El G20 muestra inquietud por la ralentización del crecimiento en las economías emergentes
- El comunicado también alerta sobre el débil crecimiento mundial
- Los países del euro se comprometen a reforzar la unión monetaria
Los líderes del G20 ha expresado su inquietud ante la ralentización del crecimiento económico en varios países emergentes con mercados en formación, según resalta la Declaración de San Petersburgo aprobada como conclusión de la cumbre que se ha celebrado en esta ciudad rusa.
El documento final de la cumbre destaca el crecimiento económico y la creación de empleo como la principal prioridad para el grupo que reúne a las economías más desarrolladas y pujantes del mundo. "Nos comprometemos a emprender decididas acciones para recuperar la vía de un crecimiento seguro, sólido y equilibrado, productivo desde el punto de vista de la creación de puestos de trabajo", señala la declaración.
El G20 ha demostrado su valía ante los grandes retos de la economía global
Además, los países de la Unión Europea que comparten el euro como moneda única se han comprometido mediante este acuerdo a reforzar las bases de su unión monetaria y económica. La Declaración de San Petersburgo destaca en este sentido que la unión bancaria de los Veintiocho reforzará su unión monetaria y económica.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, y el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, han señalado en una declaración conjunta sobre los resultados de la cumbre que "el G20 ha demostrado su valía ante los grandes retos a los que se ha enfrentado la economía global en los últimos cinco años".
"Todos los miembros del G20 mantienen su determinación para cumplir nuestros ambiciosos compromisos y avanzar en el camino hacia un crecimiento fuerte y sostenible", agrega el comunicado de los líderes europeos.
Sistema multilateral para intercambiar información fiscal
Por otra parte, los líderes del foro internacional acordaron apoyar el sistema multilateral para intercambiar información fiscal a fin de evitar que las grandes empresas evadan impuestos, que presentará en febrero de 2014 la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).
Los jefes de Estado y Gobierno del G20 han acordado asimismo no adoptar medidas que puedan poner en peligro la recuperación de la economía global. "Es nuestra prioridad urgente (...) la generación de ritmos de crecimiento y creación de puestos de trabajo de mejor calidad (...), al igual que el rechazo de medidas que puedan provocar parones del proceso de recuperación o garantizar el crecimiento de unos países en detrimento de otros", señala el documento.
En este contexto, el G20 ha llegado al consenso de prorrogar hasta 2016 el rechazo al proteccionismo en el comercio mundial, reza la Declaración de San Petersburgo.
Los líderes de los países que aglutinan el 80% del PIB del planeta observan que la volatilidad de los flujos de capitales es uno de los principales retos a los que se enfrenta en la actualidad la economía mundial.
Mercado de divisas regulado por el mercado
En este contexto, los mandatarios del G20 han subrayado que la volatilidad de los flujos de capitales tiene que ver parcialmente con los cambios en la política monetaria de los países desarrollados, una preocupación expresada a lo largo de toda la cumbre por los emergentes.
Los mandatarios han reincidido en su compromiso de no competir en el mercado monetario mediante devaluaciones de sus monedas nacionales y han formalizado mediante el documento final de la cumbre su intención de avanzar hacia un mercado de divisas regulados por el mercado y no por los bancos centrales.
Al mismo tiempo, el G20 ha vuelto a expresar de manera oficial el compromiso para concluir en 2014 la reforma de las cuotas que pagan los distintos países miembros del Fondo Monetario Internacional (FMI) de forma que éstas den más peso a los emergentes al reflejar su participación real en la economía mundial.
Los participantes en la cumbre también se han pronunciado en defensa del derecho de voto y representación de los países miembros del FMI más pobres. La reforma del FMI, aprobada en 2009 y que prevé el traslado del 6% de las cuotas y votos a los países emergentes, no se ha llevado a cabo hasta ahora al no ratificarse por algunos miembros del organismo internacional, entre ellos Estados Unidos.
Invertir en infraestructuras
Los líderes del G-20 han apoyado además la iniciativa lanzada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que busca incentivar la inversión institucional hacia activos a largo plazo, como las infraestructuras y las energías renovables.
En este sentido, la institución con sede en París precisó que actualmente los fondos de pensiones, aseguradoras, mutuas y fondos soberanos controlan unos 80 billones de dólares en activos (60.500 billones de euros), de los que la cuarta parte estaba en manos de fondos de pensiones, aunque sólo el 1% de estos activos se invierte en proyectos de infraestructuras y aún menos en energías limpias.
"La crisis financiera ha expuesto las limitaciones de depender de las fuentes tradicionales de inversión financiera a largo plazo como los bancos", indicó el secretario general de la OCDE, Angel Gurría.
"Los gobiernos buscan otras fuentes de fondos que apoyen los proyectos a largo plazo esenciales para sostener una economía dinámica. Existe un gran potencial entre los inversores institucionales para respaldar el desarrollo en una serie de áreas como las infraestructuras, las nuevas tecnologías y las pymes", añadió.
Estos principios para la inversión financiera institucional a largo plazo, preparados por el grupo de trabajo de la OCDE y los miembros del G-20, establece un marco destinado a estimular la participación de inversores institucionales en activos a largo plazo.
En este sentido, se fijan unos precondiciones para la inversión a largo plazo, tales como la necesidad condiciones macroeconómicas estables, un plan gubernamental claro y transparente para los proyectos, así como oportunidades para el sector privados mediante la promoción de alianzas con el sector público.