Enlaces accesibilidad

La dispersión de las fuerzas sirias obligaría a EE.UU. a arriesgar más en un ataque

  • El Pentágono ha ampliado el número inicial de objetivos
  • EE.UU. podría disponer de armas especiales contra arsenales químicos

Ver: Gráfico sobre un eventual ataque a Siria

Por
El barco de guerra USS San Antonio, de la marina de EE.UU., en el puerto israelí de Haifa
El barco de guerra USS San Antonio, de la marina de EE.UU., en el puerto israelí de Haifa.

El departamento de Defensa de Estados Unidos maneja una lista de objetivos militares en Siria más amplia de los aproximadamente 50 que eligió en un principio para un posible ataque.

Entre las instalaciones susceptibles de ser alcanzadas se encuentran los radares y defensas antiaéreas, las 26 bases aéreas distribuidas por el país, los puestos de mando y control y las instalaciones directamente relacionadas con las armas químicas.

Muchos de estos han sido señalados por los propios rebeldes, concretamente por el Ejército Libre sirio (ELS), según publica este mismo martes la cadena Sky News.

Detrás de la elección de los objetivos se encuentra el dilema político de la administración Obama: atacar a Asad para que no vuelva a usar armas químicas, como supuestamente hizo el 21 de agosto; o atacar con la intención de cambiar la relación de fuerzas sobre el terreno y ayudar a los rebeldes en su lucha.

Para la primera opción sería suficiente el ataque "corto" y "limitado" del que ha hablado el secretario de Estado, John Kerry. Pero para la segunda se requerirá más potencia de fuego y alcanzar objetivos más difíciles.

Siria dispersa sus fuerzas

La mayor dificultad de esta segunda elección radica en que el régimen sirio ha tenido tiempo más que de sobra para mover sus piezas en el tablero.

Inicialmente, las fuerzas convencionales fieles a Bachar al Asad estaban concentradas alrededor de Damasco y en el norte.

De acuerdo con esta información, los planes iniciales preveían un bombardeo intensivo con misiles Tomahawk lanzados desde los barcos de la Marina de EE.UU. en el Mediterráneo, seguido de una segunda descarga sobre los objetivos que hayan sido errados. Este tipo de ataque podría ser muy efectivo contra puestos de  mando y control.

Pero, en las últimas semanas, el régimen ha trasladado y dispersado muchas de sus tropas, instalaciones y equipos, incluyendo lanzaderas de cohetes y tanques, para anticiparse al ataque.

Como explicaba un coronel de la infantería siria al enviado de Reuters en Homs, sus 20.000 hombres se han distribuido por la región en pequeños campamentos, con su propio centro de mando.

Los partidarios de Asad no temen tanto los posibles daños que causen las bombas estadounidenses, sino que los bombardeos abran paso a una ofensiva rebelde sobre la región central de Homs (centro del país) y sobre la capital, Damasco.

Esta dispersión ha obligado al Pentágono a ampliar el número de objetivos y preparar una operación más larga de lo esperado, que requeriría incluso el empleo de la Fuerza Aérea. Los bombarderos B-2 y B-52 lanzarían misiles aire-tierra desde centenares de metros de distancia de la costa, fuera del alcance de las defensas antiaéreas sirias, pero aún en este caso existe riesgo para los pilotos.

Arsenales químicos

Otros de los posibles objetivos serían las instalaciones que tienen que ver con las armas químicas. Rusia ya advirtió que alcanzar estos arsenales y liberar agentes químicos podría tener el mismo efecto sobre la población civil que el supuesto ataque del 21 de agosto.

El Ejército de EE.UU., sin embargo, podría disponer de armas especiales para esta tarea, según la BBC. Son las llamadas "Agent Defeat Weapons" (Armas para la Derrota de Agentes) provocan altas temperaturas (hasta 1.500 grados centígrados) que "queman" los agentes químicos o biológicos en el lugar.

Incluso con estas armas, la cercanía de las instalaciones a centros de población civil disuadiría a los militares estadounidenses de ponerlas en su punto de mira, inclinándose en su lugar por alcanzar las plantas energéticas que las abastecen.

En medio de estos preparativos, Obama ha abierto la puerta a una posible entrega o puesta bajo control internacional del arsenal químico sirio.

Si finalmente se alcanza algún tipo de componenda, Rusia y Siria habrán eludido el peligro de un giro en la guerra contrario a sus intereses, mientras que EE.UU. evitará poner en riesgo la vida de sus soldados y provocar un desatre químico.