Juncker busca la reelección en Luxemburgo tras 18 años en el poder
- Es el favorito pese al escándalo de los servicios secretos por el que dimitió
- El CSV ha ganado siempre desde la II Guerra Mundial salvo las de 1974
- Su rival es una posible coalición tripartita entre socialistas, liberales y verdes
Jean-Claude Juncker, el jefe de Gobierno más veterano de Europa, busca la reelección como primer ministro de Luxemburgo, en unas elecciones anticipadas a las que llega como favorito pese al escándalo en los servicios secretos que le obligó a renunciar hace tres meses.
Ante la ausencia de encuestas, el favoritismo de Juncker viene respaldado por la popularidad que el veterano dirigente mantiene entre los luxemburgueses y la tradicional fidelidad de estos hacia su partido -el democristiano CSV-, que ha ganado todas las elecciones desde la Segunda Guerra Mundial salvo las de 1974.
Los comicios serán a priori los más duros en la dilatada carrera del dirigente, que ha sido primer ministro durante 18 años y que lleva tres décadas como miembro del Gobierno.
La amenaza para Juncker, a quien los analistas dan como vencedor seguro en las urnas, es una posible coalición tripartita entre socialistas, liberales y verdes.
En una entrevista publicada el viernes, el político conservador ya advirtió ante un posible intento de desbancarle de esta forma, recordando que nunca se ha pactado para apartar del poder a la fuerza más votada. "Tenemos la impresión de que todos nuestros oponentes querrían hacer todo para eliminar a los socialcristianos del poder", aseguró Juncker.
En las últimas elecciones (2009), el CSV obtuvo 26 escaños de los 60 del Parlamento, por 13 de los socialistas, 9 de los liberales y 7 de los ecologistas.
Las alternativas apuestan por la renovación
Como principales alternativas se presentan el actual ministro de Economía, el socialista Etienne Schneider (LSAP), y el liberal Xavier Bettel (DP), jefe de la tercera fuerza política del país.
El mensaje de éstos se ha centrado en subrayar la necesidad de regeneración política en el país, frente a la apuesta por la experiencia que representa Juncker, que ha hecho campaña bajo el lema "leal y estable".
El país, pese a contar con la mayor riqueza per cápita de la Unión Europea, no ha sido inmune a la crisis y ha experimentado en los últimos años un importante aumento de la deuda pública y un incremento del paro, aunque este sigue siendo relativamente bajo.
Además, la presión internacional forzará a Luxemburgo a poner fin al secreto bancario, del que se han servido durante décadas sus bancos para atraer clientes.
La oposición acusa a Juncker de haber olvidado durante años sus tareas en Luxemburgo en favor de sus responsabilidades en Europa, donde fue presidente del Eurogrupo hasta principios de este año y se erigió como uno de los líderes más influyentes.
Escándalo de los servicios secretos
Esa supuesta falta de atención a los problemas domésticos habría hecho, según sus críticos, que Juncker pasase por alto los desmanes en los servicios secretos del país, escándalos que finalmente le costaron el puesto.
Una comisión de investigación puesta en marcha en el parlamento consideró al jefe del Ejecutivo como "responsable" político de toda una serie de supuestas irregularidades cometidas por el departamento de inteligencia (SREL), entre ellas escuchas ilegales y malversaciones de fondos.
Los supuestos abusos se habrían iniciado a mediados de los años 80, cuando el país registró una oleada de ataques con bomba, el conocido como caso "Bommeleeër", cuya investigación se ha reabierto y en la que aparecen involucrados agentes de la seguridad nacional.
Desde entonces, se acumulan supuestos excesos dentro del SREL, incluidas grabaciones al propio primer ministro a cargo del jefe del espionaje valiéndose de un reloj modificado y controles injustificados a miles de ciudadanos.
Entre 2004 y 2009 la comisión de investigación constató todo tipo irregularidades, incluidos turbios negocios del SREL en el extranjero, ante los que supuestamente el primer ministro no tomó medidas ni informó a los diputados adecuadamente.
Juncker reconoció "errores"
Ante el parlamento, Juncker aseguró desconocer en todo momento los supuestos delitos, aunque reconoció ciertos "errores" por no haber vigilado todo lo estrechamente que habría podido al servicio secreto.
Las urnas servirán mañana a modo de plebiscito sobre la gestión del veterano dirigente del país, cuya vida política ha transcurrido habitualmente con total calma.
En total, 238.587 de los algo más de medio millón de habitantes del país están llamados a elegir a los 60 nombres que ocuparán durante los próximos cinco años la Cámara de los Diputados.
El voto es obligatorio para las personas registradas en el censo electoral de Luxemburgo, país que cuenta con tres lenguas oficiales (luxemburgués, alemán y francés) y donde gran parte de la población es de origen extranjero, principalmente de Portugal, Francia e Italia.