El crucero 'Costa Concordia' comienza a salir a flote tras 20 meses encallado
- La maniobra se ha retrasado por un temporal y por la revisión de los cables
- Se pretende evitar que se derramen sustancias tóxicas
El crucero Costa Concordia ha empezado a enderezarse de nuevo, 20 meses después de encallar junto a la isla italiana del Giglio, en una operación de ingeniería sin precedentes en la que han participado 500 personas y que tiene un coste total de 600 millones de dólares.
Las tareas para la vuelta a la posición vertical del crucero comenzaron este lunes a las 09.00 hora local (misma hora en la España peninsular) con tres horas de retraso con respecto a lo previsto por las malas condiciones meteorológicas y del mar. Poco más de tres horas tardó el barco en separarse de la roca sobre la que había quedado tumbado tras el naufragio, acaecido en la noche del 13 de enero de 2012 y que dejó un balance de 30 muertos (entre ellos un español y dos peruanos) y dos desaparecidos, cuyos cuerpos se pretende encontrar ahora gracias al enderezamiento.
La operación, conocida en términos técnicos como parbuckling, pretende rotar el Costa Concordia 65 grados (a las 19.00 horas había girado 13 grados) hasta enderezarlo del todo para proceder en la primavera próxima a su traslado hasta un puerto en la península Itálica y posteriormente desguazarlo.
Revisión de los cables
La rotación del barco, de 112.000 toneladas y 290,2 metros de eslora, se lleva a cabo en un minucioso proceso mediante una suerte de gatos hidráulicos que tensan los cables de acero unidos a la parte superior de unos cajones y plataformas instalados, mientras otros cables conectados a 13 torretas levantadas a estribor dan equilibrio al buque.
Los responsables del proyecto, realizado por la empresa estadounidense Titan Salvage y la italiana Micoperi, han destacado en el especial cuidado para que no haya ningún vertido, y que eso podía prolongar la operación más allá de las 12 horas inicialmente estimadas.
Por la tarde, el jefe de la Protección Civil, Franco Gabrielli, ha dicho que los trabajos se alargarían, en principio, incluso durante toda la noche, hasta el amanecer de este martes si todo va bien, después de que estuvieran parados durante una hora esta tarde por la revisión de algunos cables.
La expectación es máxima, con unos 500 periodistas acreditados y continuas ruedas de prensa para hacer el seguimiento de la operación al minuto, también debido a la preocupación por la biodiversidad marina de especial importancia en esa zona de la costa.
Preocupación medioambiental
Por ello, la Agencia Regional de Protección Ambiental de Toscana (centro de Italia), a la que pertenece Giglio, cada hora extraía muestras de agua en la isla para controlar posibles daños al mar debido al escape de algún tipo de aceite, detergente o combustible que pudiera quedar en el interior del navío. El ministro de Medioambiente italiano, Andrea Orlando, ha dicho que, en todo caso, "se dan todas las condiciones para pedir compensaciones por los daños ambientales" a la propietaria del buque, la naviera Costa Cruceros.
Una vez que el crucero se encuentre ya en posición vertical se pasará a la fase sucesiva con la instalación de 15 nuevos flotadores-estabilizadores en la parte izquierda del casco y, gracias a un sistema neumático, se expulsará el agua de forma gradual de su interior para reflotar el barco.
Protagonista ausente de esta operación es el capitán del crucero, Francesco Schettino, quien, según informan los medios italianos, se encontraba este lunes en su casa de Meta di Sorrento (sur de Italia) estudiando con sus abogados su defensa en el juicio que comenzó el pasado 17 de julio y que se reanudará la semana que viene. Schettino, el único de los imputados que tiene que hacer frente al juicio, puede enfrentarse a una pena de hasta 20 años de prisión por supuestos delitos de homicidio culposo múltiple, abandono de la nave, naufragio y por no haber informado a las autoridades portuarias inmediatamente de la colisión del barco.
El pasado 20 de julio, un juez ratificó las penas de entre 18 y 34 meses de prisión pactadas por la Fiscalía con los otros cinco imputados, los oficiales Ciro Ambrosio y Silvia Coronica, el timonel Jacob Rusli, el jefe de a bordo Manrico Giampedroni y el jefe de la unidad de crisis en tierra de Costa Cruceros, Roberto Ferrarini.