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Santiago Posteguillo: 'Con Trajano, Bárcenas devolvería el dinero para no acabar ante las fieras'

  • Publica 'Circo Máximo' segunda parte de la serie dedicada a Trajano
  • Presentó su libro en Itálica (Sevilla), donde nació Trajano en el 53 d.C
  • Considera que la novela histórica aporta mucho al conocimiento de la historia

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Santiago Posteguillo, este miércoles, en Itálica (Sevilla) durante la presentación de su libro.
Santiago Posteguillo, este miércoles, en Itálica (Sevilla) durante la presentación de su libro.

Recorrer las ruinas romanas de Itálica, acompañando a Santiago Posteguillo, requiere cuaderno, lápiz, grabadora y cualquier artefacto que conserve sus explicaciones. Mientras nos cuenta el argumento de su última novela Circo Máximo (Planeta), se pierde en explicaciones sobre la historia del lugar, sobre sus viajes, su familia o incluso sobre el presente, un presente en el que no puede evitar encontrar paralelismos con un pasado tan remoto, que él convierte en cercano con su palabra.

Y es que es imposible no pensar en los actuales casos de corrupción recordando cómo Trajano -como cuenta Posteguillo en Circo Máximo- castigó a los senadores corruptos de la época de Domiciano, primero obligándoles a devolver el dinero con el que se habían enriquecido, y segundo, como fue el caso del senador Mario Prisco, con el destierro.

"En el Imperio Romano, Bárcenas hubiera devuelto el dinero porque si no habría acabado en un coliseo con fieras", concluye el autor para quienTrajano fue un militar inteligente y un buen administrador, más justo -a su juicio y a pesar de Yourcenar- que su sobrino Adriano.

Santiago Posteguillo (Valencia, 1967) es profesor titular de lengua y literatura inglesa en la Universidad Jaume I y doctor europeo por la Universidad de Valencia. Pero no es el típico profesor universitario incapaz de abandonar un lenguaje académico o de hablar de cualquier tema que salga de su disciplina. Por el contrario, transmite con el ardor de un alumno aventajado, los hechos históricos (trascendentales o no tanto) que ha ido descubriendo en sus investigaciones.

Pasión por contar la historia

Escuchándole hablar de Suetonio, de Plinio o de los juicios a las vestales en tiempo de Trajano, se entiende que haya necesitado comunicar estas historias a un público más amplio. Y que haya volcado esos conocimientos -fruto de una investigación apasionada y apasionante- en novelas como su Trilogía sobre Escipión o Los asesinos del Emperador, primera parte de su serie sobre Trajano.

Y está convencido de la utilidad de la novela histórica para divulgar el conocimiento:"La historia aporta mucho a la novela histórica y la novela histórica también aporta a la historia, por mucho que algunos se escandalizan cuando digo ésto. En la novela histórica podemos (y esto no se puede hacer en la universidad) presentar juntos muchos conocimientos que siempre se presentan por separado"

Y cómo ejemplo de esa conexión de circunstancias, recuerda que "durante los gobiernos de Trajano y Adriano los cristianos estaban pensando cómo trasmitir el mensaje de Cristo, cómo hacer el Nuevo Testamento"

Rigor histórica al servicio de la ficción

En Circo Máximo, la segunda novela que decida al primer emperador no romano, plasma con el rigor de un notario, todos esos conocimentos, detalles y circunstancias históricas de la época de Trajano. Pero al mismo tiempo, las coloca acertadamente en el sendero de una intriga (la vestal acusada de haber mantenido relación carnal con un auriga) cuyo suspense va dosificando con el oficio del constructor de éxitos literarios populares.

Y recurre también a la "ironía dramática" mediante la cual el lector sabe más sobre algunos aspectos de la historia que los propios personajes. Por si fuera poco, Posteguillo introduce una segunda línea de intriga, al inventar un complot para asesinar al emperador.

Y cumple con una de sus ilusiones: contar como en Ben-Hur una carrera de cuadrigas, en su caso desde "un ángulo insólito": los propios ojos del caballo. Un relato que se apoya en la edición con gráficos e ilustraciones para que el lector no se pierda. "¿Sabíais que no ganaba el primer auriga que cruzaba la meta sino el primer carro que lo hacía?", comenta el escritor, entusiasmado por el tema.

"El objetivo era contar el imperio de Trajano y su conquista de la Dacia", confiesa Posteguillo en un habitáculo que se cree que pudieron utilizar los gladiadores. Y la herramienta, sería una intriga tejida con varios hilos. "El corazón de la novela sería el juicio a la vestal que podría ser condenada a ser enterrada viva", confiesa Posteguillo, amante de las novela de Perry Mason y las películas de juicios.

Del despacho...a la investigación sobre el terreno

Y el autor aprovecha el tema de la vestal para explicarnos cómo investiga y se documenta -antes y durante la escritura de la novela- para averiguar hasta el más mínimo detalle de cómo ocurrían las cosas, en este caso, en tiempos de Trajano. Así, el escritor valenciano recuerda como consultó con un experto en Derecho Romano, para saber cómo se formaba el tribunal que juzgaba a una vestal, y cómo éste le tuvo que pedir tiempo para averiguarlo.

Otra de las formas de investigación es consultar directamente las fuentes. Como por ejemplo, los escritos de Suetonio o Plinio el Viejo ("guardó todas sus cartas, habría que levantarle un monumento"), a quien él, en su novela, convierte en abogado de la vestal.

Pero no todo se encuentra en los libros o en los despachos de los sabios. Posteguillo emprendió un viaje por Rumanía acompañado por su mujer (poseedora del título de traductor jurado) que le proporcionó información valiosísima sobre aspectos cómo el puente que Trajano mandó construir sobre el Danubio. Aunque fue bombardeado en tiempos modernos, aún quedan dos pilones, uno en el lado rumano, otro en el serbio.

"Lo que los romanos construyeron no se cae", recalca Posteguillo.

Salvo error o destrucción humana, pensamos nosotros mientras contemplamos las gradas de un anfiteatro que llegó a albergar a unas 25.000 personas. Muchas de sus piedras sirvieron para construir los diques de Guadalquivir y algunos de sus mosaicos están en el Palacio de la condesa de Nebrija. Un impresionante conjunto histórico que -recuerda Posteguillo- no se protegió hasta que llegaron los invasores franceses.

Luego los derrotados se hicieron vencederos, y una vez más, escribieron "la historia"...