Drácula y la Momia convivirán en el Museo Británico con los faraones egipcios
- El museo proyecta clásicos de terror en su Monsters Weekend
- Animan a los espectadores a acudir disfrazados con aspecto "gótico"
Drácula, la Momia y otros monstruos del cine de terror clásico compartirán con los faraones del antiguo Egipto y otras antigüedades el espacio del Museo Británico de Londres en un singular festival cinematográfico.
El museo, fundado en 1753 y uno de los más antiguos de Europa, programará a modo de experimento cultural, del 29 al 31 de agosto, varios pases de filmes clásicos de terror en lo que han llamado el Monsters Weekend.
A 15 libras (17,55 euros) por sesión, londinenses y turistas podrán revisar algunas de las películas de miedo más valoradas de mediados del siglo XX en un ambiente "siniestro", que los organizadores se han encargado de fomentar al animar a los espectadores a acudir a las sesiones disfrazados con aspecto "gótico".
Sala de cine y plató
La relación entre el cine de terror y el Británico no es casual: el aspecto algo tétrico del edificio del museo inspiró al director Alfred Hitchcock para rodar allí en 1929 su filme La muchacha de Londres.
Algunas de las escenas de La noche del demonio, una de las proyecciones del fin de semana, están rodadas también en el vetusto edificio, lo mismo que algunas secuencias de la película La sombra del faraón, que recuperó en 1998 la historia clásica del inglés Terence Fisher, así como de la demoníaca Posesión (2002).
En ese escenario acostumbrado ya al suspense, el viernes a la hora del crepúsculo, las sesiones se inaugurarán con el "thriller" del director francés Jacques Tourneur La noche del demonio, que en 1957 inquietó a los espectadores con una inteligente trama sobre un investigador de sectas envuelto en un extraño accidente.
Un psicólogo estadounidense, escéptico en cuestiones de brujería y satanismo, se propone aclarar la muerte del investigador durante una visita a Londres y acabará enfrentándose a unos enemigos que no esperaba.
Proyecciones en la entrada
Previsiblemente sin sorpresas y con puntualidad británica se iniciará el sábado a la misma hora el pase de la segunda película del ciclo, la cinta de Drácula (1958) en la que el británico Christopher Lee fijó en la retina de los espectadores la imagen del siniestro conde que creó el irlandés Bram Stoker.
Incomprendida en su momento por los críticos, la obra del director Terence Fisher ha ganado prestigio con los años, hasta el punto de estar considerada la versión canónica de las adaptaciones de la novela de Stoker.
Con los mismos protagonistas, Christopher Lee y el también británico Peter Cushing, el domingo se cerrará el ciclo con La momia (1958). En el inmejorable escenario del museo que conserva más reliquias del antiguo Egipto después del de El Cairo, los espectadores asistirán a la violenta venganza de una momia reanimada que unos arqueólogos se han atrevido a llevarse de su tranquila tumba.
Las películas se proyectarán frente a las enormes columnas de la entrada principal del Museo Británico, un edificio de estilo neoclásico que se levantó en 1857 y que conserva piezas arqueológicas únicas como la piedra de Rosetta y una estatua moai de la isla de Pascua.
A diferencia del Louvre de París y el Metropolitan de Nueva York, que aspiran a ser museos universales de arte y cultura, el British Museum es ante todo un museo de antigüedades.
El vertiginoso crecimiento de su colección arqueológica hizo que el siglo pasado se buscara emplazamientos separados para el museo de Ciencias Naturales y la Biblioteca Británica, que antes formaban parte del mismo complejo, y en sus galerías actualmente solo se conservan objetos de la Grecia clásica, el antiguo Egitpo y otras civilizaciones históricas