Culmina la Cumbre Iberoamericana con mensajes sobre renovación, comercio y narcotráfico
- Los líderes han aprobado que la reunión de la Cumbre sea bienal desde 2014
- Iberoamérica reitera su petición de que EE.UU. retire el bloqueo sobre Cuba
- Los líderes han agradecido su labor al secretario general en su última cumbre
La XXIII Cumbre Iberoamericana ha culminado este sábado con mensajes que insisten en la necesidad de renovar la relación entre América Latina, España y Portugal, en cuestiones como el comercio y la inversión, sin olvidar las habituales menciones a la interminable lacra del narcotráfico.
El mandatario anfitrión, el presidente panameño Ricardo Martinelli, ha abogado por lograr "más Iberoamérica" con "más acción de parte de los gobiernos y de las sociedades".
Martinelli ha apuntado que "el equilibrio entre la parte ibérica y la latinoamericana está cambiando" por un contexto económico global en el que América Latina debe encontrar en la comunidad Iberoamericana "un instrumento útil para emerger económicamente" con España y Portugal como socios.
El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, por su parte, ha animado a las empresas latinoamericanas a establecerse en su país al subrayar que la región "siempre ha sido una oportunidad para España" y "España también es una oportunidad" para ella.
En la reunión celebrada en Panamá este fin de semana se ha aprobado de manera definitiva la reforma, consensuada ya en Cádiz, que afecta a la frecuencia de sus reuniones, que pasa a ser bienal a partir de 2014, y a la estructura de su órgano coordinador, la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB).
Los jefes de Estado y de Gobierno han rubricado los cambios en tres documentos, La Declaración de Panamá, un Plan de Acción, y la Resolución sobre la Renovación de la Conferencia Iberoamericana.
Apoyo a Colombia, Cuba y Argentina
En Panamá, los líderes iberoamericanos han aprobado catorce comunicados especiales, a propuesta de los países, entre ellos uno de respaldo a las negociaciones que el Gobierno de Colombia mantiene con la guerrilla de las FARC, incorporado a última hora.
Se han aprobado además los habituales de respaldo a Argentina en su conflicto por la soberanía de las Islas Malvinas con el Reino Unido, la demanda del levantamiento del embargo estadounidense a Cuba, otro de apoyo al uso del idioma español en los foros multilaterales, y varios más sobre el masticado de coca, el derecho al agua o contra el terrorismo.
La Declaración de Panamá resume una serie de compromisos de los líderes en 33 puntos, en los que se parte de la "voluntad de profundizar la discusión sobre la proyección de la Conferencia Iberoamericana".
El Plan de Acción incluye una serie de encargos dirigidos a la SEGIB para poner en marcha diversas iniciativas en los próximos meses, entre ellos la elaboración de una Agenda Digital Cultural para Iberoamérica y la creación de "un portal/plataforma virtual de enseñanza no formal, abierta y gratuita" en colaboración con las redes universitarias.
Esta iniciativa será sometida a la aprobación de la próxima cumbre, que se celebrará en 2014 en Veracruz (México), cuyo asunto central será la educación superior en el área iberoamericana, según ha adelantado el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto.
Sin embargo, los gobernantes no han alcanzado un acuerdo sobre la creación de un Fondo de Cooperación, idea que han dejado para más adelante, así como la nueva distribución de cuotas de financiación de la Secretaría general Iberoamericana.
La Cumbre despide a Iglesias con agradecimiento
Los gobernantes de América Latina han expresado en su Declaración de Panamá su "profunda gratitud" al secretario general iberoamericano, el uruguayo Enrique Iglesias, de 83 años, que se ha despedido de ellos en esta cumbre ya que deja ese cargo que ejerció en los últimos 8 años.
Iglesias recibió el reconocimiento y cariño de los mandatarios presentes, y también del rey Juan Carlos, ausente por primera vez en una cumbre iberoamericana por su convalecencia de la operación de cadera, por su labor al frente de la SEGIB.
La Cumbre de Panamá registró notables ausencias ya que además de la del rey Juan Carlos, once presidentes latinoamericanos no han acudido, por diversas razones