún no tiene fecha de celebración. La portavoz del equipo mediador internacional para Siria, Khawla Mattar, ha declarado que la última escalada pone de manifiesto la "urgencia" de que se celebre la conferencia y que "no hay una solución militar porque ninguno de los bandos va a ganar".
"Ginebra 2" es la continuación de la primera conferencia de paz para Siria que se celebró también en Ginebra en junio de 2012, y de la que surgió una declaración que establecía que una solución política a la crisis debía pasar por la creación de un órgano de gobierno transitorio.
Delegaciones de alto nivel de Estados Unidos y Rusia se reunirán el próximo miércoles en La Haya (Holanda) con el fin de acercar sus posiciones e intentar fijar una fecha definitiva para "Ginebra 2". Para ello, deberán superar dos escollos fundamentales: el desacuerdo a la participación de Irán, una exigencia de Rusia que choca con la negativa de Estados Unidos, y quiénes seran los representantes de un oposición siria, muy dispersa y que tiene componentes armados y no armados.
Formar y armar a los rebeldes
Hasta ahora Estados Unidos ha dado formación, material médico y alimentos a los rebeldes. El pasado mes, ayudantes del Congreso dijeron a la agencia Reuters que unos 27 millones de dólares (20 millones de euros) se habían gastado en formar a cientos de rebeldes en los países vecinos. Estados Unidos podría proporcionar trajes y máscaras antigas a las fuerzas rebeldes, pero esto es algo que ya está haciendo y no parece claro que vaya a cambiar mucho un conflicto que dura ya dos años.
Lo mismo ocurre con armar a los rebeldes. No está claro si esta medida es suficiente para cambiar la tendencia de la guerra y, además, hay un problema añadido sobre los destinatarios de ese armamento. Incluso los partidarios de armar a los rebeldes reconocen que podrían terminar en las manos equivocadas.
Aún así, la Casa Blanca dijo el 13 de junio que, tras las sospechas de que el régimen está usando armas químicas, Obama había decidido enviar ayuda militar a la oposición. Sin embargo, los rebeldes dicen que hasta ahora no han llegado armas y han pedido que les hagan llegar armas antitanque y lanzamisiles personales.
Ordenar ataques aéreos a las bases de Asad
Esta opción es la favorita del senador republicano John McCain, quien dice que el presidente Obama no ha hecho lo suficiente para proteger al pueblo sirio.
Elliott Abrams, un responsable en las administraciones de Bush y Reagan, afirmó que el uso de las fuerzas aéreas de Asad ha sido una enorme ventaja para su régimen, y su eliminación o debilitamiento inclinarían la balanza para los rebeldes.
"Para mí, ahora hay argumentos más fuertes para atacar los activos aéreos de Asad y cualquier elemento militar relacionado con el ataque químico. Y creo que tendríamos un amplio apoyo y participación europeos", dijo Abrams el jueves, según Reuters.
En una reunión de los principales responsables de seguridad de Obama el 12 de junio, el secretario de Estado, John Kerry, dijo que el país debería ir más allá de armar a los rebeldes y emplear ataques aéreos.
Sin embargo, Martin Dempsey, presidente de la junta de jefes de personal, respondió diciendo que esa misión sería costosa y compleja porque significaría meter a EE.UU. de lleno en un conflicto que no tiene fin. "La pérdida de la fuerza aérea de Asad anularía su capacidad de atacar a las fuerzas de la oposición desde el aire", dijo Dempsey. "Eso no es decisivo militarmente y nos comprometería por completo en el conflicto", dijo.
Crear una zona de exclusión aérea
Serviría para detener los bombardeos del régimen sobre los rebeldes y estaría acompañada de la apertura de pasillos humanitarios para atender a los millones de sirios que no pueden cubrir a diarios sus necesidades básicas. La ONU estima que casi 7 millones de personas requieren ayuda de emergencia.
Esta medida implicaría neutralizar los sistemas de defensa aérea del régimen y derribar aviones sirios. "Las zonas de exclusión aérea no acabarían con el principal asesino: la artillería", advierte Frederic Hof, exrepresentante especial de Estados Unidos a Siria.
Además, Siria dispone de un efectivo sistema de defensa aérea que pondría las cosas muy difíciles a los aviones de EE.UU. o de una hipotética coalición internacional. Y eso, sin mencionar, los potentes misiles antiaéreos S-300 rusos que el régimen espera en cualquier momento.
También sería muy caro, dijo Dempsey en una carta al presidente de los servicios armados del senado Carl Levin, un demócrata.
Dempsey estimó un coste de "500 millones de dólares inicialmente (y) un miles de millones de dólares al mes durante el transcurso de un año". Además de las pérdidas de aviones y pilotos que supondría.
Llevar tropas a Siria
Nadie en Washington aboga oficialmente por una invasión terrestre para derrocar a Asad. Una cosa es derribar sus aviones y otra llevar tropas al terreno.
Si se realizase, los riesgos y costes apuntados anteriormente se multiplicarían dramáticamente -y el país sería un actor principal en otra guerra en Oriente Próximo.