Letta quiere ir al Parlamento para comprobar la estabilidad de su Gobierno
- Los parlamentarios de Berlusconi amenazan con dimitir si se le retira el escaño
- El primer ministro ha pactado con Napolitano pedir la confianza de las cámaras
El primer ministro italiano, Enrico Letta, pretende acudir al Parlamento en breve para comprobar la estabilidad del Ejecutivo de coalición que preside, tras la nueva amenaza de dimisión de los parlamentarios de su socio el Pueblo de la Libertad (PDL), del ex jefe del Gobierno Silvio Berlusconi.
Según han informado fuentes de la Presidencia de la República en una declaración, Letta ha acordado esta iniciativa con el jefe del Estado, Giorgio Napolitano, en una reunión mantenida este viernes en Roma al regreso del primer ministro de Nueva York, adonde había viajado para participar en la Asamblea General de la ONU.
"Durante el encuentro entre el presidente y Letta se ha expresado el pleno consenso del presidente de la República sobre el plan que el jefe del Gobierno le ha expuesto y que pretende llevar al Consejo de Ministros de esta noche y, posteriormente, en breve, al Parlamento", señala la escueta declaración.
El primer ministro quería reunirse con Napolitano para consensuar sus próximos pasos, después de que fuera sorprendido en Estados Unidos por la recogida de firmas de los parlamentarios de Berlusconi para comprometerse a dimitir si se le retira el escaño en el Senado por su condena definitiva a 4 años de prisión por fraude fiscal. Los votos de los diputados del PDL son imprescindibles para que Letta pueda gobernar.
Tras la reunión con el presidente de la República, de cerca de una hora y media de duración, Letta se ha dirigido hacia la sede de la Presidencia del Gobierno para presidir la reunión del Consejo de Ministros, donde tiene previsto informar de sus intenciones de ahora en adelante.
"Tensiones insostenibles"
Según los medios de comunicación italianos, Letta ha explicado que el Gobierno no puede seguir adelante con "tensiones insostenibles" causadas por la falta de separación entre el plano gubernamental y el de las cuestiones personales de Berlusconi.
Con esta iniciativa parlamentaria de Letta, que aún se desconoce si llegará en la forma de una cuestión de confianza o de la presentación de un documento programático que se deba votar, el primer ministro pretende poner fin a la "erosión" del Ejecutivo, que ha llevado aparejada la subida de la prima de riesgo italiana en las últimas semanas.
El Consejo de Ministros convocado para después de la reunión con Napolitano tenía como principal asunto de debate evitar la subida del IVA en su tipo general del 21 al 22% a partir del 1 de octubre, pero la cuestión de la estabilidad del Ejecutivo ha acaparado toda la atención.
Los miembros del gabinete se reunieron previamente, no de forma conjunta sino en encuentros de los distintos partidos que lo forman y, según informan fuentes próximas al Gobierno, los miembros de la formación de Letta, el Partido Demócrata (PD), comparten totalmente la visión del jefe del Ejecutivo.
Una semana para el voto
Los ministros del partido de Berlusconi, en el que han surgido también voces discordantes en torno a la dimisión de los parlamentarios, exigen que antes de que se proceda a esa verificación en el Parlamento se afronte la cuestión del sistema judicial italiano, del que se queja el exjefe del Gobierno.
El próximo viernes 4 de octubre, los integrantes de una comisión del del Senado (la Junta para las elecciones y la inmunidad) votarán si hay que expulsar a Berlusconi como senador tras su condena y en caso afirmativo después se tendrá que expresar el pleno de la Cámara Alta.
Berlusconi será expulsado en aplicación de la ley Severino votada durante el pasado Gobierno de Mario Monti (2011-2013) que impide a los condenados de manera definitiva sentarse en el Parlamento. EL PDL alega que es anticonstitucional el uso "retroactivo" de esta ley y por tanto no es aplicable al caso de Berlusconi.
La salida en bloque de los parlamentarios del PDL no supondría directamente la caída del Gobierno, ya que la ley prevé que cualquier dimisión de senadores o diputados tenga que ser autorizada por el hemiciclo y en caso de ser aceptada el escaño pasaría a ser ocupado por un candidato que no entró en el Parlamento. Pero la pérdida de una moción de confianza sí conllevaría la crisis de Gobierno.