Los rebeldes reúnen pruebas del ataque químico y Rusia presiona a Asad para que colabore
- Moscú habla con Washington para acordar una investigación independiente
- La oposición toma muestras de los cadáveres para los inspectores de la ONU
Rusia ha pedido ahora al Gobierno sirio que coopere con la misión de inspectores de la ONU y les permita investigar el supuesto ataque químico denunciado por los rebeldes, que tratan de reunir pruebas sobre la masacre de más de un millar de personas el pasado miércoles cerca de Damasco.
El ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, ha acordado en una conversación teléfonica con su homólogo estadounidense, John Kerry, que es necesaria una investigación indepediente, pese a que Moscú vetó en el Consejo de Seguridad de la ONU cualquier iniciativa en este sentido.
Rusia, el aliado internacional más poderoso de Bachar al Asad, considera probado que hubo un ataque químico, pero lo atribuye a la oposición, a la que también ha pedido garantías para favorecer el trabajo de la misión de la ONU que llegó a Siria el pasado 18 de agosto.
Pruebas de la masacre
“Estamos recogiendo muestras de pelo piel y sangre para dárselas a las ONU“
Activistas siros han asegurado que están extrayendo muestras de los cuerpos de las víctimas del supuesto ataque químico para facilitárselas a los inspectores de Naciones Unidas, que permanecen en un lujoso hotel a pocos kilómetros de la capital siria a la espera de poder acceder al escenario de los ataques.
"El equipo de la ONU habló con nosotros y desde entonces preparamos muestras de pelo, piel y sangre para hacérselas llegar mediante correos seguros", señala el rebelde Abu Nidal, desde Erbin, una de los barrios donde más personas murieron.
La oposición ha acusado a las tropas leales al Gobierno de Asad de bombardear con gases tóxicos zonas suníes de la periferia de Damasco en el que, de confirmarse, sería el peor ataque químico desde los años 80.
"Cada hora cuenta"
El Ejército sirio ha negado estas acusaciones al tiempo que ha seguido con su ofensiva aérea. "Estamos siendo bombardeos en Guta, que está rodeada de controles", afirma Abo Mohammed, que no sabe cómo van a poder hacer llegar las pruebas del ataque químico a la ONU.
Y cada hora, según los expertos cuenta. Cuánto más tiempo pase, mayores son las probabilidades de que las muestras sean manipuladas. Los rebeldes dicen que también están tomando fotografías, muestras de tierra y declaraciones escritas de testigos.
Por su parte, el ministro británico de Exteriores, William Hague, ha dicho que "cree" que se trata de un "ataque a gran escala con armamento químico del régimen de Bachar al Asad", aunque ha dicho que antes que hay que confirmar lo ocurrido con una investigación sobre el terreno. "Eso implica que el equipo de la ONU que está en Damasco, a solo 20 minutos de viaje, pueda llegar allí".
De no ocurrir así "dentro de unos días", habrá que "regresar ante el Consejo de Seguridad (de la ONU) y obtener un mandato más fuerte" sobre Siria, ha advertido.
Más de 100.000 personas han muerto en Siria desde que estalló el conflicto la primavera de 2011, según la ONU. Hay, casi dos millones de refugiados, la mitad de ellos son niños, según ha informado este viernes ACNUR.
EE.UU. y sus socios europeos han declarado que el uso de armas químicas puede marcar una antes y un después en el curso de la guerra y decidir una intervención internacional.