García Gascón: "La democracia impuesta no siempre significa más libertad" en Oriente Medio
- RTVE.es entrevista al periodista, que lleva 20 años en la región
- La deriva religiosa en Israel y mundo musulmán puede dar lugar a otros totalitarismos
- El periodista acaba de presentar su libro La cárcel indentitaria
El restaurante ‘Restobar’ de Jerusalén ya no es lo que era. Cambió de dueños en marzo y ahora, como la mayoría en la ciudad, sirve menú kosher y cierra religiosamente los sábados. Puede que mucho hayan tenido que ver las presiones de los ultraordoxos judíos. Los antiguos dueños habían dotado al local de ciertas particularidades. No solo era uno de los pocos restaurantes no khoser de Jerusalén, "sino que era el único del barrio de Rehavia que abría durante el Sabbath”, escribe Eugenio García Gascón en su último libro. Un claro ejemplo del protagonismo que ha cogido la religión en la sociedad israelí. No solo ha ocurrido en Israel, dice, también en el mundo musulmán.
Dos décadas dan para mucho en una región tan convulsa. Él las ha vivido ejerciendo como periodista. Es, junto a Tomás Alcoverro, el periodista español que más tiempo lleva en Oriente Medio. En estos años ha visto cómo la religión ha cobrado un peso social y político especial, y no solo en el mundo musulmán, también en el israelí.
"Cada vez hay más población religiosa que se está expandiendo hacia barrios que no eran religiosos, en el caso de Jerusalén y hay mucha gente de Jerusalén que está emigrando a Tel Aviv o a otras partes del país para huir de la religiosidad", comenta en una entrevista con RTVE.es.
La comunidad ultraortodoxa judía, con 800.000 individuos, el 10% de la población, ha desplegado su influencia en el Parlamento y ha sido clave en los últimos gobiernos. El actual ejecutivo de Netanyahu es el primero en años que no cuenta con la presencia de sus fuerzas políticas.
Jerusalén, la “tres veces santa”
Cuenta un dicho en el país que, “mientras Haifa trabaja y Tel Aviv se divierte, Jerusalén reza”. Y es que, en la ciudad ‘tres veces santa’ (para las tres religiones monoteístas) las Yeshivas, las escuelas rabínicas, se han multiplicado. Cada vez hay más comunidades ultraortodoxas y no solo en el corazón ‘haredím’ de Mea Sharín.
Su tasa de natalidad es muy superior a la del resto del país (siete hijos por familia frente a los 2,4 del resto). La presencia religiosa también se nota en las estructuras del Estado y es cada vez más influyente. Sus principales fuerzas políticas, el Shas y la Unidad por la Torá han ejercido presión por en los últimos ejecutivos.
"Cuando se fundó el estado de Israel, no había ni un solo oficial, ni siquiera ningún soldado, que tuviera kipá. Hoy el 40% de los oficiales del Estado Mayor llevan Kipá. Esto yo creo que rebela la vertiente que está tomando el pueblo judío Israelí", añade el periodista.
"Este corrimiento hacia la religión es una cuestión que no se puede explicar por razones económicas”, matiza el periodista. “Yo lo atribuyo a la 'intrahistoria', más que a la Historia. Es un fenómeno que empuja desde dentro al pueblo judío a ser más religioso...Y yo creo que algo parecido está sucediendo con el pueblo musulmán".
Auge del islamismo político
En Palestina, el movimiento Hamás, la rama gazatí de los Hermanos Musulmanes, se ha extendido como la pólvora. Desde 2007, los islamistas gobiernan Gaza y algunas poblaciones de Cisjordania. Tras la muerte de Arafat, Hamás demostró con su victoria en las elecciones legislativas que su visión rigorista de la sociedad tenía más seguidores de lo esperado, pese a que parte de su respaldo fue un voto de castigo por la corrupción de Al Fatah.
Pero eso no sólo ha ocurrido en Palestina. Las primaveras árabes han dado a los grupos islamistas y salafistas la oportunidad de alcanzar al poder. Así ha sido en Túnez, en Libia, o en Egipto. Y aquí, uno de los países más estratégicos de la región, las consecuencias a corto plazo han sido dramáticas.
Los Hermanos Musulmanes vencieron ampliamente en las elecciones presidenciales, y los grupos salafistas obtuvieron un amplio apoyo para el Parlamento. Pero la deriva autoritaria del gobierno islamista ha provocado una fractura en una sociedad que ya estaba dividida en dos: los que quieren un Gobierno al servicio de la religión y los que quieren un estado laico.
"La democracia no siempre significa más libertad”, apunta García Gascón. “Es lo que estamos viendo en países donde se esta exportando la democracia por la fuerza, que es un idea de los neoconservadores americanos, llevar la democracia a Oriente Medio al coste que sea”.
Ese coste es especialmente caro en Siria. Ya son más de 100.000 muertos en una cruenta guerra civil a la que no se le vislumbra un fin cercano. El régimen, enrocado en sí mismo, reprime con sangrienta virulencia a los opositores.
Entre los rebeldes, los grupos yihadistas, como el Frente Al Nusra o el Estado Islámico de Irak y Levante se han convertido en una fuerza miliciana poderosa e incontrolable. Pero García Gascón recuerda que “esto es algo que no solo esta ha ocurrido con las primaveras árabes, ya teníamos el precedente de Irak".
Conversaciones de Paz, los errores del pasado
Pocos discuten que una paz en Oriente Medio pasa primero por la solución del conflicto entre israelíes y palestinos. Pero, para García Gascón, las nuevas conversaciones están pecando de los mismos errores del pasado.
“No van a conducir a ninguna parte. Como ya ha ocurrido en los últimos veinte años, en todos los intentos que ha habido, a menos que haya una fuerte presión de la comunidad internacional y de EE.UU.", comenta el periodista. “La solución tiene que ser impuesta por la Comunidad Internacional”.
Oriente Medio, parece, se enroca en sí mismo. Quizá sea una crisis de identidad. Quizá sea un proceso histórico. De momento, dice Eugenio García Gascón, es una cárcel identitaria en la que se han quedado atrapados aquellos que respaldan esta deriva religiosa y nacionalista que en las últimas décadas ha ido un poco más al extremo.