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Chris Killip, el fotógrafo que se convirtió en quien quiso ser

  • El museo Reina Sofía de Madrid expone más de cien fotografías del británico
  • La comisaria de la muestra destaca la empatía con que realiza sus trabajos

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Brian Laidler and a Unidentifies Man Netting Seacoal, 1983/2010
Brian Laidler and a Unidentifies Man Netting Seacoal, 1983/2010

Sus primeros retratos los hizo paseando por la playa y diciendo “Sonría, por favor”. Era 1964. Chris Killip pedía a la gente que posara para él y se ganaba la vida en Londres como ayudante de fotografía en una agencia de publicidad. Un viaje a Nueva York en el que visitó, en el MOMA, una exposición de fotografía documental cambió su vida.

Una vida, sin duda, interesante que el Museo Reina Sofía nos cuenta a partir de este miércoles en Chris Killip. Trabajo/work, una exposición que repasa su obra a través de más de un centenar de fotografías en blanco y negro que recogen escenas de la vida cotidiana británica entre 1968 y 2004.

Su lenguaje visual alejado del dramatismo y su empatía a la hora de hacer fotografías son, a juicio de la comisaria de esta muestra, Ute Eskildsen, puntos clave en el trabajo del británico. Pero Eskildsen también destaca su capacidad de “poner de relieve las peculiaridades y diferencias sociales y culturales, cada vez menos visibles en nuestro mundo globalizado”.

La comisaria ha explicado, en la presentación a la prensa de la exposición, que admira también el trabajo de Killip porque sabe reflexionar sobre el trabajo y el tiempo libre de una manera especial, y lo hace en una zona que ha sufrido el desmantelamiento del tejido industrial.

“Me interesa mucho la vida de las personas”, ha confesado el mismo Killip con ese tono amable típico del que sabe empatizar con los demás. Lo ha explicado mientras narraba lo que sintió durante aquellos años en que se dedicó a retratar a los pescadores de Skinningrove, un pueblo “rebelde, terco y aislado” situado entre Whitby y Middlesbrough (nordeste de Inglaterra).

Interesado en los valores y en las personas

“Aquellos hombres estaban obsesionados con el mar, se aferraban a sus valores, consideraban las aguas como territorio suyo, y, por todo esto, me interesaban mucho”, ha explicado añorando esos tiempos en que ya había dejado de ser un fotógrafo comercial y se había convertido en el que quiso ser.

La evolución de Killip se ve claramente a lo largo de las diez series que se muestran en la exposición, que comienza con los retratos que realizó a finales de los años 60 y finaliza con Historia, una serie en la que centra su atención en lugares con carga histórica.

“La fotografía que practico sucede en un lugar y un tiempo específicos y capta momentos reales de la vida de las personas. En cierto modo, me veo a mí mismo como historiador”, afirma un Killip sereno y asombrado de su capacidad de alargar ruedas de prensa contando sus propias batallitas. “En Alemania se muestra la importancia de una exposición en la seriedad con la que se hace la presentación. Aquí, en España, me doy cuenta de que tiene que ver con lo largas que son”, ha bromeado.

La muestra cuenta con imágenes de ancianos, jóvenes trabajadores, niños y familias enteras de vacaciones, pero también con lugares decisivos en su vida, como Newcastle, ciudad a la que llegó para quedarse dos años y en la que estuvo dieciséis.

La retrospectiva ha sido organizada por el Centro de Arte Reina Sofía en colaboración con el Museum Folkwang de Essen (Alemania), donde se pudo ver en 2012.