El subempleo y la temporalidad se unen al paro juvenil para crear una 'generación perdida'
- Consejo de la Juventud: solo el 22% de los menores de 30 años se emancipa
- El 44% de todos los parados en España tiene menos de esa edad
- Casi el 50% de los jóvenes universitarios tiene contratos temporales
- El 54% de los jóvenes tiene más cualificación que la exigida para su empleo
La advertencia que se repite desde hace meses de que los menores de 30 años se pueden convertir en una generación perdida se vincula directamente al elevado paro juvenil en España. Pero esa perdición que sobrevuela a los jóvenes no se limita solo al desempleo: la temporalidad y la precariedad laboral, y el subempleo amenazan con frustrar las posibilidades de ese colectivo de contar con una vida independiente y autónoma.
Así lo revela el primer Observatorio de Emancipación elaborado por el Consejo de la Juventud, que ha integrado en un único informe sus habituales análisis sobre la situación de los jóvenes en el mercado del empleo y la vivienda. (Ver introducción del documento en .pdf y datos en .pdf)
Según ese estudio, solo uno de cada cuatro menores de 30 años (el 22,1%) puede permitirse vivir fuera del hogar familiar, lo que - a juicio del Observatorio- muestra que los problemas de emancipación se han acentuado desde el comienzo de la crisis.
"Muchos jóvenes han desaparecido del mercado laboral"
En eso influye la elevada tasa de paro en la población activa entre 16 y 29 años, que alcanzó el 44,6% en el primer trimestre de este año, según el Consejo de la Juventud (la EPA de ese mismo período situó la tasa de desempleo en el 57,2% para los menores de 25 años). Esa cifra supone que el 44% de todos los parados en España es menor de 30 años.
Estos datos no recogen a los jóvenes no incluidos dentro de población activa, un colectivo que también ha crecido desde 2008.
“Ante la imposibilidad de encontrar un primer empleo o la pérdida de uno anterior sin posibilidades de reemplazarlo por otro, muchas personas jóvenes han desaparecido del mercado laboral”, ya que si no cumplen determinados requisitos (por ejemplo, acreditar contactos con los servicios de empleo, probar envíos de currícula a empresas o demostrar que se buscan locales para establecer un negocio propio), se pasa a considerarlos inactivos, recoge el informe.
El Observatorio concluye que, lo más habitual, es que el aumento de población inactiva conlleve un mayor vuelco hacia el sistema educativo. Así, destaca, “cerca del 84% de las personas inactivas menores de 29 años en España declara estar estudiando”, mientras que otro 10% se dedica a “tareas domésticas”.
Más salidas del país que llegadas de jóvenes entre 30 y 34 años
En la bajada de la población activa juvenil también influye el aumento de la emigración, según el estudio.
En 2011 (último año con datos definitivos disponibles), aún llegaron más extranjeros entre 16 y 29 años de los que se marcharon. Sin embargo, en el último año, los jóvenes inmigrantes con menos de cinco años de residencia en España se redujeron casi un 33% y ahora solo suponen el 4% de la población en esa edad. (Ver documento en .pdf)
Por el contrario, el flujo migratorio se ha invertido en el tramo de 30 a 34 años. Así, en el primer trimestre de 2011, el número de personas de esa edad que salieron del país superó en casi 28.000 al de los que llegaron, un 338,6% más que las que hubo en el primer trimestre de 2010. Si solo se analizan los de nacionalidad española, también se observa el mismo fenónemo: los españoles que se fueron superaron en 3.775 a los que volvieron.
Al volcarse en los estudios, los jóvenes buscan mejorar el curriculum y aumentar así las posibilidades de encontrar un trabajo. Según el informe del Consejo de la Juventud, “la formación adquirida repercute directamente en las oportunidades de encontrar empleo” (el 66,7% de la población activa entre 16 y 29 años que solo tiene estudios primarios está en paro, frente al 31,9% de los que cuenta con estudios superiores).
Uno de cada cuatro jóvenes, subempleado
Sin embargo, ese mayor nivel de estudios no garantiza como lo hacía antes mejor calidad en el empleo. Así lo advierte el Observatorio, que aporta un dato esclarecedor: casi la mitad de los trabajadores menores de 30 años con cualificación académica universitaria o de grado superior tiene contratos temporales, “casi a la misma altura que la población analfabeta o que no ha continuado más allá de la educación primaria”.
Ese hecho tiene relación con el crecimiento del subempleo entre los jóvenes, otro de los puntos destacados en el Observatorio. Se entiende que una persona está en situación de subempleo cuando está ocupado, pero trabaja menos horas de lo que le gustaría o estaría dispuesta a asumir.
Según los datos recogidos en el estudio, una de cada cuatro personas ocupadas (23%) entre 16 y 29 años se considera subempleada a comienzos de este año, muy por encima del 10% que había en el primer trimestre de 2008.
El Observatorio relaciona este aumento de la subocupación con “el auge de la ocupación a tiempo parcial”, unas reducciones de jornadas que –a la vez- están facilitando que crezca el número de jóvenes que compatibilizan trabajo y estudios (lo hacen ya 26% de los trabajadores entre 16 y 29 años).
La sobrecualificación laboral, otra disfunción que crece
Sin embargo, esta evolución conduce a una nueva disfunción del mercado laboral: la sobrecualificación, que se da cuando el nivel de instrucción de un asalariado supera al exigido para ocupar su puesto de trabajo.
A pesar de que la definición de sobrecualificación se aplica de forma restringida -se tienen en cuenta solo los títulos académicos y no la experiencia, las actitudes ni las tareas concretas que desempeña en el puesto de trabajo-, casi el 54% de los trabajadores entre 16 y 24 años están sobrecualificados, un porcentaje que se eleva aún más en el siguiente tramo de edad: entre los 30 y los 34 años, la sobrecualificación supera el 56%.
El estudio subraya que “esta situación es más común entre mujeres jóvenes que entre los hombres de la misma edad”.
La temporalidad, el subempleo y la precariedad se unen a la caída de los salarios, registrada en este tramo de edad al igual que en el resto.
Según los datos del Observatorio de Emancipación, esa reducción ha sido leve en el último año (-1,32%) y ha situado en 13.659 euros anuales el sueldo medio de un asalariado menor de 30 años.
Sin embargo, el informe también alerta de que cada vez hay más hogares jóvenes (en los que un joven es la persona de referencia, es decir, la que realiza los ingresos principales) en los que no trabaja ninguna persona.
Según recoge el estudio, el 22,1% de los hogares cuya persona de referencia es menor de 29 años estaba en esa situación y el 15%, cuando tiene entre 30 y 34 años. Por esa razón, concluye el Observatorio, la renta neta de un hogar ha reculado más de un 6% en un año, hasta quedar en 18.825 euros anuales.