Tim Burton, el genio inclasificable que creó su propio universo
- Cátedra publica la cuarta edición actualizada de la biografía de Tim Burton
- Marcos Arza analiza la trayectoria de un cineasta con "marca propia"
- El biógrafo cree que en los últimos años la calidad de su obra sufre altibajos
"Si existe una palabra que pueda definir con la máxima precisión la trayectoria cinematográfica de Tim Burton hasta la fecha, esa palabra es libertad. Cineasta inclasificable y libre de prejuicios (...)". Así arranca la biografía dedicada a Tim Burton, firmada por el periodista Marcos Arza, quien cree que el cineasta estadounidense, si no un género propio, ha conseguido crear "una marca propia de referencia".
La Editorial Cátedra acaba de publicar esta semana la cuarta edición actualizada de Tim Burton (Colección Signo e Imagen. Cineastas, 15€), en la que Marcos repasa la filmografía del director californiano hasta la última película estrenada hasta ahora, Frankenweenie (2012), una "obra maestra del cine de animación", dice a RTVE.es.
"Es un director que mira al pasado desde el presente y que está muy preocupado de tener una imagen personal", indica el autor sobre la trayectoria cinematográfica de Burton, nacido en Burbank (Los Ángeles) en 1958 y que inició su carrera en la factoría Disney como aprendiz de animación.
Marcado por la cultura popular televisiva estadounidense de la segunda mitad del siglo XX y "muy, muy cinéfilo", Marcos Arza encuadra a Burton en el grupo de "autores postmodernos" muy influenciados en sus obras por el propio cine, como los hermanos Coen, Quentin Tarantino o David Linch.
En el caso concreto que nos ocupa, Burton está especialmente influenciado por el cine de monstruos de Universal Pictures y el de la británica Hammer Productions, con títulos como Drácula, Frankenstein... De este cine clásico de terror ha adoptado su estética iconográfica para plasmarla en sus películas, en las que pueden verse mil y una referencias más o menos explícitas a ello.
La virtud de Burton
Para Marcos, la "gran virtud" del director estadounidense es que consigue hacer películas "muy personales y a la vez comerciales", aunque precisa que eso ocurre "cuando es plenamente dueño de su producto".
En opinión del biógrafo, que no ha tenido la oportunidad de conocer personalmente a Burton -"a veces es mejor no conocer a la gente que admiras", confiesa-, la obra del cineasta californiano ha perdido en los últimos años parte de su libertad para imponerse lo comercial, lo que achaca a "imposiciones" de los estudios o a que pueda tener su "discurso agotado".
A su juicio, el "punto de inflexión" se produce en 2001 con su remake de El planeta de los simios, y añade como otra "desafortunada actuación" su versión de Alicia en el país de las maravillas (2010), en la que contó con un gran presupuesto al que no le supo sacar el partido que obtuvo, por ejemplo, con su Batman vuelve (1992).
Aunque, matiza Marcos, que, en un escaso margen de tiempo, Burton es capaz de hacer "lo peor y lo mejor", refiriéndose a Frankenweenie (2012), rodada poco después de su versión del cuento de Lewis Carroll y película de "referencia" en el cine de animación, junto a títulos como Pesadilla antes de Navidad (1993) -cinta en la que fue productor, no director- o La novia cadáver (2005), todas ellas filmadas con la técnica stop-motion (animación fotograma a fotograma con muñecos reales). En este campo, según Marcos, Burton "ha sentado cátedra" y, al igual que ocurre con los productos de Pixar, se sabe cuándo se está ante una creación de Burton.
Sus grandes títulos y su actor fetiche, Johnny Depp
Para el biógrafo, "no hay una película en la que veas el universo Burton cien por cien delimitado", pero sí cita varias que considera las más conseguidas del director: Eduardo Manostijeras (1990), Ed Wood (1994), Sleepy Hollow (1999) y las ya citadas Pesadilla antes de Navidad (1993) y Frankenweenie (2012).
En esos tres primeros títulos, no de animación, encontramos otra de las características del cine de Burton: el protagonista, Johnny Depp, "su alma gemela" y "actor fetiche", un actor que "habita en su mismo universo". Y también otro rasgo definitorio: "la reivindicación del personaje diferente, el outsider, el monstruo, el friki...", películas en el que el "monstruo" es el personaje "normal".
Para Marcos Arza, que confiesa que Eduardo Manostijeras es la cinta a la que "más cariño" profesa de las de Burton, cree que la filmografía futura del director estadounidense es "una incógnita" después de los altibajos de la última década.
"Da la sensación de que se quiere copiar a sí mismo, cuando no necesita hacerlo", concluye este experto sobre la obra de Tim Burton, el genio inclasificable.