Enlaces accesibilidad
Festival de San Sebastián 2013

Mariana Rondón: "Caracas es una ciudad cargada de testosterona"

  • La directora convence con Pelo Malo, una historia de homofobia e intolerancia
  • Retrata el rechazo de una madre hacia la homosexualidad de su hijo de 10 años

Por
PRESENTACIÓN "PELO MALO"
La directora Mariana Rondón (c), la actriz Samantha Castillo y el joven actor Samuel Lange, durante la presentación hoy de la cinta venezolana "Pelo malo".

Venezuela-Perú-Alemania

Dirección: Mariana Rondón

Intérpretes: Samuel Lange, Samantha Castillor

Duración: 93 m.

Sección Oficial

La tercera película de la cineasta y artista plástica Mariana Rondón está protagonizada por Junior, un niño que tiene 9 años y el “pelo malo”. Él lo quiere alisar para la foto de su escuela, y así verse como un cantante de moda, lo que crea un enfrentamiento con su madre Marta. Mientras Junior busca verse bello para que su mamá lo quiera, ella lo rechaza cada vez más. Finalmente, él se verá obligado a tomar una dolorosa decisión.

“Alisarse el pelo en Venezuela es un tema real. La cantidad de peluquerías que hay en Caracas supera al de las farmacias. Por cinco peluquerías hay media farmacia”, explica la directora venezolana Mariana Rondón sobre la trama de su Pelo Malo, la segunda película a competición en Donostia.

Pelo Malo es el retrato de Junior, un niño de 10 años que sueña con alisarse su pelo rizado para hacerse una foto vestido de cantante que regalar a su madre. Mariana Rondón no puede esconder que su película va a romper barreras del cine venezolano: cosechó buenas críticas en Toronto y saldrá de San Sebastián bendecida. En Venezuela, donde por ley las películas aguantan dos semanas en cartel, lo que –según la productora de Pelo Malo- genera boca a boca y una sólida industria autárquica, todavía no se ha estrenado.

“Es una película  sobre la intolerancia independiente de cuál sea su forma, una violencia que se va acumulando y que puede marcar el inicio de una vida”, dice Rondón. “Una violencia generada alrededor de una madre, es decir, generada desde el primer amor”.

Pelo Malo es un espejo despiadado de los arrabales de Caracas: machista, intolerante, explotadora. Pero está sostenida por el personaje luminoso de Junior, un niño homosexual al que su madre no acepta y al que su abuela quiere convertir en un juguete. Entre ese querer ser y el deber impuesto transcurre Pelo Malo.

“Caracas es una ciudad cargada de testosterona, pero del resto de la vida se encargan las mujeres, que son muy fuertes. Es un matriarcado muy complejo porque son ellas las que construyen las bases de ese machismo pero no tampoco quiero hacer un postulado del machismo. Son muchas capas las que se van colando en esa sociedad que es muy fuerte y muy violenta”.

Si Enemigo, la otra película del día a competición, presentaba un Toronto irreal, Pelo Malo dibuja una Caracas hiperrealista, pero igualmente estilizada. 

“Caracas tiene una historia de querer construir el supuesto espacio social”, explica Rondón. “En los años 50, llegó el modernismo a Caracas, los herederos de Le Corbusier hicieron aquellos monstruos de viviendas, monumentos que para mí son de mucha arrogancia como arquitectura, como diciendo: nosotros estamos aquí y vamos a hacer la gran sociedad. Después fue convirtiéndose en ese infierno, pero que a mí me resulta muy atractiva por las muchas historias guardadas en esos apartamentos”.

El niño-actor Samuel Lange y la actriz Samantha Castillo logran una intimidad perfecta de la que Rondón se aprovechó “robando” algunas de las mejores secuencias de la cinta. “Samuel y Samantha se conocieron y se gustaron mucho y eso fue buenísimo porque podía construir la violencia y les estaba protegiendo como personas: no me interesaba robarles su vida”, dice Rondón.

El pesimismo del argumento se extiende a la sociedad venezonala. “Venezuela está viviendo un momento muy polarizado políticamente. Esa violencia social y política se ha metido dentro de las casas, de las familias, en la intimidad, y está creando este estado de intolerancia. Nadie está reconociendo al otro, nadie se está permitiendo ver al otro. El otro no existe. Pero el otro está ahí, es de tu familia, de tus amigos, tu vecino. Soy pesimista pero casi es como un alerta”.