Muñoz Molina lamenta el desempleo, la corrupción y la impunidad de los responsables de la crisis
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El novelista Antonio Muñoz Molina ha comenzado su discurso hablando del oficio de escritor, cuya primera singularidad es –ha dicho– “que la necesidad humana que satisface es una de las más intangibles, aunque también una de las más universales: la de saber historias y la de contarlas, es decir, dar una forma inteligible al mundo mediante las palabras”.
Muñoz Molina ha calificado el oficio de la escritura como el más antiguo que existe y es –ha explicado– más útil de lo que parece. Pero también ha destacado que es un oficio incierto porque “en él, y esta es su segunda singularidad, la experiencia no ofrece ninguna garantía, y puede haber una divergencia escandalosa entre el mérito y el reconocimiento”.
El escritor jinense ha hablado también del esfuerzo que supone dedicarse a escribir y ha criticado el hecho de que, en ocasiones, sea reconocido de inmediato y que, en otras sea, ignorado. Pero ha ido más lejos aún, y ha llamado la atención sobre el desaliento de la profesión en estos “tiempos de incertidumbre tan amargas”.
Desempleo, corrupción e inmunidad
Además, ha hecho referencia a uno de los principales problemas que tenemos en España, el desempleo. Pero también ha hecho alusión a la corrupción. “Es difícil hablar de la perseverancia y el gusto del trabajo en un país en el que tantos millones de personas carecen angustiosamente de él".
"Es casi frívolo divagar sobre la falta de correspondencia entre el mérito y el éxito en literatura en un mundo donde los que trabajan ven menguados sus salarios mientras los más pudientes aumentan obscenamente sus beneficios, en un país asolado por una crisis cuyos responsables quedan impunes mientras sus víctimas no reciben justicia, donde la rectitud y la tarea bien hecha tantas veces cuentan menos que la trampa o la conexión clientelar; un país donde las formas más contemporáneas de demagogia han reverdecido el antiguo desprecio por el trabajo intelectual y conocimiento”, ha seguido.
El escritor andaluz ha concluido su alocución hablando del "aire de libertad" que ya se respiraba en el año en que José Hierro recogió su galardón en estos mismos premios, en 1981. “Ese aire , a pesar de todos los pesares, lo seguimos respirando 32 años después, que constituyen el periodo más largo de libertad que se ha conocido en la historia entera de nuestro país”, ha dicho.