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Festival de San Sebastián 2013

Colin Firth y el laberinto del perdón

  • Jonathan Teplitzky patina con la tremenda historia real de Eric Lomax
  • Colin Firth interpreta a un oficial inglés torturado que perdonó a sus captores
  • El mexicano Fernando Embecke consolida su posición de pequeño autor de culto

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Desde San Sebastián un largo viaje y los adolescentes son hoy los protagonistas

Jonathan Teplitzky lo tiene claro: “Si esta historia fuese ficción, nadie se la creería”. El director australiano ha recreado en Un largo viaje la asombrosa vida de Eric Lomax, un oficial británico que fue capturado y torturado por los japoneses en la Segunda Guerra Mundial, y que años más tarde se reencontró con uno de sus captores en Birmania.  Y le perdonó.

Semejante argumento atrajo a Colin Firth y a Nicole Kidman al proyecto. El actor británico compone una de esas interpretaciones que dejan secuelas a los propios actores. Sin embargo, Un largo viaje se enfanga en una estructura laberíntica de saltos en el tiempo que alejan a los personajes y a su drama.

Ni Colin Firth ni Nicole Kidman han acudido a San Sebastián, así que la atención mediática se ha centrado en Patty Lomax, viuda de Eric (fallecido en octubre 2012). “No se muestran en la película muchas de las cosas que le hicieron a mi marido porque me dijeron que si no nadie vendría a verla”,  ha dicho Lomax que también ha dejado su impresión de emoción tras ver la película y el orgullo hacia su marido.

Teplitzky evita cualquier imagen morbosa, hasta tal punto que el infierno que debió vivir Lomax queda en parte diluido y solo queda el sufrimiento del rostro del protagonista. “Colin Firth ha tenido que ir a lugares muy oscuros en la preparación”, dice Teplitzky. “Es un trabajo que le ha afectado en su vida diaria y que probablemente todavía le afecta”.

La capacidad de perdón de Lomax queda como el acto extraordinario de un hombre extraordinario aunque a Teplitzky le gusta pensar que es una lección transimitible.“Creo que todos somos capaces de ello porque es uno de los elementos fundamentales que nos definen como seres humanos”, dice.

Embecke desatasca con Club Sándwich

El mexicano Fernando Embecke consolida su posición de pequeño autor de culto con Club Sándwich, su tercera película. El director de Temporada de patos, trae una historia de adolescencia que evita el enfoque traumático y que apuesta por la sutileza, la contención y el humor.

Una madre y un hijo pasar una semana de vacaciones en un apartado y solitario hotel. La irrupción de una adolescente romperá los últimos lazos infantiles maternofiliales. 

“Era un historia de despertar sexual y me di cuenta de que el conflicto más fuerte estaba en el personaje de la madre y me dejé llevar por ese personaje”, dice Embecke.  “Y veo a la madre como una adolescente. Es una historia de maduración con alguien de35 años”.

Embecke se llevó a sus tres actores a Puerto Escondido para desarrollar la complicidad durante dos meses. El director mexicano ha encontrado sus métodos y normas. Al igual que Carlos Sorín, parece que tiene todavía mucho que excavar en la veta de historias sencillas, que parecen más pequeñas de los que son. “Encontrar ese ritmo cuesta”, dice el cineasta. “Lo que más me interesan son los personajes y, suelen ser películas pequeñas porque me gusta concentrarlos. No me gusta tener muchas localizaciones porque me gusta estar con ellos. No tengo nada contra los movimientos de cámara, pero me gusta estar ahí y cuantos menos movimientos de cámara haya mejor”.

María Renée Prudencio, como la madre, y los jóvenes Lucio Giménez Cacho y Danae Reynaud, han acompañado al director en la rueda de prensa. “Con los niños ganas y pierdes algo cada día”, explica María Renée Prudencio. “Crecen tan rápido que te estás despidiendo de algo constantemente: hay un goce de nostalgia prematura en la maternidad.”

Club Sándwich va acelerando el peso de las situaciones, y de la tensión sexual,  hasta desembocar en un final pleno de humor. Embecke consigue exactamente lo que se propone. Todo funciona en Club Sándwich aunque nada sobresale como para acaparar el favoritismo para alguno de los galardones.