Caja Madrid dijo a los clientes de preferentes que se las recompraría si necesitaban el dinero
- Así lo demuestra el argumentario para colocar la emisión de 2009
- Ese documento ha sido incorporado a la instrucción del juez Andreu
- Era la respuesta ordenada para la pregunta "¿Qué pasa si necesito mi dinero?"
Los empleados de Caja Madrid que en 2009 vendieron participaciones preferentes debían comunicar a sus clientes que, en caso de necesitar el dinero invertido en ese producto, la entidad les recompraría los títulos "en un plazo máximo de 7 días hábiles". Así se establece en el argumentario distribuido por la caja en su red de oficinas y que se ha sido añadido a la instrucción abierta por el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu sobre la comercialización de las preferentes.
Esa era la respuesta a la pregunta del cliente"¿Qué pasa si necesito mi dinero?" que aparece marcada en las dos versiones de ese argumentario -la provisional y la final- y un documento de estrategia comercial que han sido aportados a la causa judicial por el colectivo 15mPaRato, que ejerce la acusación en ese procedimiento.
Según se recoge en esos documentos, el argumentario no debía estar "a la vista de los clientes", dadas las limitaciones impuestas por la CNMV a la publicidad de este tipo de emisiones.
Tras señalar que las preferentes cotizarían en el mercado de renta fija y que Caja Madrid suscribiría "un contrato de liquidez con una o varias entidades", se añadía que existiría "un mercado secundario en la propia entidad", con lo que se comprometía a recomprar los títulos "en un plazo máximo de 7 días hábiles".
Se garantizaba la recompra "a precio de mercado"
La Caja advertía de que la recompra se efectuaría "a precio de mercado, que podrá ser mayor o menor que el precio de adquisición".
En el documento de estrategia comercial -correspondiente a la zona de Toledo-, se fijaban objetivos para la colocación de preferentes: 50.000 euros diarios las oficinas grandes, 35.000 euros diarios las medianas y 25.000 euros diarios las pequeñas.
La emisión de 2009, de 3.000 millones de euros, ofrecía una rentabilidad del 7% nominal anual fijo durante los cinco primeros años y el euríbor a tres meses más el 4,75%, a partir de entonces.
"Una gran oportunidad para todos aquellos clientes que deseen obtener durante un amplio plazo de tiempo un rendimiento muy atractivo", señala el argumentario.
Ese documento plantea como una posible pregunta de los compradores "Si es tan seguro, ¿por qué me pagan más de lo habitual?", a la que los empleados de Caja Madrid debían responder que al no tener "vencimiento definido" -el documento evita la palabra "perpetuo"- y estar vinculados a la obtención de beneficios distribuibles "deben remunerarse mejor que otros pasivos de las entidades".
"Caja Madrid, en posición destacada dentro del sistema bancario"
El argumentario también preparaba a los empleados de la Caja para el caso de que alguien les mostrara su preocupación por la bajada de la calificación rating de Caja Madrid. "El sistema financiero español destaca sobre todos los demás por su solidez y solvencia y, dentro del sistema español, Caja Madrid ocupa una posición destacada", debía ser la respuesta, en la que había que incluir el comentario de que "todo tipo de emisores" habían visto rebajada su calificación ante "la evolución de los mercados internacionales".
Si la pregunta era por las garantías de la emisión, debían admitir que no estaba cubierta por el Fondo de Garantía de Depósitos, pero que contaba "con la garantía 100% de Caja Madrid".
Los documentos aportados a la causa señalaban que la emisión de preferentes era "vital para la entidad" y pedían la implicación de todos los trabajadores de la Caja: "Todos debemos participar en la venta activa".
La estrategia diseñada por Caja Madrid implicaba contactar con todos los clientes posibles, incluidos los que ya poseían preferentes de la emisión de 2004, pese a que ésta tenía una rentabilidad menor y la entidad no preveía amortizar esos títulos.