Kechiche: "'La vida de Adèle' ha sufrido mucha censura, la evidente y la perniciosa"
- RTVE.es entrevista al director de la película ganadora de la Palma de Oro en Cannes
- Llega precedida de una doble polémica: su censura y la dureza del rodaje
- El director lamenta que su película sea "molesta" en Francia
- La actriz Adèle Exarchopoulos admite que el rodaje fue "difícil"
La vida de Adèle consiguió un hito en el pasado Festival de Cannes al lograr la Palma de Oro para su equipo, personificado en su director, el tunecino Abdellatif Kechiche, y sus dos actrices protagonistas, las francesas Adèle Exarchopoulos y Léa Seydoux. Las dos actrices eran las primeras mujeres en lograr una Palma de Oro tras la única que había recaído hasta ahora en el sexo femenino, la de la directora Jane Champion por El Piano en 1993.
Aclamada también por la crítica, la cinta llega a España este viernes precedida por una doble polémica: la de la censura que se ha impuesto en algunos países, como Túnez, y estados de Estados Unidos como Idaho, por abordar explícitamente escenas de sexo lésbico; y la que ha suscitado en Francia la forma de trabajo del director tunecino.
El filme, inspirado en el cómic de Julie Maroh Le bleu est une couleur chaude, cuenta la historia de Adele (Adèle Exarchopoulos), que a los 15 años no tiene dudas de que una chica debe salir con chicos hasta que se enamora sin esperarlo de Emma (Léa Seydoux), una joven de pelo azul. Sus sentimientos y su identidad se volverán confusos y su entorno, familiares y amigos, someterán a Adele a una serie de juicios.
Tras las imágenes de felicidad que pudimos ver en Cannes de Kechiche y sus dos actrices recogiendo el galardón, las protagonistas han criticado en distintas entrevistas la dureza del rodaje e, incluso, algún sindicato francés ha denunciado las condiciones de trabajo bajos las órdenes del tunecino.
"La película ha sufrido mucha censura", asegura en una entrevista con RTVE.es Kechiche, de visita en Madrid para promocionar la película. "La idea de la película molesta y, a menudo, al frente de las instituciones hay personas de otra época y mentalidad oscurantista y llenas de tabús y complejos, no aptas para mirar al mundo y a la modernidad", afirma el director, que añade que, además de esta "censura evidente" hay otra "perniciosa".
"Hay varias formas de censura, la evidente de prohibir la película; y luego la censura más perniciosa y perversa, que consiste en crear polémicas y hacer que se olvide lo que cuenta la película", afirma.
La Palma que no alegró a Francia
Tras disfrutar del momento "solemne" y "prestigioso" de recoger la Palma de Oro, Kechiche ha llegado a decir que se ha sentido "humillado, deshonrado y rechazado" y que la película no debería haberse estrenado.
"Pasaron cosas no muy hermosas. Pensaba que en Francia se alegrarían mucho más de tener una Palma de Oro porque el cine francés va muy mal y está en crisis", explica el director, quien lanza la acusación a "quienes manejan las riendas del cine francés" de "tratar de perturbar la visibilidad de la película desde Cannes" un tipo de "censura" que cree que "continúa y que, sin duda, continuará".
"Hay algo en mis películas que desestabiliza; el espíritu reaccionario se siente molesto por lo que yo hago", afirma el tunecino, que tiene a sus espaldas otros cinco largometrajes, algunos también muy premiados como La faute à Voltaire (2000) o Cuscús (2007).
Kechiche lamenta además el perjuicio que toda esta polémica puede suponer para La vida de Adèle porque "olvidamos lo esencial, lo que cuenta la película y esa aspiración a conseguir la libertad de la juventud y a que ame libremente". En su opinión, "eso es lo que molesta y se trata de ahogar el espíritu de la película".
"Irrespetuoso" hablar de sufrimiento en el rodaje
Sobre las quejas respecto a la supuesta dureza del rodaje -las dos protagonistas hablaron en medios estadounidenses de que estuvieron 10 días para rodar una escena de sexo de diez minutos o que repitieron 100 veces una toma de 30 segundos-, el director tunecino las ha querido zanjar radicalmente, ya que cree "irrespetuoso" hablar de "sufrimiento" cuando se hace cine.
"No es lógico hablar de sufrimiento cuando haces el oficio del cine. Puedes hablar de sufrimiento cuando eres enfermera y ves todos los días enfermedad, muerte, llantos, sangre... o un obrero de la construcción que tiene que levantar sacos de hormigón, traga polvo y trabaja con una taladradora, eso es hablar de sufrimiento... o todos los que van en el metro por las mañanas, pegados unos a otros, y con salarios muy bajos... Toda esa gente podría hablar de sufrimiento, o los que no tienen trabajo, pero que hable de ello la gente del cine lo encuentro una indecencia y una falta de respeto al espectador", afirma.
Kechiche destaca el "privilegio" de trabajar en el cine y señala directamente a una de sus protagonistas, Léa Seydoux, para referirse a su "exorbitado salario". "Con un mes de su salario, podrían vivir 50 familias de clase obrera. Por eso es indecente e irrespetuoso hablar de sufrimiento para los que sufren realmente", cuenta algo exaltado el director, quien reconoce que le "revuelve mucho" este tema.
Un rodaje algo "desestabilizante"
Pese a todo, asegura llevar una "buena relación" con las actrices y pone como muestra de ello que la otra protagonista, Adèle Exarchopoulos, haya viajado a Madrid a promocionar la película.
Por su parte, la joven actriz -ahora tiene 19 y cuando rodó tenía 18-, no ha querido entrar demasiado en la polémica y ha negado que el rodaje hubiese sido una "pesadilla", aunque ha acabado reconociendo que el rodaje sí fue "duro".
"Era una aventura humana, con altos y bajos, como la pasión. Y como todos los trabajos, donde la gente se quiere y se comparte, pues se han pasado momentos duros. Y Abdellatif trabaja sin tregua y demanda mucho, pide que te abandones, que tomes riesgos, y, a veces es un poco desestabilizante y es difícil", confiesa a RTVE.es.
Y cuando se le pregunta si volvería a rodar con Kechiche se limita a decir: "Ya veremos".
Exarchopoulos, que pese a su corta edad ha rodado ya nueve películas desde que tenía 12 ó 13 años y su padre la apuntó a clases de arte dramático para que tuviese una actividad, dice sentirse a gusto cuando trabaja, pero no cuando la preguntan por su trabajo -"mata un poco la magia"- y su próximo papel será de tartamuda en Qui vive, de Marianne Tarrdieu.
El lenguaje verdadero de los ojos
Polémicas aparte -o incluidas-, La vida de Adèle es una obra maestra, tanto en lo formal como por su gran trabajo actoral, y en la que su director cree que prima más la diferencia de clases que la sexualidad y en la que también se habla de la libertad.
Los característicos primerísimos planos cortos de Kechiche son la respuesta a su forma de "sentir la puesta en escena" porque cree que "en la expresión de los ojos hay un verdadero lenguaje que va más allá de lo que el rostro expresa". Y otra forma de captar la expresividad son sus escenas de gente comiendo, que se repiten en esta película. "Es muy hermoso filmar a personas comiendo, sus rostros, sus bocas... Me emocionan mucho esos momentos de la vida, y rodarlos", explica.
El director tunecino asegura no haberse planteado 'un antes y un después' de la Palma de Oro en su carrera, aunque asegura que no quiere hacer películas de grandes presupuestos. "Me apetece hacer películas con pequeños presupuestos porque me gusta crear la intimidad con los actores, los técnicos, los productores de la película... se conserva una especie de espíritu de familia", cuenta.
No obstante, dice no estar cerrado a las llamadas de Hollywood: "Quizás Hollywood pueda adaptarse a mí", concluye.