Una nueva mujer conquista la pasarela de París
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Dries Van Noten insiste en revisitar las culturas orientales. Mientras otros juegan con los códigos masculinos y femeninos, él se divierte trasladando detalles orientales a patrones occidentales.
En su intercambio cultural vemos estampados, tejidos y colores de carácter exótico que se adueñan de prendas que tienen un claro patrón europeo. Pero hay más, y es que además impregna cada uno de los looks de ese aire relajado, casi místico, de la escuela zen.
Vuelven sus bomber de seda estampada y también los motivos florales que recuerdan a los mantones de Manila. Junto a ellos, vemos estampados salvajes y bordados y aplicaciones que recuerdan a la vestimenta tradicional de Mongolia y otros pueblos que viven cerca del techo del mundo.
Si Van Noten mira a oriente, Alexis Mabille le da la espalda y se fija en la cultura norteamericana. El country sirve de pretexto para realizar camisas ribeteadas que el diseñador vuelve sofisticadas con troquelados y aplicaciones.
Toda la propuesta, al contrario que la del belga, es barroca, pesada y parece tener ganas de pisar lujosos salones, despreciando la calle.
Guy Laroche, versionando la camisa
La consigna actual es mezclar, combinar, reunir pero también intercambiar, trasladar, reinventar. Guy Laroche conjuga todos los verbos en su nueva colección de primavera y verano 2014, logrando un estilo moderno, urbano, que además hace guiños a la costura clásica.
Prendas de corte masculino como las camisas blancas y las cazadoras muestran detalles coquetos como los botones de estilo delicado o se dejan acompañar de faldas de volantes, buscando un mix de sensaciones.
La colección es muy completa, con prendas de corte recio para el día y looks sofisticados - y sensuales- para la noche y la fiesta. Sobresale la labor de plegado que se hace con el tejido, siempre aportando movimiento y fluidez a una colección marcada por la estructura rígida.
La gama de colores la han conquistado los tonos neutros y el blanco, dejando el toque de color para la prendas nocturnas; un color verde muy especial que encaja en la paleta cromática con elegancia.
Vemos prendas que parecen estar realizadas con pequeñas teselas y un estampado vegetal de trazo geométrico, abstracto; siempre en blanco sobre negro. Y es que nada se impone sobre el resto, resaltando el conjunto por su patronaje, versatilidad y la elegancia urbana.
Una colección sin edad, que se ajusta a la agenda de una mujer moderna, inquieta, que busca vestir con comodidad sin renunciar al diseño y a las tendencias.
Christophe Lemaire, el equilibrio
Desde hace varias temporadas es una tendencia global. El intercambio de códigos del vestir entre la mujer y el hombre está renovando los armarios para ofrecer a cada personalidad las prendas que mejor van con su estilo.
Christophe Lemaire es ya un experto. Sus colecciones femeninas se adueñan de cortes, patrones y texturas que tradicionalmente usaron solo los hombres para dar forma a colecciones de una feminidad sutil y moderna.
Pantalones y camisas, con pequeños y certeros detalles, rebajan su masculinidad con un toque oriental que se nota en los cortes kimono y los cuellos mao.
De nuevo trabaja con la sastrería clásica, las cazadoras y las camisas, adaptando las prendas a la silueta de la mujer con sencillez, sin evidencias. Se ayuda de una paleta de colores neutros, beige, blanco, negro, y de otros como el verde o en azul noche.
La silueta es relajada, suelta, a veces en forma de trapecio. Una apuesta en la que los géneros no luchan, al contrario. Lemaire es un genio a la hora de mantenerlos en perfecta armonía y equilibrio.
Anthony Vaccarello, potencia sensual
Todo lo contrario hace Anthony Vaccarello, que en poco tiempo se ha hecho un hueco entre la élite de planeta fashion. Su estilo sexy, solo apto para cuerpos perfectos, ha encontrado además a la modelo perfecta, Anja Rubik. La top polaca, y también actriz, pisa con fuerzas las alfombras rojas y siempre logra su objetivo: destacar.
El diseñador belga ha contado con ella para el desfile, uno de los primeros de la semana de la moda de París. La colección es una ecuación que suma sensualidad y control. Los cortes atrevidos y estratégicamente situados provocan juegos de construcción y deconstrucción en las prendas.
Vemos un marcado trazo geométrico. Las faldas llevan triángulos invertidos que provocan un efecto que alarga las piernas. Se apuesta por las asimetrías y destacan los cuerpos de los vestidos y las camisas que se inspiran en el patrón de una chaqueta.
La carta de colores es contenida, rotunda. Blanco, negro y rojo tintan casi todas las prendas y entre ellos destacan la textura fría de la malla metálica plateada, que se acerca a la figura de la mujer, insinuando.
Para la noche, vestidos que siguen esta línea sensual, provocativa y de patrón desestructurado; siempre con retales de transparencias y encajes, tejidos muy femeninos que restan rigidez al cuero y al metal.