Los erasmus españoles ganan su primera batalla pero lucharán por mantener el acceso a las becas
- Los erasmus españoles no se dan por conformes con la rectificación de Wert
- Mantendrán su campaña para que no se restrinjan las ayudas del Estado
- El Ministerio busca maximizar los beneficiarios de las becas Erasmus
- Para los erasmus, el filtro de las becas generales genera injusticias
En un relato de apenas 48 horas, España ha vivido un vaivén político y social en tres actos alrededor de las becas Erasmus. Primero, el Ministerio de Educación aplicó una medida inesperada que suprimía la ayuda estatal para los estudiantes que no fueron becados en el curso pasado. Segundo, una oleada de críticas de estudiantes, partidos políticos y de la propia Comisión Europea pidiendo que no se penalice a los alumnos, muchos de ellos ya instalados en su ciudad de destino. Y tercero, una rectificación exprés del Gobierno, que ha prorrogado la actual ayuda complementaria un curso más.
¿Es un final feliz? Sí, pero no. Para los estudiantes, supone unos meses de tregua en los que se soslaya el problema, pero el meollo de la trama no termina. Por eso, un minuto después de celebrar la rectificación del ministro Wert, los erasmus españoles repartidos por Europa -unos 39.000 este curso, según los datos de Educación- mantienen sus movilizaciones y campañas, alertados por lo sucedido.
Laura Zornoza, la estudiante cuya iniciativa en internet para frenar la medida del Ministerio de Educación ha alcanzado las 200.000 firmas, califica la rectificación de Wert de "parcial" y anuncia que su campaña sigue adelante. Este miércoles entregará las firmas que ha recogido hasta el momento en el Ministerio de Educación. "Nos hemos hecho oír pero hay que seguir luchando", asegura.
"Agradecemos al ministro que nos haya escuchado, pero su anuncio es solo una rectificación parcial. La campaña que inicié pedía la rectificación no solo para este año, sino para todos los futuros erasmus. Por mi parte, la campaña va a seguir abierta y vamos a seguir luchando. Tenemos que aprovechar el movimiento que se ha generado estos últimos días y seguir ejerciendo presión para que la rectificación se haga permanente y continúe en las próximas convocatorias".
Hace apenas 24 horas, muchos erasmus españoles, indignados por conocer esta noticia cuando se hallaban instalados en sus ciudades de destino desde hace dos meses y contaban con este dinero para manutención o para pagar la residencia, explicaban a RTVE.es la diferencia que supone cobrar la ayuda del Estado para su manutención y cómo a algunos ya no les salían las cuentas para seguir costeándose su estancia en las universidades europeas.
Ayudar a más gente o ayudar con más dinero, el dilema
La ayuda que reciben los erasmus españoles se compone de una aportación de la UE, 115 euros al mes, una de la comunidad autónoma (no todas la ofrecen) y la del Gobierno, la que Educación ha 'indultado' este año pero pretende eliminar el año próximo, de 100 euros mensuales para todos, más 85 euros mensuales para quienes tuvieran una beca general.
La cuestión gira en torno a cómo distribuir unas cantidades que de todas maneras son a día de hoy insuficientes para cubrir los gastos medios de un estudiante en el extranjero, y que casi siempre precisan de la ayuda familiar -menguada por situaciones de paro prolongado, deudas o la coincidencia de varios hijos estudiando- o de los ahorros que han podido acumular trabajando antes de emprender su viaje.
Lo ejemplifica Alba Villameriel, estudiante de Publicidad y Relaciones Públicas en la Universidad Complutense que cursa su tercer año en La Haya. No es becaria del Ministerio, así que de haberse aplicado la orden ministerial, solo recibiría los 110 euros de la UE y, compartiendo piso con un compañero, tiene unos gastos corrientes de unos 650 euros mensuales. "Mis padres tienen que hacer un esfuerzo elevado", reconoce, "pero no tanto como el que tendrían que hacer sin la ayuda".
"Mucha gente no entenderá el dramatismo de todo esto por 100 euros al mes, pero realmente la mayoría de nosotros tomamos la decisión de realizar una beca Erasmus porque contábamos con esa ayuda", reflexiona María García, estudiante de Periodismo y Ciencias Políticas, y erasmus en Groningen (Países Bajos), que necesitó la ayuda de su abuelo para poder pagar la matrícula.
“"Es deplorable que el Ministerio alardee de mandar a muchos erasmus fuera, cuando no se preocupa de darnos las condiciones que merecemos"“
El Ministerio subraya que, en la mayoría de países de la UE, el Estado no realiza aportaciones complementarias y que, también a diferencia de otros países, España prioriza el número de becarios erasmus antes que la cuantía de las ayudas, que en otros países oscila entre los 400 y los 800 euros al mes.
Por eso, defiende, este año hay 39.000 erasmus españoles en universidades europeas, y es el país de la Unión Europea que más estudiantes envía al extranjero dentro del programa de movilidad Erasmus, en proporción a la población total universitaria, que es el baremo que utiliza la UE para distribuir las ayudas, por lo que también "es el país que menos dinero recibe de la UE".
A pesar de este razonamiento, a Cristina y Leticia, dos universitarias en Presov (Eslovaquia) les sorprende que "Grecia, yendo ya por su tercer rescate por la Unión Europea, se permita el lujo de beneficiar a sus estudiantes erasmus con 300 euros de beca al mes".
O Julia Veiga, que acudió a la Sorbona parisina desde Madrid atraída por su prestigio para estudiar Lenguas Modernas, ve para su asombro que el gobierno francés le ayuda con un 40% del alquiler, y recibe 116 euros a mes, más de lo que le ayuda España.
“Es deplorable que el Ministerio alardee de poder mandar a muchos erasmus fuera, cuando no se preocupa de darnos las condiciones que merecemos”, lamenta Mª Ángeles Fernández, que cursa su último año de Bellas Artes en Tournai (Bélgica) y paga 320 euros mensuales por un piso de alquiler.
El discutido filtro de las becas generales
Laura Villarrubia, que cursa el último año de Ingeniería de Caminos en Lyon (Francia) no encuentra "ninguna lógica a que se beneficien de las becas Erasmus únicamente quienes tuvieron la beca general el año pasado. Me pregunto qué sucede si tu vida económica ha empeorado o mejorado. Haber recibido la beca un año no significa que ya siempre la vayas a necesitar, ni viceversa".
Y hay quien como la valenciana Cynthia Rodríguez, una erasmus en Bolonia, recrimina los criterios, a su juicio dudosos, con los que se conceden las becas generales. “Lo que más impotencia me crea es saber de primera mano que la beca general del Ministerio es la ayuda económica más confusamente distribuida que conozco".
"Gente que por mudarse de su ciudad a otra le dotan de 3.000 euros, otra gente que ni siquiera se puede permitir mudarse y tiene que ir y volver en trenes todos los días de dos o tres horas, gente a la que ni siquiera le pagan la matrícula y otros que emplean ese dinero para irse de vacaciones o realizarse operaciones estéticas. Es un dinero mal repartido, y usarlo como filtro me parece hasta vergonzoso", denuncia.
Por otra parte, el acceso a becas generales está condicionado por el número de créditos mínimo al que hay que matricularse y que hace que estudiantes como Joana Porcel, con una beca Erasmus, no consiguiera renovar su beca general en el curso 2012-2013 pese a tener "una situación económica bastante precaria" y a punto ha estado de tener que hacer la maleta para volver.
Becas Erasmus, necesarias
No pocos estudiantes se rebelan contra la imagen frívola del programa Erasmus y defienden su necesidad, tras 26 años de historia, y su urgencia en tiempos de crisis.
Laura Villarrubia, estudiante en la Universidad de Castilla-La Mancha, subraya "la necesidad que existe de salir fuera de España". "Los erasmus tenemos muy mala fama. En muchas ocasiones se piensa que nos vamos buscando sólo fiesta y, de verdad, esto no es así. En la actualidad, es un programa absolutamente necesario dado el paro juvenil y el de gente con cualificación superior".
"No sabes lo que es un erasmus hasta que no te lanzas a la aventura", narra María García, que reconoce que empezó su beca con ese prejuicio de mucha fiesta y poco estudio.
"Nadie por motivos económicos debería quedarse sin la oportunidad de mirar al mundo con otra perspectiva. Lo peor de todo es que con medidas y gobiernos como este, a mí se me quitan las ganas de volver a España. Y estoy segura que para muchos de nosotros el programa Erasmus solo será el primer paso de un gran recorrido de la 'movilidad exterior'", concluye con ironía.
Por eso, los erasmus españoles por Europa continuarán su campaña en las redes sociales (Youtube, Facebook, Twitter), que ha pasado del duelo de #ErasmusRIP a la reivindicación con #SalvemosErasmus, que quieren proyectar al resto de países de la Unión Europea, defendiendo el programa Erasmus no solo como una experiencia vital de crecimiento personal sino como una inversión en educación como vía para salir de la crisis.